Bruscamente sus párpados se despegan entre ellos para abrir paso a la luz del sol. El hombre con tan solo una camiseta celeste y pantalones azules yace echado en medio del césped verde brillantes de las llanuras sin un visible final. -¿Dónde...? ¿Qué es este lugar?- Se preguntó. A su lado derecho podía ver un grupo de pinos más bien de color verde oscuro. A su izquierda habían árboles frondosos con colores más vivos. - Necesito encontrar civilización.- Pensó, pues quería volver a su hogar. Así que optó por el camino que le pareció más amigable. -Que hermoso lugar- Admiró, -pero hay algo extraño aquí.- Y siguió caminando por los coloridos aunque escasos árboles, mientras sentía la presencia que lo acechaba a sus espaldas.
El cansado sujeto logra colisionando dos piedras por fin crear fuego. Emocionado se sienta frente a su creación, admirando y disfrutando el calor de las ramas y hojas que emiten la naranja energía. -Fuego-. Exclamó lagrimeando. Después de los cinco días de hambre, frío y soledad por fin se siente acogido por la naturaleza. Sin embargo los escalofríos no tardaron en volver. La flora a sus espaldas se estremecen por el rápido pasar de una animal, cuya esquiva sombra se distinguió mayor. El asustado individuo toma una lanza que logró moldear desde un palo con una filosa piedra. Frente a él y saliendo camuflado de entre las sombras del oscuro bosque de pinos aparece la bestialidad. -Me tomó unos días darme cuenta de los extraño del lugar. Me está tomando solo uno para volverme loco.- Se le ocurrió. Una criatura de verde y escamosa piel con cabeza esquelética asemejando una calavera con grandes cavidades oculares sin vida y con una mandíbula ancha de la cual sobresalen colmillos afilados. Le sigue un largo cuello que conecta con un nulo torso que se divide en cuatro largas extremidades. Piernas fibrosas que acaban en tres dedos arrugados con rojas y largas pesuñas. Dos de sus patas se flectan hacia adelante y las otras hacia atrás. El hombre amenaza al animal con el palo, pero este apenas siente una brisa. Con un feroz, agudo, pero a la vez grave, y heteróclito rugido, el monstruo rasga los antebrazos del hombre, haciendo que su lanza vuele girando lejos. Indefenso, el sujeto es atrapado entre los dedos de la criatura y apretujado. La mandíbula de la bestia se abre como un gran cofre y sus colmillos como estalactitas de una cueva arrancan de un fugaz bocado el frágil cuello de su presa, salpicando el jugo vital del humano y manchando el bosque de pinos.
Todo es negro...
Bruscamente sus párpados se despegan entre ellos para abrir paso a la luz del sol. El hombre yacía echado en las llanuras hermosas. -¿Dónde...? ¿Qué lugar es este?- Dijo confundido. No sabía cómo llegó a aquel lugar. Figuró que debía encontrar una forma de encontrar su hogar, sin embargo no sabía hacia donde dirigirse en su caminata. A su derecha vio un bosque de pinos oscuros, a su izquierda algunos coloridos árboles. Al ver que atardecía decidió caminar por el más amigable. Buscando un poblado o al menos alguna persona, pasó caminando por un río. Encontró a lo lejos unas praderas casi al mismo nivel que el césped que pisaba. Sabía que había algo extraño en aquel hermoso lugar, pues siempre había aprendido que nada es perfecto y si este lugar parecía serlo, es porque la parte mala no está a simple vista. Decide seguir el río que encontró, pues concluyó que el agua lo llevaría a la vida. Pero rápidamente se encontró anocheciendo y debía encontrar refugio rápido, pues tenía miedo de la presencia que sentía cerca. En eso se da cuenta que el río lo condujo hasta el bosque de pinos, y comenzó a explorarlo, pero ya está muy oscuro y frío, por lo que elige esconderse en un grupo de arbustos. Mientras escucha a los grillos, algunas aves y pisadas extrañas en el césped, el perdido hombre pierde el conocimiento y decae finalmente por el cansancio.
Una vez despierta, se levanta de entre los arbustos y se estira. Mira a su alrededor y rascándose la parte posterior del cuello se reencuentra con su viaje. -No comprendo como terminé aquí. ¿Será que tuve un accidente y lo último que recuerdo fue en sueño? ¿Será que me desmayé luego de mi último viaje en avión, el cuál se estrelló en medio de la nada?- La idea sonaba algo extraña pues sus últimos recuerdos eran vívidos. Estaba seguro de que hace tan solo unos días había ido al dentista para una limpieza dental. Y además, la última vez que viajó en avión fue hace años. Estaba de vacaciones y fue con su novia a ver a su familia que vivía en otra ciudad. Recuerda haber llegado a salvo y que sus padres lo recibieron.
Al pasar unas horas, en medio del bosque de pinos, se encuentra con lo que alguna vez pudo ser una fogata. -¡Finalmente! Tiene que haber alguien cerca.- Vocaliza el sujeto. No obstante, no hay más señales de vida por esa zona, así que decide seguir buscando. Al avanzar más ve árboles con ramas rotas, algo que solo el viento podría haber hecho en una tormenta. Pero -¿Cómo podía haber una ventisca de tales magnitudes en un lugar con tan poco relieve?- Se preguntaría el hombre. A medida que avanza, el sujeto se va percatando de que pronto necesitará comer, por lo que deberá cazar. Un poco más allá de la fogata encuentra un palo largo, que parece haber sido afilado por alguien o algo. -Puedo usar esto para conseguir alimento.- Así que se pone a la acecha, a ver si encontrará algún animal para cazarlo.
Pasa el día y no ha encontrado nada. Las tripas se le remueven del hambre y no puede seguir buscando porque está anocheciendo, así que procede a recostarse cerca de donde encontró aquel conjunto de ramas que parecía haber sido una fogata. Finalmente el sueño lo vence y se duerme. A pesar de lo cansado que estaba, la irregularidad del lugar lo incomodaba y en media noche empezaba a revolcarse en los arbustos en los que dormía. La incomodidad era tal que llegado un punto se despertó. A medida que abre los ojos aún sin entender lo que estaba viendo, comienza a ver una silueta. Para cuando se dio cuenta que lo que tenía en frente era la gran mandíbula abierta de la estática bestia que lo había estado viendo mientras dormía ya fue muy tarde. Pues con un movimiento de serpiente, el animalesco monstruo devora la mitad superior del hombre.
Todo es negro...
Bruscamente sus párpados se despegan entre ellos para abrir paso a la luz del sol. El hombre se levanta del césped. No sabe dónde está. Camina hacia su izquierda, dónde están los coloridos árboles. Para encontrar civilización sigue un río que lo lleva hasta un bosque de pinos. Siente que algo lo acecha pero continua con su camino. Encuentra lo que parece haber sido una fogata y una lanza, así que toma la lanza y sigue en esa dirección. De noche duerme en los arbustos, de día camina por el bosque buscando algo para cazarlo o comerlo, o alguien que pueda ayudarlo. A veces camina por el río, otras veces se desvía. Un día logra prender fuego. Pero no tiene nada para cocinar por lo que sólo sirve para calentarse en las frías noches en las que escucha cosas y ve raras sombras de gran tamaño. No pueden ser los árboles.
C O N T I N U A R Á . . .
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