El viento soplaba con fuerza, la noche era fría y solemne de una manera distante; la luna llena en su cúspide daba la bienvenida a los estudiantes quienes, entusiasmados, se reunían a observar como preparaban la enorme fogata.
Las danzas habían estado maravillosas, las chicas del cuerpo de baile habían ejecutado recreaciones de la quema de Wendolin, ¡Fuego! Gritaban los estudiantes vitoreando.
El cuerpo de baile de los chicos representó una persecución y ejecución, los jóvenes se habían aterrado ante el realismo cruel de la danza, donde incluso uno de los chicos fue amarrado y sometido a juicio en pleno acto, los aplausos estallaban como fuegos artificiales, la plataforma donde se ejecutaban los actos estaba repleta de papelillos lanzados por los estudiantes emocionados, el ambiente nocturno era hermoso bajo la luz de la fila de farolas que iluminaba la pasarela de baile, mientras los chicos se encontraban en gradas para observar el espectáculo.
Los preparativos del festival estaban casi finiquitados, en un gran podio miss Loau probaba el micrófono que pronto sería usado por el director; Yalick era el encargado de dar el discurso final y posteriormente dar inicio a la descomposición la tablilla alrededor de la fogata.
Según el tipo de festival que se realizara, el director se encargaba de escoger la tablilla correspondiente; y la de este año tenía una significado particular.
—¿Yalick aún no está listo? —preguntó Loau a Calum que hacía ajuste en las conexiones eléctricas.
—Debería estar por… ¡Oh, allí viene! —señaló a la derecha donde Yalick venía haciendo acto de presencia.
—¿Traes la tablilla? —preguntó Loau.
—No, la tiene el niño ¿Aun no llega?
—¿Te refieres a Bejinov? —interrumpió Calum —. Está en primera fila, llegó hace unas horas.
—Bien, ¿Todo listo? Son casi las 12 am, es hora de terminar —ajustó su saco listo para dar el discurso de cierre.
—Oye —calum lo tomó del brazo —. ¿Qué hay de aquel asunto?
—No te preocupes —tajó Yalick —. Hoy no debería traer problemas.
El ruido de los tambores anunció a los presentes que el festival había culminado, todos aplaudieron dando la bienvenido al director, quien solemne en el podio, —que bien podría dar la impresión de un altar— los saludaba.
—Este año, como todos saben, representa una fecha especial para nosotros; los festivales, al igual que nuestras mentes, son rotativos; el festival de carmel se celebra cada 150 años y el motivo es porque cada 150 años la humanidad da un salto. Dejamos de lado toda una era para dar bienvenida a otra mucho más avanzada. —La masa de estudiantes asintió en silencio.
—Si de avances hablamos, somos el vivo ejemplo de la evolución humana… Nosotros, nos encontramos marcados por la historia. Durante cientos de años fuimos quemados por brujos; asesinados por herejes y perseguidos por ser diferentes. Las acusaciones van desde hechiceros, hasta vampiros y hombres lobos —una pequeña ola de risas interrumpió el discurso —. Por eso, la tablilla que se va a quemar esta noche, habla sobre Calixto… y para quienes no conocen su historia, les haré un pequeño resumen… Calixto fue un Dalio que sufrió por el amor de un Alesio; este hombre, eternamente enamorada de Euridia, decidió ponerle fin a su vida cuando fue rechazado. Lo que pretendo explicar con esta particular tablilla es lo siguiente, el sufrimiento puede venir de diversas partes, y aun con cuerpos muy fuertes podemos tener corazones frágiles. Calixto fue el mejor guerrero conocido por toda Macedonia, y sin embargo, fue destruido por el amor de una mujer… —Yalick se alejó del podio y se unió a la fila de profesores que hacía gala en el escenario; desde allí, pudo observar como el joven Bejinov, se ponía de pie y se dirigía a la enorme fogata en medio del patio exterior.
Una ventaja de realizar este tipo de eventos fuera, era la libertad y el control que daban los espacios abiertos; en un ambiente cerrado todo sería mucho más complicado debido a las diferentes energías fluyendo en un espacio pequeño. Tanto los estudiantes como los profesores liberan inconscientemente “Ana” también denominado aura, ki, zen, cada cultura le da un nombre distinto, pero en esencia son descargas o energía constante, esta fluye fuera de los cuerpos Dalios para mantenerlos “fríos” y funcionando. Este es un proceso natural permitido únicamente luego de que sus contrapartes son liberadas y colocadas en un Alesio.
