-¿Tienes todo? -me pregunto mi madre por sexta vez.
-Que si mama -dije, mientras cerraba mi mochila.
-¿Llevas el cepillo de dientes?.
-si.
-¿Y tu inhalador para el asma?.
-si.
-¿Llevas ropa limpia verdad?.
-Si Mama, llevo todo, no hace falta que pases lista, otra vez.
Mi madre siempre ha sido muy perfeccionista, no había ningún día que se le olvidará recordarme que tenía q lavarme los dientes antes de dormir. Le gustaba mantener la casa muy limpia, diría que demasiado limpia.
-Bueno, bueno, es sólo para estar segura, que alguna vez hemos tenido que dar la vuelta con el coche porque se te había olvidado algo -me recordó mi madre mientras salía por la puerta de mi habitación dirigiéndose al cuarto de mi hermana pequeña, la cual había empezado a tener uno de sus berrinches y no paraba de llorar.
Yo le seguí para poder hablar con ella sin necesidad de gritar.
-Sí, pero sólo fue una vez-respondí entrando en el cuarto.
-Nunca se sabe cuando se va a repetir.
Mi madre cogió a mi hermanita en brazos, balanceándose suavemente con la intención de que se calmara. No pesaba mucho ya que sólo tenía tres años, pero si se movía sin parar lo hacía más imposible el sujetarla.
-Bueno, pues hoy iré a dormir a casa de Marta, y así podremos salir a la mañana.
-¿A qué hora salís?.
-A las seis de la mañana, el camino es largo.
-Bueno, pues nada. -Volvió a dejar a mi hermanita en su cuna ya más calmada, y me dio un gran abrazo-. Voy ha echar de menos a mi niñito.
Yo reí devolviendole el abrazo.
-Traeré algún recuerdo -dije llendo a mi cuarto para coger la maleta.
-Mas te vale, seguro q el lugar es precioso.
-si, he hablado con Marta mientras volvía andando -expliqué mientras me dirigía a la puerta principal-. Me ha dicho q la casa está cerca de una playa enorme muy bonita que tiene un nombre muy raro.
Mi madre bajó las escaleras y me volvió a abrazar.
-Mas te vale volver de una pieza, y que no se te olvide el inhalador para el asma, llévalo contigo a todos lados.
-Tranquila mamá. -Le di un beso y salí por la puerta-. Adiós.
-Adiós cariño -dijo en su suspiro.
Por parte me daba pena irme de vacaciones sin mí madre, sería la primera vez. Pero cambiar de aires no me vendría mal.
Me dirigí al autobús para poder ir a casa de Marta, nuestras casa no estaban muy lejos, quedaban más o menos a cuatro calles de distancia, pero ya se había hecho muy tarde y no quería ir andando. Tengo que admitir q me daba mucho miedo la oscuridad. Pero no solo me pasa a mi, mucha gente tiene miedo a la oscuridad, asique es algo normal.
Después de una parada baje del autobús con la maleta y me dirigí a la casa de Marta. El lugar daba miedo, pero tenía q llegar a la casa. Camine unos minutos entre las casas hasta que llegue a la número 12. Toque el timbre.
-Voy. -Se escucho un voz suave detrás de la puerta antes de ver a la madre de Marta abrir la puerta-. Buenas noches Martín, pasa.
La saludé y tire de la maleta como pude para entrar en la casa.
-¿Te pesa mucho chaval? -escuche decir al padre de Marta que estaba sentado en el sofá tomando un café.
-Un poco -respondí.
-Tranquilo, no hace falta que la metas hasta la habitación, déjala en la entrada, así mañana será más fácil sacarla.
Hice lo que me dijo y me quedé unos segundos quieto. Mire el salón, el cual estaba pegado a la entrada, era bastante amplio, pero diferente a la última vez que lo vi. Marta me explico que sus padres por falta de espacio tuvieron que retirar algunos muebles. Mientras echaba un vistazo intentando recordar cuales eran los cambios a los que se había sometido el salón, noté que la gran televisión que tanto le gustaba a Marta ya no estaba. Me pareció curioso que en su lugar se encontrará un gran armario. Desvíe la mirada hacia el padre de Marta, hacía mucho que no venía por la casa pero él seguía exactamente en el mismo lugar, muchas veces me costaba creer que de un padre tan inactivo hubiera salido una hija tan llena de energía. Después dirigí mi mirada hacia la madre de Marta la cual estaba recogiendo un plato de la mesa que se encontraba en mitad del salón, por unos segundo salió de la habitación, y volvio sin el plato para sentarse al lado de su marido.
