VII
Luego de pasar el portal ante los semis se abrió un jardín, donde todo ser que lo habitaba era de cristal y de metal, conforme iban avanzando sonaban las voces de todo lo que había sucedido, las palabras de dios, de los Arcs, de los coros, incluso la de ellos mismos, en ese momento se encontraron con un ser que jamás habían visto no era ángel, ni Kurs y menos un Mechias.
- Así que ya están aquí – dijo aquel sujeto mientras observaba a lo lejos – déjenme presentarme mi nombre es Genath, soy el espejo errante, sean bienvenidos y por favor díganme ¿Qué los trae por aquí?
En ese momento los semi se miraron entre sí y con determinación Krisal tomo la iniciativa.
- Genath, estamos presentes por una razón, queremos ayudar a los Kurs y hacer entender a dios que lo que hace está mal.
- Interesante tienen buenas intenciones, sin embargo no pueden hacer mucho, los ángeles que perdieron sus alas, son inútiles.
En ese momento Kriel se paró desafiante frente a Genath.
- Eso no importa – respondió – le hemos prometido al anciano nuestra ayuda y por primera vez sentimos que obramos por nuestra cuenta, preferimos morir siendo libres, que seguir viviendo como herramientas.
Genath bajo su capucha, tomo cierta distancia, se concentró y lejos de allí se alzó una especie de altar, luego de eso continuo hablando con los semis.
- Verán ese anciano decidió ser un cronista y cedió su puesto como virtud de la verdad a su hermano, en esos tiempos para ser virtud se debía llegar al templo y tocar la campana, sin embargo deben saber que antes de ir allí deben evitar que yo lo haga primero y mi objetivo es no dejar que toquen la campana.
Al decir esto Kriel y Krisal atacaron al tiempo a Genath, pero este los tomo de la cabeza y los lanzo lejos de el sin el menor esfuerzo.
- Esa determinación es buena, así que esto será muy interesante
VIII
Dios se acercaba con su ejército conformado por los más fuertes ángeles, su plan era erradicar cualquier huella de los Kurs y de esta manera tener el espacio suficiente como para que Neoumbra pudiera expandirse y convertirse de una vez por todas en la única civilización en ese mundo, así dios se paró frente a su trono y se dirigió a los Kurs.
- Pueblo de los Kurs les habla la luz de la verdad, dios, por favor arrepiéntase y seré piadoso, pero aquellos que se opongan a la verdad serán castigados con el peso del cielo.
Ante las palabras de dios no hubo ningún tipo de respuesta, solo se veía la niebla espesa que ya había cubierto el mundo, justo cuando dios se disponía a mandar la primera oleada de ataque, las aves que se habían esparcido hace un rato por el territorio Kurs, salieron despavoridas, no atacaron a nadie del ejercito de dios, lo único que hicieron fue dejar las plumas adheridas en todo los ángeles presentes excepto dios. Dios estaba complacido, hasta el momento todo resulto sencillo, pero los Kurs solo esperaban el momento preciso.
Del territorio Kurs salían despedidas flechas por arqueros, pero por alguna razón apuntaron hacia un lugar más alto, fallando en la mayoría de los casos, las flechas que lograron seguir sin darle a algún blanco quedaron suspendidas en el cielo, luego de ello salieron los Kurs e iniciaron un ataque directo contra las legiones de dios.
Dios estaba contento, los kurs no habían cambiado sus estrategias y su apariencia seguía siendo la misma, a diferencia de los ángeles los Kurs eran más toscos, brutos y su aspecto era como de bestia, para ellos el exterior no era importante, así que cada uno desidia como verse y que hacer.
Los kurs de batalla eran fieros y estaban poniendo en problemas a los ángeles, ya que sin las virtudes apoyándolos era muy difícil que se pudiera contener a los Kurs y todo empeoro, cuando aparecieron las últimas dos virtudes de las bestias, la virtud de la fuerza y la virtud de la voluntad, en ese momento la sonrisa de dios se borró y no tuvo más remedio que adelantar su plan, así que envió a los Arcs y coros de la reunión para que pelearan con las virtudes de las bestias, de los Kurs.
La batalla continuaba, las flechas se seguían acumulando en el cielo, los Kurs de batalla le daban pelea a las legiones de dios, cada momento que pasaba caían cuerpos al suelo y la sangre de ángeles y Kurs se acumulaba, en los ropajes, en las armas y en el ambiente, dios aún no se unía a la batalla, por alguna razón esperaba algo.
La voluntad y la fuerza eran muy experimentados, tanto así que la fuerza logro matar a Pelesei y la voluntad a Ametron, pero algo no andaba bien, luego de asesinarlos sus habilidades iban decreciendo, tal vez por el enfrentamiento, aunque eso no debería pasar. Dios simplemente se echó a reír.
- ¿En serio creyeron que no vendría preparado?, verán cada vez que matan a un ángel y su sangre es derramada en su entorno, cada vez que en su piel de bestias una gota de sudor de los ángeles es vertida, cada vez que eso pasa sus espíritus son envenenados, yo cree a los ángeles para que fueran el veneno de los Kurs.
Al darse cuenta de ello la fuerza y la voluntad intentaron tomar distancia, pero al momento de replegarse, estaban rodeados por los Arcs y coros restantes, estos abrieron sus alas de tal manera que atraparon a las virtudes, en ese momento dios hizo su movimiento, se trasporto dentro de la prisión de luz donde estaban los Kurs y desplego sus alas, al hacerlo toda la esencia tanto de ángeles y kurs muertos comenzó a ser absorbida, haciéndolo mucho más fuerte que las virtudes.
- Saben nunca pensé que ustedes dos permanecerían, pero les diré algo, sus vidas no serán desperdiciadas, como no lo fueron las de la visión, la sabiduría y la presencia, porque ahora serán mías.
Luego de un gran estruendo y una luz enceguecedora, ya no estaban las virtudes Kurs, en cambio dios lucia más poderoso y con una luz más intensa que nunca, ahora tanto como los ángeles, los tronos y los Arcs lucían más fuertes, tanto así que incluso la luna resonó con la presencia de ellos, sin más oposición, Dios y sus legiones acabaron con los Kurs que se oponían.
Cuando murió el último Kurs, el cielo comenzó a llorar, para dios y sus legiones fue algo un tanto extraño, pues desde que Neoumbra fue formada nunca había sucedido algo así, pero no se le presto demasiada atención.
- Bueno creo que las lágrimas del cielo serán el símbolo de la desaparición de los Kurs – exclamo dios mientras sincronizaba su luz con las de los demás ángeles – ya que no hay resistencia, es hora de destruir los restos de estos monstruos.
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