- ¿Y no puedes convertir algo en inmortal? ¿Un gato, por ejemplo?
- Creo que podría, pero tendría que elegir bien a mi compañera ... - Mirarle dolía. Recuerdo que mirarle dolía.
- Tampoco, te sugiero mucho enamorarte. Después de todo puedes acabar de dos maneras.
- ¿de acuerdo?
- Puedes acabar de follar, o locamente enamorado y feliz. ¿Lo peor? No depende de ti.
- ¿Y si ya estás enamorado?
- Prepárate, porque te has metido en la atracción más peligrosa de todo el maldito parque. Y a todo esto ¿de quién rayos te ha enamorado? Nadie está a tu altura. - Como de hermosos eran sus ojos. Es horrible enamorarse de esa persona que te ha dado los días contados. - Tienes un alguien en mente ¿verdad?
- Pues si, la verdad, pero creo que ella no me corresponde. - ¿Cómo es?
- ¿Ella? Es mi hermosa dama de ojos esmeralda. Con su cabello de color plata, con sus dedos de historiadora. Con su voz melódica. No me gusta para nada las faldas o los vestidos, adora las deportivas, tiene un montón de pulseras en su muñeca izquierda. No le resulta cómodo llevar coleta. Su entorno es la noche. En la noche se siente cómoda, entonces se desmele, es ella misma. Se pasa las noches, escribiendo cerca de la ventana hasta que el sueño la domina.- Suspiró - Es tan hermosa cuando duerme. - Parece maravillosa.
- Lo es, pero no es capaz de verlo.
- ¿Piensas decirle tus sentimientos ha sido ella en algún momento? - No creo que merezca la pena.
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