El señor Andrés se incorporó nuevamente en la banca, y continuó su historia.
-Después de tomar mi decisión, tuve que prepararme para los exámenes de admisión para la universidad, y eso implicó dejar de lado mi tan amado arte. Al principio me dije que solo sería hasta que tuviera más tiempo para mí mismo, pero después de lograr entrar, me encontré en situaciones donde para aprobar todas aquellas clases y exámenes tuve que dedicar todo mi tiempo para estudiar. Pero me esforcé durante años hasta lograrlo.
-Pero si era tan difícil, además que era algo que no le agradaba realmente y hasta le dificultó tanto, ¿Por qué continuo?
-Porque en esos días, pude ver que mi padre había comenzado a mostrarse un poco más parecido a como era en los días en que mi hermano vivía, y esa era mi motivación para continuar ese camino. Después de todo, que mi padre volviera a tener vida en sus ojos también trajo tranquilidad al corazón de mi madre, y aunque sea un poco doloroso, ambos habían admitido que les tranquilizaba también que dejara de lado la idea de ser artista, ya que ambos pensaban que terminaría como un fracasado.
El señor Andrés me miro, y en su mirada pude ver que ese recuerdo le traía un poco de dolor, pero le hacía frente a ese dolor con una sonrisa un poco diferente a la que había visto en él hasta ahora.
-Después de lograr terminar la carrera, trabajé durante algunos años en una empresa donde mi padre menciono una vez que mi hermano quería trabajar cuando se graduara, y me encontré con un obstáculo más grande que los estudios.
-¿Qué clase de obstáculo?
-Que al no tener la misma capacidad que mi hermano, tuve que esforzarme mucho más para sobrevivir en esa carrera. Y no fue hasta después de varios años, que me di cuenta de los errores que cometí con todas esas decisiones. Esos errores son la razón por la que comencé a escribir esos pensamientos y reflexiones en esta libreta.
En ese momento, el señor Andrés sacó la misma pequeña libreta de notas que, al fijarme mejor esta vez, podía notar que tenía pequeños desgastes que no se notaban a simple vista por el color oscuro que la cubría. El señor Andrés hojeó las páginas de la libreta, claramente recordando diferentes momentos al leer los diferentes pensamientos escritos como el que tenía la hoja de papel que permanecía doblada en mi chaqueta.
-¿Significa que hay más como ésta?
-Efectivamente. Esa que tienes ahí, es la reflexión que hice pensando en todo el camino que he recorrido a lo largo de mi vida.
En ese momento entendí que esa nota era más de lo que había creído. Era la forma plasmada de lo que el señor Andrés había vivido, y no podía simplemente tratarlo como basura. Ese pensamiento, ciertamente lo guardaría para recordar lo que habíamos hablado.
-¿Y qué ocurrió después?
-Bueno, lo que ocurrió después fue lo que me hizo darme cuenta de todos esos errores, y fue la muerte de mis padres. Pasé tanto tiempo tratando de ser alguien que no era, tratando de llenar el hueco que mi hermano dejó, que no me di el poco tiempo necesario para cuidar de la familia que aún tenía, y no me enteré ni siquiera cuando llegó el momento del funeral. Solamente cuando un familiar me contacto para reclamarme por no haber ido ni siquiera al entierro.
La muerte de sus padres… Y en una manera tan triste y estremecedora…Ese tema me parecía demasiado delicado para tratarlo así de la nada.
-No te preocupes mucho por eso. Lo pasado ya ocurrió, y no podemos remediarlo. Pero eso mismo es lo que me hizo darme cuenta de los grandes errores que cometí. Traté de llenar el hueco que dejó mi hermano, pero al hacerlo, dejé un hueco donde debía estar yo. Al tratar de cumplir los sueños de mi hermano, perdí mis propios sueños, diciéndome una y otra vez que los postergaría hasta que tuviera tiempo, hasta que finalmente mis manos olvidaron lo que se sentía dibujar.
-Eso realmente suena triste…
-Alex –El señor Andrés se levantó, y me miró con una mirada cálida como la de un abuelo-. Gracias por escuchar a este anciano. Pero tampoco te preocupes pensando que perdí toda mi vida así. Puede que haya perdido muchas cosas, pero al menos me percaté a tiempo para no perder otras.
El señor Andrés extendió su mano hacia mí con la libreta de cuero cerrada y amarrada por un pequeño cordón.
-Por favor, acepta esto como un regalo. Y trata de no cometer los mismos errores que cometí en mi tiempo.
-Señor Andrés… Gracias. De todo corazón, gracias por contarme su historia.
En ese momento, lo que más sentía era gratitud. El señor Andrés me había contado una historia que me daba mucho que pensar, y sentía que ya podía empezar a buscar la respuesta que estaba buscando para mí mismo. A pesar que la historia en sí no me decía lo que deseaba, al menos me enseñaba lo que necesitaba para hallar la respuesta.
-Si necesitas ayuda para entender alguno, puedes encontrarme aquí como ahora. Y si te acercas a saludar… Te lo agradecería bastante.
-No se deshará tan fácil de mí. Aún no me enseña a hacer que los animales me acepten de esa manera.
Después de eso, con un par de sonrisas en nuestros rostros, nos despedimos. El señor Andrés salió por la misma puerta del parque que la última vez, mientras yo me quedé en la banca frente a la laguna, con la libreta de cuero en mis manos, y sentía que su peso era mayor que simplemente un par de hojas de papel. Miré la laguna un tiempo más, mientras reflexionaba acerca de lo que esa libreta representaba, como las enseñanzas de la vida de una persona, y hojeaba a momentos las hojas. Finalmente, tomé mi mochila y me dirigí a la salida del parque para dirigirme a mi casa, ahora con una libreta llena de pensamientos que esperaba entender, y que ahora tendría un maestro no de una clase en la escuela, sino de la vida.
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