-¡Martin! -mis pensamientos se desvanecieron y miré a Marta salir de su habitación mientras se dirigía hacia mi-He estado un buen rato esperándote, has tardado más de lo normal.
-Perdon, pero esque he venido en el autobús -me aleje de la entrada y me acerque a ella para que no tuviera que venir hasta mi.
-¿Porque? sabes perfectamente que el bus da muchas vueltas -Me encogí de hombros.
-Estaba anocheciendo y no quería ir a oscuras.
-Que tonteria, no está tan oscuro.
Iba a contestar para seguir con la conversación, pero de pronto la madre de Marta nos interrumpio.
-Bueno déjalo ya Marta, porque no vais al cuarto, teneis que abrir la cama.
Yo mire con curiosidad y extrañez a la señora Pérez. ¿Abrir la cama? ¿A qué se refería?. No me paré mucho a pensar, bueno mas bien no pude pararme a pensar, pues Marta empezó a tirar de mí hacia su habitación.
-Oye Marta a que se refiere tu madre con abrir la cama? -Pregunte una vez que ya estábamos dentro del cuarto.
-Pues ha sacar la cama que hay debajo de la mía. -Señaló su cama-. Es un cama nido, debajo tiene una palanca de la que tiras y sale otra cama.
Su explicación ,me dejó más confuso de lo que ya estaba, pero en vez de preguntar otra vez opte por quedarme callado y mirar lo que iba ha hacer. Marta se agachó y levantó las mantas de su cama por uno de los lados dejando ver, tal y como me había dicho, una pequeña palanca. La agarró con fuerza y empezó a tirar de ella, a su vez se escuchó un ruidoso golpe proveniente de debajo de la cama y de un momento a otro al lado de la cama de Marta se encontraban unos hierros que, supuse, serían el somier de la cama.
-Ayudame a colocarlo por favor -me pidió Marta dejando de tirar de la palanca.
-Si -dije y imite sus movimientos sin saber bien lo que estaba haciendo.
En unos minutos la que iba a ser mi cama estaba hecha, el colchón parecía ser comodo pero sinceramente no me importaba mucho.
-bueno ya esta, que agotamiento tener que sacar la cama, para otro año te recogemos en tu casa -dijo Marta con un tono divertido.
-¿Otro año? -le mire .
-Si, te lo vas a pasar tan bien que vas a querer venir todos los años -dijo riendo y sentándose en su cama-. ¿Qué te apetece hacer? Todavía tenemos un buen rato hasta que la cena esté hecha.
-Pues nose, podríamos jugar algun juego, como cuando éramos pequeños -dije.
Marta agacho la cabeza. Desde que éramos pequeños ella y yo siempre habíamos estado juntos, nuestros padres se llevaban muy bien. Pero hacía unos años justo antes de pasar al instituto el tío de Marta murió. Ella y su familia se fueron a vivir fuera por asuntos de la herencia, segun me conto, y no regresaron hasta hace un año. Como era natural yo empecé a salir con nuevos amigos, y aunque cuando volvió seguiamos siendo amigos, nuestra amistad no se recuperó del todo.
-Me acuerdo de aquellos tiempos, nos lo pasabamos super bien jugando a videojuegos, dando vueltas por el barrio y viendo nuestras series favoritas en la televisión.
Eso último me recordó una cosa, y no pude evitar preguntarle.
-Por cierto me he fijado que la televisión del salón ya no esta -dije mientras me sentaba pues ya estaba cansado de estar de pie.
-Si, cuando mis padres hicieron sitio tiraron la televisión, yo quería ponerla en mi habitacion, asi podria jugar en una pantalla más grande, pero no entraba en el escritorio
-Que pena, podríamos haberla utilizado para ver alguna peli.
-Bueno tenemos el ordenador, no es tan grande pero se ve bien desde la cama.
La conversación empezaba a ser incómoda, sentía que no conocía lo suficiente a esa chica, y como si nada había aceptado el ir con ella de vacaciones.
