A la salida del sol, Ankris volvió a la forma original y Kai entendió porqué su amiga se fiaba tanto del lobo que conocieron la noche anterior. El licántropo parecía un año menor que Danan, pero también mucho mayor que ella por su comportamiento.
- ¿Porqué estás en el bosque? ¿Porqué anoche dijiste "nosotros" si estás sola aquí? ¿Porqué te fiaste de mí? ¿Cómo te llamas? -empezó a inquirir el elfo, alterado.
- Buenos días, mi nombre es Danan. Encantada de conocerte. Siempre voy acompañada de mi amigo Kai, quien te vigila ahora desde ese árbol. -Él dirigió una mirada dónde ella le señalaba- ¿No lo ves? No grité porque vi tu aspecto real. ¿Y tú? ¿Cómo te llamas?
- Mi nombre es Ankris, encantado. -dijo tímidamente, al borde de sonrojarse- No, yo no veo a nadie. Eres humana, ¿verdad? Yo, en cambio, no lo soy. Soy un elfo licántropo. ¡Hey! ¡Aún no me has contestado a mi pregunta! -dijo alterado otra vez, al darse cuenta de que habían pasado una pregunta por alto- ¿Porqué rayos estás aquí, en el bosque? No deberías estar aquí. ¡¡Vete ahora mismo!! -rugió, en contra de su propia voluntad.
Él quería un poco de compañía, que esa niña se quedara, pero sabía que no era posible.
- Sí, soy humana. "Estamos" -remarcó ella- Kai y yo estamos aquí porque nos perdimos. Nos iríamos de vuelta al pueblo si supiéramos el camino. Kai, baja, por favor.
Kai bajó del árbol de un salto y se dirigió hacia el licántropo. Le dijo a la oreja que no se atreviera a dañar a su amiga. Que lo estaba vigilando.
El momento en que Kai se acercó a Ankris, éste notó una presencia fantasmal. Por suerte para él, no pudo escuchar la voz de esa presencia. en ese momento se le pasó por la cabeza que Kai era un fantasma y dijo:
- Aquí hay algo extraño... -dejando al aire la interpretación de esta frase y volviendo a lo que realmente le preocupaba- Bueno, mejor os acompaño al pueblo. Y, te lo suplico, no vuelvas nunca más al bosque. -expresó con cara de enfado y con la voz más ruda que pudo, pero a punto de llorar en su interior.
Cogió la mano de Danan y la comenzó a estirar para llevarla al pueblo. De repente, notó que alguien le cogía por el cuello e intentaba estrangularlo. Danan gritó, casi suplicando, con lágrimas en los ojos:
- ¡¡¡KAI!!! ¡¡¡SUÉLTALO!!! ¡Nos llevará al pueblo! Por favor... suéltalo... -la primera lágrima saltó de sus ojos como una perla y rodó por su mejilla.
- No pienso hacerlo. ¿Y si en verdad quiere hacerte daño? No lo puedo permitir. ¿Y si en realidad quiere llevarte a los confines del bosque y no al pueblo? ¿No lo has pensado, Danan? -dijo el fantasma con toda la tranquilidad de la que fue capaz. No le podía gritar a ella. Dolía mucho.
- No lo creo. - respondió ella, un poco más tranquila- Él mismo nos ha dicho que debemos salir del bosque y, aún cuando no somos su problema, se ha ofrecido para guiarnos en el bosque.
- ¡Sí, claro! -respondió el otro, con ironía- ¿Sabes cuánto tiempo necesitamos para salir de aquí? ¡Necesitamos un mes! Danan, por favor, piensa con la cabeza. Como él mismo ha dicho antes, cada plenilunio se transforma en lobo y que esta vez no te ha atacado porque quería saber quiénes éramos, pero que no habría una segunda oportunidad para vivir. Danan, -la llamó suavemente- yo ya estoy muerto. Supe lo bonita y grandiosa que era la vida demasiado tarde. No quiero que te pase lo mismo.
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