Estaba molido y cuando pude tumbarme en mi amplia cama ya eran las doce de la noche. Seguía sin creerme que fuimos a Francia en una tarde. Después de dejar la casa de mis padres fuimos a comer a un restaurante de renombre al que siempre quise ir. No hicimos mucho turismo, pero pudimos disfrutar de las luces de las calles y, bueno, sin muchos más incidentes.
Rebozándome en la cama, el marco de la foto pegó contra mi brazo.
- Al final si me traje la fotografía- comenté en voz alta mientras la miraba.
Dando un pequeño suspiro hice el esfuerzo de levantarme y colocar la foto en uno de los estantes aun algo vacíos. Solo llevo dos días aquí y ya siento que me ha pasado de todo.
- Axel, ¿Aun estas despierto?- se escuchó la voz de Alice acompañada de un ligero golpe en la puerta.
- Sí- respondí algo nervioso. Me acerqué a la puerta y abrí.
- Te puedo pedir un favor- preguntó y yo asentí- Mañana me podrías despertar sobre las ocho. Es algo muy difícil, pero tengo que hacer una llamada importante y no queda otra.
- Vale. Entonces conviene que te vayas a dormir ya.
- Si, ahora iba. Pero prepararé un cubo con agua por si hace falta o incluso puedes usar las ollas y demás para despertarme…
- ¿Tan difícil crees que es despertarte?- me empecé a asustar por todo aquello.
- Si y no, me preocupa que te lance algo para que me dejes en paz…- se encogió de hombros- yo que tú me esperaría cualquier cosa. Bueno, que descanses.
- Bien, que descanses igualmente- dije mientras cerraba la puerta. Aun apoyado en ella, recordé lo mal que le sentó la llamada de esta mañana.
Me di una ducha rápida, puse el despertador para las 7:40 y me acosté en cama. Estuve dándole vueltas al día de hoy y recordando cosas me quedé dormido.
Me desperté con el ruido del despertador y el golpe en la cabeza. Miro el despertador sobre mi almohada. Debí haberlo dejado muy cerca de borde y al sonar se debió caer. Froto donde me golpeó y me levanto.
Cuando salgo de mi habitación me encuentro con la sala totalmente a oscuras. Deslizo las cortinas para que la luz de la mañana dé claridad, por un momento me asustó ver de golpe a Blue revolotear por la sala. Al final se posa al lado del tiesto de camelias. Me acerqué a la puerta de Alice, muy nervioso golpeé la puerta.
- Buenos días Alice. Tienes que levantarte.- dije con voz algo temblorosa. Pero al no oír respuesta repetí la frase con más fuerza.- Si no dices nada voy a entrar.- intenté sonar amenazante, pero no hubo contestación.
Aún más nervioso que antes, agarro el pomo de la puerta, trago saliva y la empujo abriendo la habitación. El interior esta oscuro, pero de inmediato veo que esa habitación no es ni un tercio de la mía.
- Alice, duermes en el cuarto más pequeño- dije sin querer. Pero ella ni se inmutó.
Frente a mi estaba su cama y ella enroscada en sus sabanas. No sabría decir si estaba feliz o no de que, al menos, llevar algo de ropa encima. La habitación no estaba muy ordenada. Había papeles y ropa por el suelo. Junto a la cama una mesita de noche y al final de la habitación un armario y un escritorio con un ordenador encima. Me acerqué como pude a la cama, esquivando cosas, y empecé a zarandear ligeramente a la chica.
- Alice, Alice. Despierta ¿No tienes que hacer una llamada?- decía mientras intentaba despertarla.
Ella soltó un medio gruñido mientras se volvía hacia el otro lado empujando mi mano. Su cama era pequeña, si daba otra vuelta pegaría contra la pared. Alzando la vista vi una ventana. Me estiré para deslizar la cortina verde y descubrir una ventana con las persianas cerradas. Muy poca claridad conseguía entrar. Apoyé la rodilla sobre el colchón y abrí la ventana. Conseguí empujar las contras metálicas con un ligero chirrido. Suspiro cuando veo que entrar luz en el interior de la habitación. Alice refunfuño por la claridad mientras oprime la cabeza en la almohada.
- No hay manera oye…- suspiré mientras apartaba mi rodilla de su cama.
