Siempre he pensado que el tiempo no existe y todo es una percepción tergiversada de la realidad, sin embargo, todo tiene una cadencia, un flujo infinito de energía sin dirección pero lo percibimos y hasta cierto punto la entendemos.
Tal vez, ni siquiera se llame tiempo, sino que, tenga por nombre a los distintos planos que convergen en un lugar, tal vez, ni siquiera tenga medida y se rija por el ahora de mi yo presente, del yo del futuro y del yo que ya desapareció.
Pero de que me sirve tanto pensar, si, lo único que concluyó es que, así, cambie cualquier línea del tiempo o modifique mis acciones, el presente seguirá siendo igual, a mi futuro ni lo conozco y pues, el pasado me ha llevado hasta donde estoy ahora.
Y en dónde estoy?
Sentada frente al computador, tratando de transformar en palabras mis pensamientos absurdos y vivencias un tanto diferentes.
Pero antes de comenzar con mi relato, he de advertir que mi sentido del tiempo está un poco maltrecho y, por ende, sugiero no buscar una cronología en la narración, ya que, explicaré conforme mi memoria me lo permita.
Bueno, ya sin más, solo me queda decir que todo es real, nada es mentira o invento mío, claro está, la medición de la veracidad se hará siempre acorde a la realidad de mi persona en el período de tiempo del suceso.
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