Contuve la respiración, el pliegue final de la carpa que tocaba el suelo, estaba a mi lado derecho, no lo podía creer mis rezos habían sido escuchados, si era rápido podía escabullirme por él y librarme de que ese guardia me encontrara. Sus pasos más cercanos me sacaron de mis pensamientos, debía de hacerlo en el momento en que su visión fuera cubierta por la montaña de cajas, esa era la oportunidad perfecta.
3...
Dos pasos más cerca de donde me escondía, mi respiración entro en un ritmo lento y controlado, debía de ganarle a mi mente, debía de deshacer me el miedo y los nervios, debía de confiar en mis propios instintos de supervivencia. Debía superar me a mí mismo, debía de confiar en mí, sin titubear.
—Nataniel espérame un poco más, ¡ya voy!— pensé con gran determinación y control sobre mi cuerpo.
2…
Mi cuenta mental no se terminaba, faltaba solo tres pasos para que el soldado se encontrara en la posición exacta que necesitaba, para que no fuera capaz de percibir el movimiento de la tela, y por ende mi huida, mi cuerpo ya estaba cerca de la tela solo necesitaba el momento exacto.
1…
¡Al fin, ese momento avía llegado¡ el hombre se distrajo, viendo las cajas a mi izquierda, las cuales estaban intactas, cerradas con cuerdas para no permitir que las revisaron por error, eso a mí ya no me importaba. Levantando con cuidado la tela, sosteniéndola en un puño; pude ver que Orión se encontraba vigilante, expectante a que yo regresara y nos fuéramos de ahí.
Sin desperdiciar más mí escaso tiempo, deslice mi cuerpo fuera de la carpa y sobre la tierra, notando como se acercaba la luz del farol a donde anteriormente me encontraba, fui rápidamente a esconderme detrás de un árbol cercano, si solo vieran mi silueta con la lámpara, estaría realmente en peligro.
Los segundos pasaron, tan rápidos como la situación de peligro, el soldado ahora se retiraba de la tienda y dio paso contrario a mi ubicación, enserio los dioses avían intervenido en mi salvación, ahora solo debía de llegar a Orión y largarnos de una ves de este lugar.
“Respira, contrólate, se inteligente….
No parezcas débil, no grites por piedad….
Mantente orgulloso, mantente astuto, tú debes vivir…
No desperdicies el regalo de los dioses, porque ellos nunca han dejado de velar por ti…
Vive, omega, porque es momento de correr…”
Manteniendo me cauteloso, entre los arbustos y arboledas, logre llegar a mi caballo, pude sentir como Orión me examinaba con la mirada, para ser un animal era muy sobre protector y hasta diría que era más humano que la mayoría de hombres que he conocido.
Subiéndome a la silla, observamos a escondidas al pelotón algunos dormidos afuera y todos en carpas, aun existían una pregunta en mi mente, ¿que contendría la otra carpa blanca?; la verdad prefería no arriesgarme a averiguarlo, le di una suave palmada en el cuello a Orión indicándole que ya debíamos irnos.
En poco tiempo regresamos a nuestro refugio y estaba vez preferí no arriesgarme, obligue a Orión a dormir en el interior de la cueva, este después de luchar y moverse intranquilo, se rindió acomodándose aun lado de la cueva y comer algo del musco que estaba ahí.
Me acerque a la cama de tejido de hojas en ella, entre las mantas, pude encontrar aun, dormido sin ser consciente de lo ocurrido esa noche a mi hermano, mi pequeño Nataniel, tan dormido como en el momento en que me fui; sacando de mi bolso la nueva colcha para dormir me acosté y con ella me cubrí.
—Fue una noche larga, ¿no lo crees Orión?— el animal no hizo ningún ruido, dando a entender que ya se encontraba dormido o no pensaba responderle, al menos todo avía salido bien y nadie nunca sabría lo ocurrido.
El sueño me gano, y sin más la me dedique a descansar, a dormir y soñar; feliz de haber vuelto con mi bebe, con la única persona que me taba a este mundo, gracias a toda fuerza omnipotente, por a ver escuchado mi suplica, e intervenir en mi ayuda, realmente gracias.
“¿Los dioses realmente existen?
Entonces explícame que me ha ya logrado salvar, de lo que seguro hubiera sido mi muerte…
Bueno eso es verdad….
Pero no siempre puedes ver el lado negativo de las cosas mi pequeño, debes de pensar en positivo y atraer las mejores vibras del universo, así que si, si creo que los dioses existen realmente…”
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