Parte Uno de dos
Una noche de lluvia terminando de trabajar como cualquier otro martes por la noche, Rey se despedía de sus compañeros mientras se alistaba para volver a casa, bajo las escaleras sin prisa alguna, marco su salida y tomo sus cosas. Y ahí estaba ella, parada justo en la entrada del bar, parecía indecisa a entrar o quiza esperaba a alguien, llevaba una negra falta corta que resaltaba su delgada cintura y sus finas caderas, botines negros hasta los tobillos, su chaqueta de cuero negro era delgada y estilizada, cabello castaño oscuro con ligeros tintes negros en las puntas, su blusa gris con un estampado de matices grises y ese ridículo sombrero que Rey le regalo en su décimo octavo cumpleaños, sombrero negro que no fue suficiente para no notar que era ella quien estaba parada en la entrada.
Un escalofrió recorrió la espalda de Rey, sus pies no querían caminar hacia esa dirección, su pecho palpitaba muy bruscamente, se negaba a salir por ahi, porque tendría que toparse con ella, estaría forzado a saludarla si ella lo miraba, o quiza ambos se ignorasen mutuamente, cualquiera que sea la opción es la única salida, prefería saltar por el balcón del segundo piso a tal cosa, lamentablemente la segunda planta estaba en mantenimiento y el balcón lo cubría una gruesa capa de hule que evitaba el acceso del agua, sin mencionar que tendrá un examen cerca y que de fracturarse una pierna o dios sabe que hueso, lo forzaría a faltar a la prueba y el profesor de mercadotecnia no es muy generoso, asi que solo queda andar hacia adelante. Tragar saliva no alivia un carajo, pero lo hace sentir más confiado en que, tal vez ella no lo recuerde, tal vez ella despues de todo si olvido todo lo referente a él, a sus amigos, a su familia y a esta ciudad, <ella solo está aquí por casualidad>.
Rey no había visto a su exnovia desde hace ya 2 años, desde que ella rompió su relación con el de la forma más violenta que a su creativa y sádica cabeza se le pudo ocurrir, las personas que fueron testigos de aquel drama en medio del parque central de la ciudad podrían llegar a pensar que ella lo planeo todo para que fuera una ruptura más que definitiva, exageradamente fría y osada, carente de toda calidez y de todo bello recuerdo que habrían formado juntos en algun momento. Y aun asi Emily esta frente a él.
La presión en la pansa juntado con el sudor frio en las pantorrillas y axilas era desagradable, lo mejor para todos seria que el volviera dentro, y esperara a que ella se fuera, <seguro que encontrarnos nos traería de vuelta malos recuerdos a los dos>, levanta su brazo y mira el reloj que lleva en la muñeca, es casi la hora del ultimo autobús a casa, <de ninguna forma puedo tomar un taxi>, Rey cambio la expresión de su cara en tan solo un segundo, ya habia llegado a la conclusión de lo que debía sentir, <todo eso ya no importa>. Camino el largo pasillo de la entrada del bar y tratando de distraer su mente con cosas de más relevancia, recordó lo mucho que le gustaba la iluminación del pasillo de entrada, esas luces naranjas que se encendían y apagaban en un compás lento de esas docenas de bombillas que colgaban todas del techo, los murales de las paredes no eran de lo mejor, pero daba la sensacion de entrar a un lugar tranquilo y familiar, en donde calentar la garganta con bebidas baratas, y el umbral de la puerta, de madera color vino, un pasillo lleno de colores cálidos en una noche fría era tan atractivo a la vista y a la piel que la gente no se lo pensaba dos veces para entrar.
-Ah pasado tiempo Rey, hola…
Quién lo diría el lograr distraerse funciono, nisiquiera noto que ella ya lo habia visto metros atrás, quiza si ella no hubiese dicho palabra alguna, el habría salido sin recordar porque quería olvidar. Pero ella lo saludo.
-Emily, que sorpresa ¿Cómo estás? -contesto desganado.
-Bien! Gracias, perdona que te interrumpa en tu trabajo, sé que soy inoportuna pero cuando tu hermana me dijo que trabajabas aquí no pude resistirme a venir, quería verte y saber cómo estas, Roma no ha cambiado, sigue igual de dulce y linda como la recordaba.
-No interrumpes nada, yo ya me iba a cas…
-ACHU! –estornudo ella de manera pequeña y silenciosa, encorvando la espalda y levantando los hombros.