Deyan se posicionó en el mismo sitio de todos los años, la enorme fogata se encontraba encendida y podía observar la estructura echa de palos parecida a una fogata indígena, los estudiantes acomodados en sus asientos a modo de gradas, se encontraban expectantes a la increíble demostración de poder de un Bejinov.
Deyan respiró profundo y desenvolvió la tablilla, utilizó el tacto para sentir los elementos existentes en ella y pasó a la lectura. Su voz firme pero suave, entonó cada letra como un mantra, mientras, dentro de sí, trataba de mantener la calma tanto como podía para no hacer estallar la tabla.
Sintió como cada músculo rompía la tensión aligerándose poco a poco, la tablilla se abría dividiéndose en pequeñas partículas que se elevaban casi en cámara lenta al aire. El resto de los estudiantes asombrados veían como partículas de polvo doradas eran elevadas al cielo rodeando la fogata y mezclándose con el fuego.
Yalick respiraba profundo concentrado en la majestuosa danza dorada cuando sintió una pequeña perturbación, fue un leve choque en su mente, como una corriente eléctrica que lo dejó inquieto. Miró a los lados escrutando y su mirada chocó con la de Calum, quien tenía el rostro lleno de pánico; incluso Miss Loau se observaba inquieta. El resto de los profesores estaban calmados a excepción de Kal, el avejentado hombre tenía una mirada dura mientras sus ojos observaba la multitud de chicos.
La tablilla iba casi a la mitad, el polvillo dejado por esta casi rodeaba la fogata por completo brindando un espectáculo de brillo y poder alucinantes, cuando Deyan se sintió incómodo. Su cuerpo pasó de estar ligero a pesar como si se encontrara lleno de rocas, la cabeza le palpitaba y la estructura de la tablilla empezó a desestabilizares.
Yalick seguía observando a la multitud con el corazón palpitante, había en total unas 50 hileras de estudiantes, cuando en medio de la fila un chico se puso en pie.
Calum, Loau, Yalick y Kal abrieron muchos los ojos al ver que se movía dispuesto a salir de la formación apresurado, pero el festival aun no terminaba; solo Kal con su característica paciencia, se retiró del escenario con paso firme.
—Maestro, por favor, le pido —rogó Yalick cuando fue interrumpido.
—Déjame en paz, muchacho. Tú al igual que yo sabes que está por ocurrir aquí.
Yalick solo apretó los labios y le pidió a Calum que bajara y detuviera a Deyan. Pero este apenas bajaba las escaleras cuando escuchó la tablilla estallar.
Todo el mundo ahogó un grito y luego reinó el silencio, observaron como la danzarina ola de polvo dorado había sido expulsada en todas direcciones luego de que la tabla explotara en manos del joven.
Deyan observaba los restos fragmentados y pesados que tenía en manos con la frente perlada de sudor y una mirada de pánico. Miró a todas partes buscando al culpable.
—Yo… Esto, yo no… —sintió una mano sobre el hombro, Calum había llegado.
—Suficiente, debes retirarte.
—Le juro, yo no fui quien…
—No importa, retírate.
El chico de pie en medio de la rejilla de gente se apresuró a salir de entre la multitud de sillas, Yalick ya había dado órdenes a Loau de detenerlo, y antes de que llegara al final lo esperaba la profesora con mirada amenazante.
—Katsuo Taichi.
—¿Sí? —el chico la miró con desagrado.
—Necesito que vengas conmigo.
—Yo no hice-
—Lo sé, eso no entra en tus facultades. Necesito que vengas conmigo.
—No pienso ir a ningún lado con usted. —respondió retando a la profesora. Esta le dio una sonrisa completamente furiosa.
—Pero sí conmigo —el viejo Kal lo observaba con intensidad —. Necesitamos hablar.
Katsuo asintió y se retiró con el tutor dejando a Loau al borde de la exasperación. Yalick llegó justo en ese momento.
—¿Por qué se retira con el maestro Kal? —preguntó confundido.
—Quisiera tener respuesta a eso. —afirmó enojada—. Será mejor que finalices esto, da cierre al festival y organiza una reunión, todos van a querer saber qué rayos pasó.
Yalick asintió inquieto y se retiró.
Pero de pie, al final de la fila, nadie notó que un chico observaba toda la situación. Esa sensación de inquietud que tenían todos también lo embargaba, solo que un poco diferente, él —a diferencia del resto— sabía por qué.
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