“¡Idiota!”, maldijo para sus adentros.
¿¡Cara de estreñido!? ¡La que tenía él!
Le costaba reconocer en aquél a Naruto -siempre sonriente y su intensa mirada-, con el rostro magullado y retorcido por el dolor como lo tenía ahora.
O no era realmente consciente de su situación, o verdaderamente estaba grave. O ambas cosas.
Realmente no entendía qué había podido ocurrir para que Naruto terminase tan malherido. Los ninjas contra los que luchaba ciertamente le eran desconocidos, y sus técnicas no parecían estar basadas en elementos naturales. Sasuke tenía la impresión de que manipulaban el yin en tanto que los sellos que había podido discernir, le recordaban terriblemente a un compañero de la academia, que manejaba las sombras. Pero a pesar de ello, habían caído como moscas en su genjutsu con una fugaz mirada de su sharingan.
Si no los había matado, era simplemente porque no le representaban ningún peligro. Quizá nunca en sus vidas se habían enfrentado a un Uchiha, lo que le daba cierta ventaja. Y de todas maneras, estaba seguro de que alguna patrulla de Konoha los encontraría.
En cualquier caso, debían de haber pasado ya más de cinco horas desde que se deshizo de aquellos ninjas, y se llevó a Naruto hasta la cueva. No es que fuera un lugar demasiado recóndito; pero de momento, pensó, sería suficiente para tratar sus heridas y asegurarse de que no los encontraran en un buen rato.
Sin embargo, Naruto no estaba mejorando nada. Su heridas no se estaban curando.
Tenía entendido que era gracias al Kyuubi que Naruto tenía una capacidad regenerativa mucho mayor que cualquier otro shinobi, incluso por encima de la del sello maldito, pero aquél seguía sin poder controlar el flujo de su chakra. Y no se le escapaba a borbotones como cuando estaba intentando moldearlo, mas igualmente era un goteo constante.
Dejando escapar un suspiro, se agachó junto a la orilla de un riachuelo cercano para llenar la cantimplora.
Algo no andaba bien, y no podía hacer nada.
El rubio estaba siendo un fastidio con sus tonterías pero Sasuke podía ver a través de él: Sasuke era consciente, en el fondo, de que Naruto estaba empezando a sentirse ansioso.
Hasta ahora, sólo había podido pensar de Naruto como un estorbo y, sin embargo, al verle ahora en el estado en el que se encontraba… Había hecho que se retorciera algo dentro de él.
Habían pasado años desde la última vez que rieron juntos… Y, a pesar de ello, de repente, quería escucharlo reír de nuevo. Quería escuchar esa estúpida risa suya, y que volviera de vuelta a su querida aldea.
Aunque no volvieran a verse nunca más, pero no quería ni plantearse la idea de que Naruto dejara de existir.
Se le hacía un nudo en el pecho sólo de entrever que esa posibilidad podría no ser una ilusión, ni una pesadilla, sino algo real. Algo demasiado cercano si no averiguaba qué le ocurría.
Y no podía recurrir a Karin. Había sido completamente inhumano haberla usado para llegar a herir a Danzo… Pero en aquel momento había estado tan fuera de sí, que no lo reconsideró ni medio segundo.
Si de algo le había servido huir de Tobi y quedarse solo, dejando a su grupo atrás, era para darse cuenta de lo mucho que se le había escapado de las manos toda esta situación.
Nunca quiso involucrar a nadie cuando se marchó de Konoha, ni tan siquiera cuando Orochimaru le obligaba a pelear con ninjas mediocres para evaluar sus habilidades. Siempre encontró aquellas prácticas totalmente sadistas y, a pesar de todo, ahora se daba cuenta lo mucho que había perdido el norte en los últimos meses. ¿Qué sentido tenía en tratar así a los miembros de su grupo? Ellos eran los únicos que habían confiado en él ciegamente y aún así...
Con amargura, dejó escapar un pesado suspiro.
Ahora no era el momento de pensar en eso: tenía que encontrar a alguien que pudiera ayudar a Naruto.
Con lentitud, se sentó en una roca y se masajeó las sienes, cerrando los ojos. Ahora mismo apenas tenía opciones, y lo único en lo que podía pensar, es que quizá Sakura anduviera cerca. En Konoha no se arriesgaban a salir de misión en solitario, así que el equipo de Naruto no debía estar muy lejos, y rogaba por que ella estuviera en su grupo. Era la única que conocía, aparte de Karin, que tuviera habilidades curativas.