-¿Cuento tiempo llevas acá afuera? –pregunto Rey, más por cortesía que por preocupación, esperando que ella dijera que no llevaba mucho tiempo debajo de la marquesina de la entrada.
-Una media hora más o menos, la verdad no conté el tiempo. No encontraba el coraje para entrar.
-Ya veo, bueno fue bueno verte Emily.
Cortante cual navaja, Rey acostumbraba ser afectuoso con todos, más aún con sus amigos y familia, sobre todo con su hermana, la cual quería y amaba tanto como para consentirla cada que tiene la oportunidad, pero que le esperaba un regaño injustificado en cuanto el regresara a casa, Rey nunca se tomó la molestia de explicarle a ella con que términos Emily y el habían terminado su relación.
-Rey, espera, yo… yo…
Rey podía verlo en su expresión, no encontraba las palabras, tal vez ella habría practicado que decir, pero en ese momento, en el que ella no decía nada estaba seguro, las habia perdido.
-¿Si?
-Yo…yo solo… -enmudecía a cada palabra.
-Escucha, el ultimo autobús a mi casa saldrá dentro de poco, hoy no me ha ido bien en propinas y no tengo mucho y odiaría tomar un taxi, asi que si no es molestia…
-Oh! Por supuesto, te acompañare a la parada.
-No es lo que quise… -Rey callo dejando la frase a medias. –Si está bien para ti.
-¡Lo está!
No lo penso de un inicio, pero ella tal vez vino a pedirle una disculpa y hacer las paces despues de tanto tiempo, o eso explicaría la forma tan dócil en la que actuaba, <quiza entro a uno de esos grupos de ayuda, de terapia de grupo en el que ponen como una meta pedir perdón a todas aquellas personas a las que recuerdes haberles hecho daño>. Ese pensamiento lo hizo sentir mal de haberle tratado de manera tan cortante, pese a todo lo que aún recuerda haber sentido por ella. Recordar dias en los que ellos dos tomaban sus manos con cariño era algo cotidiano para él, lo recordaba cuando le hacía falta consuelo, cuando estuviera solo en uno de esos viajes a otros estados del pais en busca de una oportunidad mejor para él y su familia, la recordaba a ella involuntariamente, incluso cuando se acostaba con otras chicas. Él sabía que Emily habia tenido una vida difícil, como muchos, con un padrastro abusivo y una madre desinteresada, debió de ser difícil para ella esa época. <Pero nadie tomaba decisiones por ella cuando tenía edad> por lo que comenzar a drogarse con cocaína y metanfetamina no fue culpa de sus padres, como tampoco lo fue todas esas horribles acciones que marchitaron el corazon de Rey, aun cuando ella contaba con su apoyo.
La conversación seguía ausente de camino a la estación, la lluvia golpeaba la chaqueta de cuero de Emily emitiendo un sonido agradable para un silencio. La recorrió de pies a cabeza con la mirada, <sigue teniendo un pésimo gusto para los zapatos> miro todo lo que la limitada vista de reojo le dejara ver, ella era hermosa, (como siempre lo fue). Sus ojos negros cubiertos por largas pestañas debajo de esas cejas pobladas, pecas sobre una respingada nariz, el rojo labial que decidió para la noche le sentaba increíble, su piel clara tenía un aspecto de aun ser suave al tacto, sus piernas largas y llenas de carne, cubiertas por medias negras que solo las hacían lucir mejor, haría a cualquier hombre abrir la boca del asombro, sin duda la recordarían la próxima vez que tuvieran una erección. Rey acaricio sus propias yemas de los dedos, tratando de recordar la textura de la piel de Emily en los dias en los que él tenía el derecho de tocarla, la chaqueta no dejaba ver el busto, pero solo hizo falta un poco de imaginación para completar la imagen de una hermosa mujer. En comparación a hace 2 años ahora está llena de vida. Pero algo andaba mal con ella.
-¿No temes mojarte Rey?
-La verdad es que no.- La sensacion la lluvia ligera no lo molestaba, en cambio era reconfortante para él. -Además tengo un impermeable en la mochila por si empeora. Emily, ibas a decirme algo.
-Asi es…
Tomo aire hasta llenar sus pulmones y dejo salir un suspiro largo, el cansancio de una joven vida se dejaba ver en el claro aliento que dejaba salir.
