Shangai, China.
Miró para todos lados, podía sentir que alguien lo vigilaba, le recordaba a las películas de Scream, el asesino que vigilaba a las víctimas, para luego aparecer cuando menos lo esperen y las mataba a sangre fría, le provocaba escalofríos, pero quería saber quien era.
Al principio creyó que sería una broma de algún estúpido compañero, pero había pasado un mes, un mes con ese sentimiento de inseguridad, un mes de apenas cerrar sus ojos.
Sentía que se volvería loco, su instinto ya sospechaba de alguien, pero ni siquiera era capas de nombrarlo. Quería enfrentarlo, pero el miedo le ganaba, quería que se vaya, no quería seguir viviendo así.
Entró en el bar donde se suponía que era la fiesta de graduación, estaban todos, todos, incluyendolo a él, sin mirar a nadie, se dirigió al lado de uno de sus compañeros cercanos.
Todos estaban tomando, por lo que no tardaron en ofrecerme a mi también, tal vez, tomar un poco no me haría mal y podría dormir bien estando ebrio.
Podía escucharlo reír y hablar con las chicas a su al rededor, ese maldito idiota había estado acosandolo el año anterior y ahora volvía a molestar.
Giró su mirada al notar como seguían observandolo, volvió a tomar el pequeño recipiente con bebida, para segundos después dejarlo completamente vacío.
Estaba cansado y ya quería irse, ¿Por qué lo molestaban a él? Ni siquiera era alguien bonito a considerar, ojeras notorias, piel decente, pero no bonita, cabello que si descuidaba podría volver a su antiguo mal estado.
Miró a su izquierda y notó a Ji Yuan, podría llorar de lo bonito que era, volvió a tomar, sin apartar la vista, ya no importaba si alguien lo notaba, quería apreciarlo como se debía.
Ji Yuan, 25 años, a un año de terminar su carrera, lo había visto por primera vez el primer día que llegó a la Universidad, se había enamorado completamente y se sentía tan bien poder apreciarlo sin que le importara, ya podría regañarse a si mismo otro día.
Siguió sintiéndose observado, por lo que apartó la mirada de Yuan y comenzó a buscar al bastardo que lo molestaba, sin esperarlo se encontró con unos ojos negro, lo había hipnotizado, no sabía si sus mejillas se habían vuelto lo suficiente rojas y calientes por el alcohol o por ese imbécil. Quería preguntarle que demonios quería, pero, sus palabras sólo salían como si fuera un idiota hablando por primera vez.
Se sentía como si lo estuviera retando a quien aguantaba más la mirada, por lo que aceptó el reto, pero a los segundos parpadeo, definitivamente era un completo idiota.
Lo apreció un poco y notó lo guapo que era, por lo que tomó un poco más de lo que le estaban ofreciendo sus amigos, sus labios parecían agrietados, que desperdicio, pensó, no, no, Yuan, debía concentrarse en Yuan, volvió a mirar al desconocido al otro lado de la mesa y notó como este ahora tenía una burlona sonrisa en su asqueroso rostro.
Ya había pasado poco más de las 00:00am, por lo que necesitaba irse, quería dormir lo más que pudiera.
Le costó guiar su vista al bastardo, sus lentes se sentían molestos ya, por lo que se los quitó, cuando volvio pero notó que él ya no estaba.
Quería enfrentarlo, iba a enfrentarlo, pero no estaba.
-Ese bastardo.
Podía sentir las miradas sobre si, pero poco le importó.
Se levantó como pudo y sin prestarle atención a sus compañeros se fue.
Agradecía tener una noche libre de todo, podría dormir hasta tarde, no tendría clases, no podía pedir nada más.
-Te encontré.
Esas palabras, esa voz, sintió como su cuerpo enteró se volvió frío, todo tenía sentido ahora, había sido ingenuo, nunca pensó que lo encontraría, pero después de todo, estábamos hablando de Lee Dowan.
Comments (0)
See all