Diciembre....

"Querida Hermana

Espero que estés bien.

Ya han pasado 4 meses desde mi llegada a Italia y hoy he aprendido a hacer Pie de limón, aunque no me salió como yo imaginaba, por encima estaba chamuscado.

Milandri-san es muy amable conmigo, todos en la pastelería son muy amables. Desde que nos conocimos me han dejado ayudarles un poco atendiendo a los clientes, es el único lugar al que puedo ir en mi tiempo libre. Pero sabes?.... hoy por primera vez Milandri-san me dejó ayudar en la cocina... aunque después de hoy ....creo que tendrá más precaución... ya que incendié las cortinas, no me preguntes cómo sucedió porque de solo recordarlo quiero morirme de vergüenza. Trataré de reponer las cortinas lo más pronto posible. Afortunadamente Milandri-san no se molestó y me dijo a modo de consolarme "Descuida, la primera vez que cociné algo igual quemé las cortinas de mi madre".

También debo contarte que me ha llamado la atención que no he tenido problemas al tratar con mujeres últimamente, quizá se deba a Clara (la amiga de Milandri-san de la que te hablé en mi anterior carta), o quizá sea también gracias a Milandri-san, quien insistentemente me obliga a lidiar con las clientas retándome y burlándose con que no podré ni tomarles la orden aaaaah (suspiro) y como conoces bien a tu hermano mayor.... no puedo negarme ante un reto..... aunque todavía prefiero evitar a las mujeres... me cuesta superar mi temor hacia ellas, pero no te preocupes estaré bien.

He escuchado de nuestra tía que pronto saldrás de vacaciones, prométeme que te divertirás y serás una buena niña. Ten paciencia con la tía y se amable.

Te Quiere....

Tu hermano mayor, Kibari."

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Después de enviar por e-mail la carta tras salir de clases, me apresuré a ir a mi apartamento. Al salir, el aire frío del ambiente enrojeció mis mejillas, la llegada del invierno había dejado un delgado manto de nieve sobre toda superficie, pero aun así, el frio no cesó el movimiento de la gente, y tampoco la moda de inverno. El suéter verde que usaba junto a una bufanda negra que rodeaba mi cuello, no era para nada comparable con el saco obscuro que solía usar cuando hacía frío en Japón, y ciertamente.... en Italia me sentía diferente.

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Pasando cerca del comedor veo a Julio (un empleado de la pastelería) hablando con un Chef, él termina de hablar con el hombre y sale del comedor dirigiéndose al vehículo para hacer la entrega del día. Así que acelero mi paso para alcanzarlo, y cuando me encuentro a unos metros de él....

BUM! (ruido sordo)

- Auch! - escucho el quejido de una mujer.

...estábamos en el suelo, en frente mío noto la cara de una chica, con los brazos me impulso rápidamente para apartarme de ella. Intento ayudarla a pararse pero cuando intenta darme su mano, me pongo nervioso y me aparto avergonzado.

"Odio mi estúpida fobia"

- ¿Está bien Kibari? - dice Julio acercándose y ayuda a la chica a levantarse.

- Sí, es solo que estaba distraído y no me fijé - me explico y dirijo la mirada hacia la chica - Perdóneme.

- No, yo igual andaba apurada y distraída - responde la chica, se acomoda el bolso en el hombro y retoma su camino.

Julio me da un golpecito en la espalda. El solo pensar que casi toqué a una mujer me deja trastornado.

- Es una joven muy linda - comenta como si estuviese perdido en sus propios pensamientos sin dejar de ver cómo la extraña se alejaba de nosotros.

- ......... - me quedo por un momento en silencio digiriendo silenciosamente el actuar de Julio, hasta que inevitablemente se me escapa una sonrisa y este reacciona de su sueño como si nada.

- ¿Tiene algo que hacer Kibari? Puedo llevarlo a la pastelería después de que entregue este pedido - dice con una amable sonrisa.

- No tengo nada que hacer, si quieres te puedo ayudar - digo devolviendo el gesto. Seguidamente nos dirigimos al vehículo de la pastelería y bajamos unas bandejas y un par de pasteles, y los llevamos a la cocina del comedor.

