Durante el reinado del Rey Opaleye, Mistikia se sumía en una de las más grandes miserias, la pobreza y mala vida estaba arraigada en el reino. Aunque el Rey tomaba todas las medidas posibles, no conseguía que las cosas mejoraran. Los nobles hacían a sus espaldas lo que les placía pero daban, de puertas hacia fuera, la fachada de que todo iba bien en sus tierras. “El Reino no va tan mal” se intentaba convencer y así lo parecía pues la nobleza junto a sus allegados no veía miserias ni pobreza, sus ciudades estaban bien y la suciedad se escondía bajo las alfombras de los territorios de los nobles. Qué decir de un reinado en que el comercio de esclavos era lo normal y el abusar del poder el pan de cada día.
En esa época caer en la ruina era muy fácil, bastaba con un noble, una poderosa persona aburrida o simplemente mala suerte. Una desgracia como un incendio en tu casa podía dejarte en la calle, desamparado y sin que nadie te ayude, aun si antaño fueras una gran persona con mucho dinero y poder. Así fue el caso del Barón Alando, el cual tenía granjas sobre las que mandaba, sus productos eran famosos y se vendían rápidamente en las tiendas. Su familia ya tenía relaciones con el noble de aquellas tierras y con algo de su ayuda y el titulo de Barón, Alando alzó su negocio con mucha facilidad. Se casó con Saira, una pariente lejana de su familia. La familia Delphian, la cual la heredera era Saira, tenían una larga dinastía de comerciantes, lo que ayudó a impulsar los negocios del Barón a las tierras de otros nobles. Pero cuando estaban en la cumbre, un fatídico día de tormenta, ocurrió una desgracia, un rayo impacto contra uno de los graneros y empezó a esparcirse el fuego por toda la granja, a la vez, se detectaron focos de llamas en otras de sus propiedades y para cuando el Barón pudo reaccionar, todo su patrimonio se había vuelto cenizas. Quiso pedirle ayuda al noble de aquellas tierras, en vano, pues tras el nacimiento del segundo heredero al trono, el Rey Opaleye empezó una purga de nobles corruptos, que fueron una gran parte de los que había, uno de ellos era el aliado de Alando, así el Barón perdió su título el cual nunca tenía que haber tenido. Entonces, fue raudo a refugiarse con sus suegros, la familia Delphian, ya que hacía poco había tenido un hijo con Saira, pero estés les dieron la espalda abandonándolos a su suerte. Desesperados vendieron las pocas posesiones que les quedaban y se fueron a vivir a un poblado. La suerte no los acompañaría y esa pequeña familia de tres acabaría mendigando en las calles.
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