25 de enero del 2020, 13 horas con 5 minutos.
En la televisión pasan un programa de cocina, mi madre lo está viendo aunque no haga ninguno de esos platos que preparan en aquel programa, padre se fue al trabajo temprano, mis hermanos están en la escuela, por otra parte, yo, ya salí del colegio, pero me siento bien y a la vez mal, un sentimiento de indiferencia me invade, como que vivir lo mismo todos los días se torna aburrido, repetir la misma maldita rutina; no es que me queje, muchas personas no tienen hogar, ni nada que comer, pero, ya esto se está volviendo repetitivo, como quisiera que algo cambie, procedo a preguntarle a mi madre
-Mami, ¿no estas aburrida de lo mismo de siempre?-
-No, para nada, ¿por que lo dices?- me pregunta
-Es que siento que esto se está volviendo un ciclo, todo aburrido-
-lo que tienes es hambre- me dice en plan para evitar que le siguiera preguntando mis estupideces
-si, tienes razón-
me aproximo a la refrigeradora a buscar algo para comer, cuando de repente pasan una noticia de última hora, dicen que anda un virus que convierte a los animales en una especie de muertos vivientes, pero al parecer no todos los animales son afectados por este virus, y que hay probabilidades de que sea contagioso para los humanos.
-¿Sera verdad?- exclama mi madre, toda asustada
por favor, a toda la población, tener mucho cuidado con estos animales, más adelante en el noticiero se hablara sobre este tema…
-no ha de ser- digo para calmar el ambiente, -no ha de ser como esas películas de ficción-
13 horas con 30 minutos.
-mijo, vaya a recoger a sus hermanos a la escuela, yo voy a salir a hacer compras al supermercado-
-sí mamá- contesto, -¿dónde están las llaves del carro?- -Donde siempre se las deja- me responde -ya las encontré, bueno voy a verlos, ya vengo-
Mientras me dirijo a la escuela donde estudian mis hermanos, detrás de mí escucho una ambulancia acercándose a toda velocidad, me hago a un lado para dejarla pasar, pero, a los 5 segundo de que pasó esa ambulancia, comienzan a pasar 4 ambulancias más, una tras otra y otra, he de suponer que ha de ser una emergencia en alguna fábrica o un accidente de tránsito, en la emisora de radio de la cual yo estaba escuchando música, dicen que ocurrió un accidente de tránsito en la avenida 18, no muy lejos de la escuela dónde están mis hermanos, acelero para llegar rápido a la escuela, pero el escenario que me encuentro es como si fuera sacado de alguna película de terror, todo era un caos, había gente corriendo de un lado a otro, me comienzo a desesperar y me bajo del carro corriendo hacia la escuela, sin saber qué es lo que sucedía, comienzo a buscar a mis hermanos, me encuentro en el pasillo del colegio y gritó sus nombres, !!José¡¡, !!Rose¡¡, llamó a sus teléfonos, José no contesta, como siempre, marcó a Rose y contesta; -Rose, donde estas, donde esta José?- -estamos en el coliseo de la escuela, estamos con otros alumnos y unos profesores, tengo miedo, que está pasando?- me contesta toda asustada -ya voy para allá, esperen-, en mi cabeza me pregunto si mi madre y mi padre se encuentran bien; procedo a buscar algún objeto para poder defenderme de esas cosas, encuentro un bate de béisbol, -con esto bastará-, me dirijo al coliseo; al pasar al patio de la escuela, me encuentro a un grupo de esas cosas, tienen aspecto a cadáver y huelen a alcantarilla, me abro paso por ellos lo más rápido que puedo en forma de zigzag para que no logren atraparme, pero para mala suerte, tropiezo y caigo, esas cosa se acercan hacia donde estoy, uno me agarra de la pierna, parece que este es mi fin, pero la cabeza de esa cosa explota; al parecer un profesor cargaba un arma en el carro, llega a donde yo estoy y me pregunta -¿estás bien?- -si estoy bien, vine a buscar a mis hermanos, dicen que están en el coliseo- -si están todos allá- me responde el profesor -quedate atrás de mi- me dice; al llegar al coliseo había muy pocos alumnos, el resto que no estaban fueron atacados por esas cosas, al parecer todo terminó siendo lo que las películas de ficción dicen, parece que el coliseo es un lugar seguro pero no se por cuanto tiempo permanecerá así, trato de contactar a mi madre, pero no contesta, vuelvo a intentar otra vez y nada, me estoy comenzando a preocupar, siempre contesta el teléfono, intenté una última vez y contesta, -mamá, ¿estás bien?