No se le había pasado por la mente que Edelweiss hubiera tenido una vida sin esa aura de seguridad que la seguía donde quiera que fuera, no se la imaginaba sufriendo.
De manera egoísta había pensado que ella era la única persona con el derecho de ser infeliz, pero no había tenido en cuenta que podía haber otros tan perdidos como ella, quien sabe, incluso más desesperanzados.
Recordó el torbellino de oscuridad en el que se había visto envuelta en el sueño.
No ayudó más que en aumentar su sensación de malestar.
― No tienes por qué sentirte así, Lute, el pasado no puede cambiarse. ― dijo Edelweiss por encima de su hombro al ver a la chica con la cabeza gacha, como restándole importancia al asunto.
― No fue mi intención inmiscuirme en tus cosas. ― respondió ella sin poder sacarse el nudo que oprimía su garganta.
― Solo viste un par de imágenes sin importancia, no tienes que disculparte. ―
― ¡Sentí tu dolor en mi propia carne! ― acusó Lute sin saber de dónde provenía toda aquella ira en contra de la chica que no conocía hacia más de un par de horas.
Repudiar el pasado era repudiarse a sí misma.
La chica se paró y giró sobre sus talones para quedar frente a frente con Lute. Ella era más alta y su cara estaba perlada por una película de sudor, tenía las pupilas dilatadas y respiraba entrecortadamente, pero aun así conservaba la calma.
― No lo recuerdo ― respondió y Lute se llevó una gran sorpresa con la respuesta. ― No lo recuerdo. ― repitió.
― No recuerdas qué. ― preguntó, pensando que tal vez había ido muy lejos.
― No lo recuerdo, quiero decir, no claramente, por eso quiero que olvides cualquier cosa que hayas visto, Lute, no quiero que te hagas esa imagen de mí.
Lute desvió la mirada recordando el abrazo que le había dado, el primer abrazo cálido que había sentido en mucho tiempo. Era imposible que repudiara a Edelweiss.
― Edelweiss ― respondió Lute pensando detenidamente cada una de sus palabras, no era especialmente confiada en su discurso. ― Deja los fantasmas del pasado a un lado, después de todo el futuro siempre te pertenecerá. ― dijo finalmente.
La chica dibujó una leve sonrisa y volviendo a encaminarse, murmuró lo suficientemente bajo como para que Lute no la escuchara.
― La verdad es que tuve un poco de miedo al recordar, supongo que ese es el peligro que corren todas las almas que han elegido vivir en la soledad, hundidos en imperio de la conciencia. Bajé la guardia, pero prometo que no volverá a suceder. En el fondo, Lute, solo me has dado más fuerzas para seguir adelante.
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[Fin fanzine 1. La próxima edición será en formato de tomo, con los 8 primeros capítulos]
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Idea y escritura: Raúl Trincado - Dibujo y fondos: Vicente Zúñiga - Pintura: Pia Moya - Edición: Raúl Trincado, Gabriel Araya y Tamara Ruz.
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