1
Julian
Han pasado 4 meses desde que Ezra se marcho sin previo aviso.
Los sirvientes comienzan a murmurar, a sospechar sobre su ausencia, mientras. yo me quedo sin excusas.
Solo algunas veces he logrado salir a buscarlo, cuando cae la noche y dejo de ser el centro de atención, sin embargo, mis esfuerzos no han sido más que en vano.
Tras meditarlo durante mis noches de insomnio, he decidido notificarlo en la próxima reunión con los demás reinos, pedir su apoyo y extender la búsqueda mas allá de Ambrose, y aun así no puedo sentir esperanza, ya que para ellos no es de importancia, al contrario, un príncipe desaparecido es un paso más cerca de la corona, en caso de que el actual rey muera.
En la habitación reina el silencio salvo el tictac del reloj, y el sonido de pasos aproximándose. Doy un suspiro y recupero mi postura, mostrando fortaleza que no está ahí.
“Adelante”, mantengo la autoridad en mi voz.
La puerta se abre y puedo ver a Ronnie, líder de mi ejército, entrando a la habitación y haciendo una reverencia antes de hablar.
“Su majestad, la reina Zaliki de Amun ha venido”.
No puedo evitar arquear una ceja.
En Gamaliel no es común que los reyes se visiten los unos a otros, salvo algunas excepciones, entre ellas tratados de comercio, festivales, o en el peor de los casos, declaraciones de guerra.
La distancia entre los 6 reinos es considerable, así que la mayoría de las reuniones se realizan en Alsandair, tierra neutra.
“Dile a las damas que preparen la mesa, y llama a los bufones también, estaré con ella en unos minutos”.
Ronnie asiente, y, tras otra reverencia, sale de la habitación.
Tras asegurarme que se ha ido, miro por la ventana y puedo ver los caballos con el emblema de Amun tallado en oro: un gato de orejas enormes y puntiagudas frunciendo el ceño, con la espalda curvada listo para atacar; detrás de él se extienden unas enormes alas.
El hecho de que Zaliki estuviera aquí significaba que tenía algo importante que discutir, algo que no quería compartir con los demás o bien era algo solo para mí, o sobre mí.
Ella era así.
La reina Zaliki de Amun, amada, respetada, y temida.
Contaba con decenas de informantes y espías por todo Gamaliel, incluso dentro de la misma corte del Rey Absoluto, lo cual ninguno de los otros 5, nos habíamos atrevido a intentar.
Su ascenso al poder fue tan rápido y sencillo que nadie lo vio venir. Era tan joven y tímida a primera vista, pero parecía estar poseída por el alma de una reina de milenios atrás.
Desde el primer día que uso la corona, no ha existido alguien que pueda detenerla.
Si su padre la hubiera notado desde un principio, estoy seguro que ella ocuparía el Trono Absoluto.
Salgo de la habitación y paso por los largos pasillos hasta las escaleras, junto a ellas, la puerta que esconde una habitación vacía.
“Ezra”.
*
La música se detiene en cuanto entro a la habitación, solo la melodiosa risa femenina continúa un par de segundos más, hasta que nuestras miradas se encuentran.
“Julian!, vaya que te has tomado tu tiempo para acompañarnos”, su cautivadora sonrisa no abandona sus labios, “Ambrose tiene los mejores bufones de Gamaliel, estoy segura, te importaría enviarme algunos para el cumpleaños de Ramses?”
Aprieto la mandíbula al escuchar el nombre de su hijo, como lo sospechaba, viene a hablar de la desaparición de Ezra.
Zaliki se levanta de su lugar y camina lentamente hacia mí, su cabello largo y oscuro ondeándose con cada paso, sus ojos dorados analizándome, como un gato listo para atacar.
No muevo ni un musculo cuando coloca sus brazos sobre mis hombros y me abraza, sus labios carmesís casi pegados a mi oído.
“Es una lástima”, puedo sentirla sonreír, “que tu hijo Ezra no pueda acompañarnos”.
Levanto mis manos lentamente y las coloco sobre su cintura, logrando que se aparte un poco.
“Qué asunto puede ser tan importante que no pueda esperar a la próxima reunión en Alsandair?”
Su sonrisa desaparece al ver que no muestro miedo alguno, y, por unos segundos, creo que va a gritarlo para que todos escuchen y puedan comprobar que, en efecto, Ezra no estaba en su habitación.
Zaliki dio un paso hacia atrás y se cruzo de brazos, observándome, analítica como siempre, su sonrisa regresando a su bello rostro.
“He escuchado buenas noticias, Julian, algo muy bueno está a punto de suceder y he decidido compartirlo primero contigo”, camina hacia la mesa llena de fruta y toma unas cuantas uvas, la observo unos instantes hasta que entiendo lo que quiere decirme.
Doy un aplauso y ordeno a todos retirarse del salón, ella vuelve a su lugar y cruza sus largas piernas, esperando hasta que el último de los sirvientes se retire. Cuando el silencio llena la habitación, tomo mi lugar a su lado.
“Nadie sabe que he venido”, arqueo la ceja al escucharla, “así que espero tus sirvientes no lo mencionen”.
“Quizá no debiste traer tantos caballos”, estiro el brazo para alcanzar un poco de fruta, no había notado que tenía hambre, “probablemente ya los demás estén enterados”.
Zaliki niega con la cabeza, “Ellos creen que uno de mis mercaderes personales ha venido, o al menos eso los hice creer”.
Asiento lentamente y la observo, haciéndole saber que nadie más se enterara de su visita.
“El asunto es que tengo contacto con Klaus, uno de los mejores médicos de Landoberct, quien coincidentemente se encuentra en Alsandair”.
No puedo esconder la sorpresa en mi rostro. La única razón para que convocaran a alguien tan prestigiado como Klaus…
“Han pasado 80 años, demasiados, desde que el último rey fue coronado”, Zaliki interrumpe mis pensamientos, “y Klaus me ha dicho que nos preparemos”.
“Quieres decir que…?”
“Así es, Hadrian ha enfermado. Están preparados para convocar el próximo torneo”.
Comments (1)
See all