- le pregunto, -si, llegaron de la nada y comenzaron a atacar a todo lo que se movía, estoy encerrada en el cubículo del baño, ven a verme , estoy asustada- -tranquila mamá, quédate ahí sin hacer ruido, ya voy para allá-; en eso lo que parecía ser un lugar seguro ya no lo era más, las puertas del coliseo comenzaron a caer, y esas cosas comenzaron a entrar, comenzaron a comerse a las personas que se encontraban ahí, lo que nos impactó fue ver cómo al ser mordidos por esas cosas unos pocos minutos después volvías como uno de ellos, entre todo el alboroto que se armó, mis hermanos y yo comenzamos a correr, sin un plan, mientras corríamos, vimos como esas cosas, una por una, se iban comiendo a todos, mi hermana con lágrimas en los ojos me pregunta -¿vamos a estar bien?, ¿mamá y papá están bien?- yo le respondo sin saber nada -ellos están bien, corramos hacia el carro- mientras corríamos, el profesor que me ayudó, grita, ¡¡a la cabeza, disparen a la cabeza!!, al parecer habían encontrado el punto débil de esas cosas; mientras nos íbamos dirigiendo al carro, corriendo, una de esas cosas se atravesó frente a nosotros, mi hermana grita, yo le digo -no grites , José sostén a Rose-, agarro fuerte el bate que había encontrado y como si de una sandía se tratase le parto la cabeza a esa cosa, cae de golpe al piso, nosotros seguimos nuestro camino; una vez que llegamos al carro, lo enciendo pero veo que viene un grupo de esas cosas hacia nosotros, me apresuro a encender el carro y comienzo a atropellar a esas cosas, le digo a José -Trata de llamar a papá-, le doy mi teléfono, mi hermana pregunta -¿a dónde vamos?, yo respondo -vamos a por mamá, está en el supermercado, pero antes tenemos que ir a la casa por unas cosas-, José me dice -papá no contesta, ¿estará bien?-, yo le doy una respuesta para no se preocupen -seguro ha de estar bien, él carga un arma en su carro, por ahora vamos a la casa a ver una cuantas cosas-; llegando a la casa nos bajamos del carro sin apagarlo, les digo a mis hermanos -bien, José y Rose, vayan a la cocina, busquen comida enlatada, pan y comida que aguante bastante tiempo, cojan algunos cuchillos y escobas, recojan agua-, ellos me preguntas -¿tú que vas a hacer?-, yo respondo -en el cuarto de padres hay una escopeta de papá, voy a recogerla- -una vez todo listo, me esperan en la sala-; ya recogida todas las cosas nos preparamos para salir directo al carro, con un machete que José encontró le partió la cabeza en dos a una de esas cosas, la verdad que ya le he conseguido un nombre para esas cosas los “errantes”, así le voy a decir de ahora en adelante ya que andan de un lugar a otro, sin rumbo fijo; una vez en el carro con rumbo al supermercado José pregunta -¿para qué son los palos de escoba?-, -son para hacer una lanza con los cuchillos, encontré amarras plásticas, toma, haz una lanza, Rose ayúdale-, hicieron tres lanzas, una para cada uno, -ya llegamos al supermercado, no quiero que se separen de mi, ya saben que su punto débil es la cabeza, no dejen que los muerdan, bien, vamos a ver a mamá-.
16 horas con 15 minutos.
Mamá me dijo que estaba en el baño, pero el único problema es que el baño queda en el piso dos, el ascensor no funciona así que fuimos por la escaleras, al llegar al segundo piso nos topamos que estaba con errantes, -bien, recuerden, a la cabeza-, al salir a los pasillos comenzamos a correr hacia los baños, los errantes que se nos cruzaban le destrozamos el cráneo, solo faltaban dos locales para llegar al baño, pero Rose tropieza, malditas ea fue la peor escena que pude presenciar, los errantes se lanzaron encima de ella, se podía escuchar los gritos de dolor y yo sin poder hacer nada le digo a José, -corre, sigue adelante-, dejamos atrás a mi hermana, dejando que esos bastardos se llenarán el estómago con mi hermana; al llegar al baño de mujeres donde se encontraba mamá, vimos que habían dos errantes, me desahogue con ellos porque perdí a mi hermana, con el machete los partí en dos como si de gelatina de tratase, al terminar con el último errante del baño escuchamos como de unos cubículos salía un sonido de queja, le pedí a Dios y a todos sus santos que no fuera el cubículo donde se encontraba mi mamá, José me quedó viendo y yo lo quedé viendo, me acerco para abrir el cubículo, al abrirlo sale un errante, era mi madre, la habían mordido, José se echa al suelo llorando, yo me alejo de ella también llorando, no sabíamos que hacer, lo único que podíamos hacer era acuchillarla la cabeza, pero no podíamos, como un hijo puede acuchillar a su madre, es imposible, no importa que fuese un maldito errante, no podíamos, pero si no lo hacíamos nos va a morder a nosotros también, procedo a coger el machete, le cortó una pierna para que no se siga moviendo, y le parto la cabeza a la mitad, desde ese día supimos que el mundo ya no era lo que nosotros conocíamos, ya no era la regla del que mejor se adapte sobrevivirá, ahora se rige por la ley del más fuerte.
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