Al atravesar las dos puertas traseras de la cocina nos encontramos con el mismo hombre con el que hablaba Julio antes de ir a mi encuentro, el hombre me mira fijamente con una leve sonrisa y detengo el paso sin saber que hacer... hasta que un diminuto hola sale de mi boca y corro inmediatamente tras de Julio, y dejamos el pedido. Cuando regresamos a las puertas, el hombre seguía allí con los brazos entre cruzados mirándome todavía, su alto porte, cuerpo macizo y su estilo de corte tipo militar me hacen dar ganas de querer esconderme en la sombra de Julio y salir cuanto antes de allí.

—Saludos a Sergio, dile que el último pedido de brownies tenía sabor a calcetín —dice el hombre despidiéndose de nosotros soltando una pequeña risa.

—Hahaha no sé cómo irá a tomárselo el jefe pero se lo diré —corresponde irónicamente Julio al saludo y el hombre con gracia regresa al interior de la cocina.

—¿Y eso? —pregunto a Julio —¿Por qué aquel hombre dijo que los brownies de la pastelería tenían sabor a calcetín?

—El jefe no se lleva bien con Bruno, ah Bruno es el Chef encargado del comedor universitario, es una persona amigable pero cuando se trata del jefe actúa sarcásticamente. Quizás ya los has visto hablar en los pasillos o discutiendo.

—Creo que recuerdo vagamente haberlo visto hablar antes con esa persona, es la primera vez que lo veo de cerca.

—Antes de conocerte el jefe no quería venir a dejar pedidos a la universidad con tal de no encontrarse a Bruno, he escuchado que estudiaron juntos y no dejaban de competir entre ellos. Pero tal vez el jefe viene de vez en cuando a dejar los pedidos por ti Kibari - ríe entre dientes y le miro anonadado.

"¿Antes Milandri-san no venía y ahora viene.... por mí?"

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Cuando llegamos a la pastelería veo la sala llena de cajas con adornos navideños, Clara y Sergio se reúnen alrededor mío.

—Hola Kibari ¿te trajo Julio? - Pregunta Milandri-san.

—Lo encontré justo cuando iba a dejarle el pedido a Bruno (el chef del encargado del comedor universitario) - explica Julio.

—Sí, nos encontramos en la universidad —apoyo —veo que están muy ocupados.

—Sí, estábamos decorando la pastelería para navidad —explica Milandri-san.

—Justo en estas fechas es cuando más clientes tenemos así que queremos que se vea cálida y acogedora, no pudimos decorar antes porque teníamos muchos pedidos pendientes - Agrega Clara.

—¿Puedo Ayudarles en algo? —pregunto.

—Pero claro, por favor, nos va a hacer falta manos, más bien tráeme esas cajas que están en ese rincón, me vas a ayudar a colocar los adornos en el árbol —dice clara agraciadamente.

—eeee Kibari.... —interrumpe Sergio —Estábamos pensando en hacer una pequeña fiesta en navidad, y nos gustaría que la pases con nosotros....si te parece bien —dice Milandri-san ansioso, sin embargo la cara de Clara albergaba una sonrisa que resaltaba sus mejillas esperando un sí por respuesta.

"Vamos Kibari no te pongas nervioso, no tienes nada que hacer ese día, además vas a estar solo, así que solo da una respuesta decente..... solo di que sí"

—Sí, claro —respondo con la cara colorada.

—Oooooo tan adorable mira como le has puesto la cara colorada, tan tierno como un niño —dice Clara y corre a darme un abrazo muy sofocante.

—Ugh!!! No puedo respirar —digo con la cara morada.

—Lástima que no soy mujer.... —susurra Milandri-san, los ojos se me abren como platos ante lo que escucho. Clara me suelta y con una gran sonrisa me lleva al árbol a decorar muy animada.

Desvió un poco la mirada para observar a Milandri-san quien había puesto una expresión seria, pero rápidamente me distraigo con el calendario que estaba detrás de él... No podía creer que el tiempo estaba pasando tan rápido y ya estábamos cerca de navidad, ya estábamos en 18 de diciembre, faltan como siete días para que sea 25...

"¿Hoy..... hoy es 18 de Diciembre?"

—¿Kibari...estas bien? Te has puesto como papel —dice Clara preocupada...

Miro mis manos y trato de girarme para darle una sonrisa a Clara —Si... eee solo me sorprendí por la fecha —trato de reírme pero algo dentro de mí se derrumba y la culpa que tanto quise olvidar se apodera de mí....

"Asumiko, otro año más ha pasado y esta vez..... ¿Lo he olvidado?"