Sin embargo, no podía arriesgarse a ir a buscarlos personalmente: primero porque ni de coña pensaba dejarse atrapar y no tenía ganas de perder el tiempo peleando para que le dejaran en paz; y segundo, si dejaba a Naruto solo y empeoraba o le encontraba el enemigo…
Dio otra profunda bocanada de aire, dejando salir el aire en un suspiro, al no tener más opciones. Con la calma que no tenía se puso en pie, y creó un kage-bunshin* que inmediatamente salió corriendo hacia donde había encontrado a Naruto.
Si lograba encontrar a su equipo, podría indicarles la dirección y deshacer el justu antes de que llegaran para poder marcharse a tiempo.
Sólo esperaba encontrarlos más pronto que tarde.
Al retornar a la cueva, entró con las intenciones de hacer que Naruto bebiera algo más para que no se deshidratara. No obstante, le pareció cruel al encontrarle dormido de nuevo. Completamente inmóvil.
A Sasuke le dio un vuelco en el estómago al encontrarle así, pues fue como un anticipo de lo que parecía inevitable…
Aún recordaba cómo años atrás, cuando salían de misión, aquel rubio era un desastre incluso hasta para dormir, rodando por el suelo en su inconsciencia, llegando a golpearse con algún tronco o alguna roca cercana.
Y sin embargo ahora casi no le notaba ni respirar, con el rostro compungido.
Casi igual que aquella vez, cuando se marchó, con la diferencia de que en aquel entonces estaba seguro de que Naruto viviría.
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Sujetándose la cabeza con la mano, sentado junto a Naruto, no podía dejar de intentar calcular cuánto tiempo había pasado desde que envió el clon. Debían de haber pasado unas dos horas, y seguía sin noticias del equipo del rubio.
Al menos tampoco se había encontrado con más enemigos, pues el clon habría desaparecido si le hubieran atacado… Así que, de momento, no tenía de qué preocuparse en ese aspecto.
Pero igualmente, el tiempo seguía pasando sin señas de mejoría por parte de Naruto, y su chakra seguía escapando de su cuerpo sin remedio. Observándole con el sharingan, podía intuir que tenía algo que ver con el sello que tenía en el abdomen, pues ahí veía cómo se alteraba el chakra y se desprendía.
Y eso sí que le preocupaba.
No era experto en sellados, y ése en concreto parecía el más complicado de los que había visto hasta ahora. Seguramente era el que encerraba el Kyuubi en Naruto, y muy posiblemente era la causa de que Naruto no mejorase.
Sí tan sólo hubiera intentado aprender algo más sobre los sellos que investigaba Orochimaru…
Dejando escapar un pesado suspiro, posó su mano libre sobre la frente de Naruto. No tenía fiebre, pero estaba comenzando a sudar.
¿Qué haría si…?
Con fingida calma apartó la mano de ahí cuando se percató de que aquel entreabría los ojos, desactivando el sharingan. Naruto debía sentirse ya lo suficiente alterado como para darle una razón más.
ꟷ Oh… -dijo Naruto nada más enfocar la vista-. Aún sigues aquí -sonrió-.
ꟷ No por mucho tiempo.
ꟷ Sinceramente… Pensaba que para cuando me quedara dormido volverías a huir.
ꟷ ¿De alguien que no puede ni levantar un dedo? -alzó una ceja-.
Dentro de su preocupación, eso le hizo gracia. Aunque no le costó en absoluto mantener su semblante serio.
ꟷ No, de mí.
ꟷ No huyo de nadie, Naruto. Simplemente no te soporto.
ꟷ A eso mismo me refiero, Sasuke.
ꟷ Fu.
Si el idiota supiera… Lo que no soportaba era la extraña sensación que sentía cada vez que estaba cerca de él. Como si todo el cuerpo le burbujeara en anticipación. Siempre había pensando que era la adrenalina de la batalla que sabía Naruto le iba a dar… Hasta hoy. Si no, ¿por qué narices había tenido el impulso, una vez más, de querer ayudarle?
Naruto era mucho más importante para él de lo que nunca reconocería en voz alta, y le daba rabia que aquel fuera tan persistente. Siempre tan seguro de sí mismo, tan convencido de poder ayudarle. Y sin embargo ahora…
Con fingida calma, se levantó de ahí.
ꟷ ¡Oe!
Le dio un vuelco en el pecho cuando aquel lo llamó, como si es que fuera a abandonarlo a su suerte.
Aunque no tenía más intenciones que ir a coger la cantimplora, y al ver que no se alejaba mucho de allí, Naruto no volvió a decir nada, observando desde ahí tumbado que de nuevo se acercó hasta él con la cantimplora en la mano.
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