-Martin -dijo suavemente llamando mi atención, y como si me hubiera leído la mente siguió hablando-. Quiero que sepas que para mi siempre seras mi mejor amigo, y se que perdimos dos años de risas y discusiones estúpidas, pero quiero recuperarlas antes que que sea tarde -Eso último lo añadió mientras una sonrisa aparecía en su boca.
-Por supuesto, yo también quiero estar contigo como cuando éramos pequeños -respondí y le devolví la sonrisa.
-¡Entonces tengo una idea genial! -emocionada Marta se levantó de la cama y encendió el ordenador mientras buscaba algo en su cajón.
-Cuando te pones así me das miedo-reí ante su reacción.
-Esque hace mucho que no los utilizo.
-Los que?-pregunté curioso.
De repente como si de un tesoro se tratara Marta saco dos mandos que conecto al ordenador, y acto seguido me ofreció uno.
-Juguemos un poco -dijo con su carismática sonrisa. Yo feliz coji el mano y Marta inicio el juego.
Nos pasamos más de una hora jugando a juegos de lucha. A mi siempre me habían interesado más los juegos de aventura pero a Marta le encantaban todo tipo de juegos. El reloj seguía avanzando, pero nosotros estábamos demasiado metidos en la partida como para preocuparnos por algo así. Después de un rato la madre de Marta toco la puerta.
-Chicos ya esta la cena -dijo entrando a la habitación lo que desvió mi atención hacia ella, y como era de esperar Marta aprovechó para atacar mi personaje y ganarme.
-¡SI! -grito con alegría-. Marta 3, Martín 0.
Rápidamente mire la pantalla.
-¡Ey no vale!.
-Te pasa por distraerte -me respondió soltando una alegre risita.
-Chicos bajar ya anda -repitió la señora Pérez.
-Sí mamá -respondió Marta-. Apagamos el juego y bajamos.
La madre de Marta movió la cabeza en señal de aprobación y salio de la habitación. Marta se levanto y estiro su mano para apagar el ordenador y desconectar los mandos.
-Después de cenar tenemos que ir directamente a dormir, mañana quiero aprovechar todo el dia para enseñarte el pueblo. ¡Te va a encantar!.
-Eso espero porque lo de madrugar no es lo mio.
La comida rebosaba en la mesa, al parecer la madre de Marta al no ser capaz de calcular la cantidad de comida para cuatro personas hizo demasiada.
-Lo siento chicos, pero no tengas miedo de comer lo que os apetezca, no creo que se acabé
La cena fue agradable. Entre historia y risas, tardamos más en cenar de lo normal.
-Y dime Martín. ¿Cómo está tu madre? -me pregunto el señor Pérez de repente.-consiguió recuperarse de su enfermedad?
Hace tres años, antes de que la familia de Marta tuviera que irse, mi madre sufrió un accidente en el trabajo. No me llegue a enterar bien de lo que pasó, pero estuvo mucho tiempo enferma por culpa de aquello. Al final, la empresa nos indemnizó con bastante dinero, y mi madre busco otro trabajo.
-Ya está muchísimo mejor, le costó recuperarse pero lo logró
-Me alegro hijo. Cuando Madre nos preguntó si podrías venir me daba miedo que tu madre se quedará sola
-No se preocupe. Creo que tener tiempo para ella también le vendrá bien
Marta sonrió ante mi comentario y miró a su madre como si entre ellas una conversación telepática fuera posible.
-A mí no me importaría un poco de tiempos libre ¿sabéis? -dijo riendo la madre de Marta
-Pero mujer, si te vas quien los dará amor? -exclamó mediante una pregunta retórica el señor Pérez
-Yo me podría ir a casa de Martín! -gritó con entusiasmo Marta
-Bueno eso lo tendría que decidir yo no crees? -respondí riendo
Hacía mucho tiempo que se me habían olvidado lo agradables que eran las comidas familiares. Casi sin quererlo estuvimos hablando hasta que el reloj de la cocina dio la media noche.
-Ya se ha hecho muy tarde -comentó Marta- vamos a dormir Martín!
Yo asenti, y tras despedirnos de sus padres, Marta y yo subimos a la habitación. Cada uno se metió entre las sábanas de su cama. A Marta parece costarle pues no dejaba de escuchar el chirrido de los muelles de su cama cada dos por tres.
-Bueno noches Martín -dijo Marta cesando sus movimientos al fin
-Descansa -le respondí
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