Pero entonces resbalé con la sabana que estaba en el suelo y caí a su lado. Ella ni se inmutó y me quedé mirando su dormida cara. Su respiración era leve y tranquila, así dormida parecía una muñeca de porcelana. Sin darme cuenta mi mano se había desliado sobre su oreja y acariciaba su alborotado pelo. Comencé a acercar mi rostro al suyo cuando, de golpe, el móvil de Alice empezó a sonar. Asustado por el momento, me levanté como una exhalación y me reincorporé algo alejado de la cama. Alice palpaba, aun con los ojos cerrados, la mesita de noche en busca del causante de tal ruido. Yo lo recogí y vi que era su alarma. En vez de pararla le di más volumen.
- Huummm… Ya, ya… Maldito Templo del agua- murmuraba mientras se incorporaba.
- ¿Templo del agua?- me pregunté mirando hacia el móvil.
- Es la canción que suena, es del juego de Zelda- murmuró antes de volverse a acostar.
- ¡Ah! No, nada de eso, levántate…- protesté agarrando de las sabanas para que no se volviera a tapar. – Alice, si no te levantas te haré cosas malas.- intenté decir sin que se me cortara la voz por la vergüenza.
- Yo no pongo mis manos en menores- creí escucharla mientras soltaba las sabanas y se tumbaba.
Chasqueé la lengua mientras pensaba que podría motivar a esa mujer a levantarse de una vez. Yo de juegos no sabía nada, pero se me ocurrió algo mejor.
- Oye Alice, si te levantas ahora te haré un flan de galletas para después de comer- intenté que sonara sabroso, pero no hubo respuesta- Y que tal un bizcocho de yogur…- Ahora parecía estar atendiéndome- Ya se, un brazo de gitano relleno de chocolate o crema.
Eso captó su atención y se volteó hacia mí.
- ¿Qué es un brazo de gitano?- preguntó curiosa.
La cara que puso me pareció tan adorable.
- También se le llama Swiss roll, Tata lo preparaba a menudo. Es un pastel enrollado relleno de nata, crema o chocolate, incluso se le puede poner fresas…- sentía que a Alice se le empezaba a caer la baba por la descripción.- Pero si no te levantas… pues…
- No, ya me levanto, ya me levanto- comentó ya de pie.- Hoy comemos en casa y me has prometido ese postre.- comentó
- Vale, todo sea devolverte favores- comenté mientras la veía marchase por una puerta latera, que como supuse sería un baño, al escuchar el grifo.- Voy a ir a preparar el desayuno.
- ¡Okey!- respondió- Me apetecen unos cereales también.
Salí de la habitación cuando ella salía del baño y encendía su portátil. Ya en la cocina volví a sacar las mismas cosas que la mañana de ayer puse. Esta vez sí sabía que tomaría Alice. Me senté esperando que llegara para empezar el desayuno, pero de golpe escuché un estruendo que hizo que me levantara del susto.
- ¿Alice? ¿Estás bien?- pregunté inmediatamente
- ¡Sí!- escuché- Ahora voy.
Me volví a sentar y ella llegó. Comimos con tranquilidad, aunque Alice parecía tener algo de prisa. Me fijé que vestía camisa blanca y corbata, muy elegante de cintura para arriba, pero aun llevaba los pantalones cortos del pijama.
- Sabes… Te has quedado a medio vestir- señalé a lo que ella dejó un suave risa.
- Ya, pero igual solo me van a ver de torso para arriba qué más da que llevé de pantalón.- comentó mientras acababa de vaciar el vaso.
- Así que es una videollamada…- dejé caer.
- Sí. No puedo ir a la reunión, así que lo hago de esta forma- me dijo aunque cuando le pregunté si eso lo hacían también los modelos, su cara se entristeció un poco y se levantó de la mesa.
- ¿He dicho algo malo?- me preocupé.
- No, es solo que esto no tiene nada que ver con la yo que es modelo- suspiró- bueno, no hagas mucho ruido. No sé cuánto durará la reunión. Así que te pido que no entres en mi habitación hasta que yo salga.
- Está bien- obedecí mientras la veía desaparecer tras la puerta de su cuarto.
Suspiré y me levanté a recoger la mesa. Blue se había acurrucado sobre su jaula donde esperaba que la luz del sol le diera un rato.
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