-Volví a la ciudad hace dos dias… habia estado paseando por ahí, pero en realidad no tenía a donde ir, ni con quien hablar…
-Ya veo… -Pero recordó- ¿Y Lucas?
-Termine con el ya hace mucho, nunca quise estar con él, siendo honesta solo lo use para que me llevara lejos de esta ciudad, lejos de mi familia y de todo. Quería olvidarme de todo lo que conocía, supongo que tambien estabas incluido en eso.
-¿Y porque volviste? –A la pregunta la acompañaba una leve sonrisa de “sabía que eso pasaría” que Rey oculto tan rápido como salió.
-Porque no tenía nada que hacer allá, ni en ningún otro lugar, y aquí, aquí por lo menos tengo asuntos que quiero terminar, verte y decirte lo siento era uno de ellos… esta mañana cuando me encontré con Roma y su novio, me hablo de todo lo que habia pasado por aquí… de como ustedes se fueron de la casa de sus padres, como ella habia recuperado la vista, la muerte de mi hermano… creo que le arruine la cita.
<¡¿ROMA TIENE NOVIO?!> Le cayó como balde de agua fría, pensar que algun adolecente idiota de hormonas alteradas estaba con su queridísima hermana y que sin duda alguna aquel zángano homosapiens de verga parada le terminaría rompiendo el corazón, le hizo expresar con el rostro su desagrado.
-Ups… Creo que no debí decir esa parte ¡¡hahahahahaha!! Tú y tus hermanos siempre cuidaron tan bien de ella, pero está creciendo, asi que no te vayas a enojar con ella ¿Si? Me sentiría mal.
Ahora le esperaban dos regaños injustificados en casa.
-Sé que crece, y no, no me enojare con ella –Mintió él, ya estaba enojado de que no le haya dicho <asi que no hay grupo de ayuda>.
Unos hoyuelos marcados en las mejillas de Emily marcaron su rostro al sonreír, Rey no pudo evitar contemplar su sonrisa, como tampoco pudo evitar fijarse en las arrugas de su cara, <creo que fue en algun articulo> donde Rey leyó que las arrugas son las marcas de lo difícil que ha sido nuestra vida, y las de ella eran profundas y largas, tanto los hoyuelos como las comisuras de los labios reflejaban cansancio, las patas de gallo eran recientes y las largas líneas sobre sus cejas no eran precisamente discretas. Todas ellas juntas salieron a la vista cuando ella mostro su sonrisa, era hermosa. <Lo has tenido duro> cuesta creer que aun con todas esas cicatrices que la vida le ha dejado pueda sonreír con tanta honestidad.
Cuando llegaron a la estación se veia venir la línea 32, la que recorría todo el camino del boulevard, hasta llegar a la zona de departamentos de la ciudad, la línea de Rey. Habían llegado justo a tiempo, la lluvia habia empeorado un poco, seguía siendo ligera y fina, pero caía con más frecuencia, las luces blancas de las farolas reflejaban los delgados hilos de agua que mojaban la corona de la cabeza de Rey, el piso no tenía charco alguno, pero la roca de la calle empedrada reflejaba los destellantes matices de luz de las farolas y los faros de los pocos autos que pasaban, todos ellos viajaban sin prisa, <¿A esta hora quien esta apresurado de volver?>. Rey saco sus manos de sus bolcillos, de su mano derecha saco un zippo y de la izquierda unos Rhode island, de los cuales se llevó uno a los labios y encendió con el zippo girándolo con su dedo anular y prendiendo fuego con el pulgar, lo apago con un solo movimiento rápido.
-Te perdone hace mucho, no tenía sentido guardarte rencor. Pero si puedo ser honesto tambien, despues de que te fuiste, te odié, y deseaba que murieras, pero me deshice de esos estúpidos pensamientos infantiles, asi que llegas tarde, ya no hay nada que perdonar.
-Hahaha, al parecer, supongo que era la única que aun pensaba en eso…
Cuando el autobús arribo a la estación eran los únicos parados ahí, freno justo en frente de Rey y dejo salir a dos pasajeros.
-Adiós Emily, seguramente nos volvamos a ver ya que volviste a la ciudad. –Y sin ningún gesto más, sin siquiera mirarla a los ojos –Nos vemos.
Rey no dio siquiera un solo paso cuando sintió como Emily lo abrazaba fuertemente por la espalda...
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