Los soldados obstruían el camino a Ingrid y a Raen.
─ ¿Qué tenemos aquí? ─dijo uno de ellos ─ ¡Oh! pero si es el niño tonto que enfrentó a un dragón.
<< ¿Es necesario agregar lo de “tonto”?>> Pensaba fastidiado el chico en cuestión.
─ ¿En qué pensabas chico, estás bien flaco? ─preguntó otro hombre.
─Tienes muchas agallas, chaval ─habló el tercer soldado.
─No tuve opción, el dragón atacó mi ciudad.
─ ¿De dónde vienes exactamente mocoso? ─un cuarto soldado se aproximó, era Sennet, el comandante popular entre las chicas del pueblo. El príncipe no había pensado en algún pueblo para añadirlo a su mentira, por lo que se quedó en silencio.
─ ¡No lo recuerda! ─intervino Ingrid ─. Mi tío dice que sufre de amnesia sobre algunas cosas de su pasado.
─ ¿A sí? ─colocó su brazo alrededor de la chica ─ ¿Qué conveniente, no crees? ─ella se mostraba incómoda y un poco ruborizada con el imperial tan cerca.
─ ¿Podrías soltarla?, Ingrid me dará un recorrido para conocer este lugar ─objetó Raen con una mirada desafiante.
─ ¿Acaso me estás ordenando qué hacer, mocoso? ─Sennet lo miró con desprecio, con su rostro hizo una señal a sus compañeros. Al instante dos de los hombres sujetaron los brazos del chico y el otro le golpeó en el abdomen.
─ ¡No! aún está lesionado ─abogaba la joven.
─Tranquila, solo estamos jugando ─Sennet dejó a la muchacha y jaló los cabellos de Raen ─. Quieres conocer el pueblo, bueno te daré un paseo especial ─le dio un puñetazo en la cara al chico, tirándolo al suelo.
─ ¡Comandante, pare por favor! ─trató de ayudarle, pero el soldado la detuvo.
─Te dije que te tranquilizaras, o es que quieres pasar toda la noche con los cuatro de nosotros complaciéndonos. Buena chica, sabía que entenderías ─incómoda, trataba de separarse del sujeto que la acariciaba libidinosamente.
<<Tsk, hombre repugnante y pervertido>> tirado en el piso y tosiendo aún ponía atención a lo que decían sus enemigos.
Repentinamente, Raen pateó a Sennet por detrás de una rodilla, haciéndole perder el equilibrio. Con una mirada despectiva tomó al chiquillo con una mano levantándolo del suelo y con la otra soltó un golpe, pero alcanzó a esquivarlo; el puño del soldado aterrizó en la armadura de uno de sus compañeros causando un gran dolor.
CLANK!
─ ¡Aaarg, pagarás caro maldito mocoso! ─sobaba su mano.
─ ¿Por qué tanta agresividad? ─Raen se colocó delante de la chica ─. Solo queremos dar una vuelta por el pueblo.
─ ¡Yo te daré tu paseo! ─uno de los soldados activó sus poderes kivet de tierra. Una porción del suelo se levantó embistiendo al chico, éste se percató del ataque y alcanzó a cubrirse con los brazos para amortiguar un poco el golpe, que de todos modos lo tiró al suelo.
─ ¡Deténganse, por favor! ─Ingrid trató de acercarse.
─Un paso más y terminarás en el piso como él ─habló Sennet ─. Regresa a tu casa, nosotros lo traeremos de regreso más tarde.
Ingrid no tuvo opción más que volver a la posada y dejar a los soldados hacer de las suyas con el joven. Después de desahogar su furia con el príncipe, le ataron las manos por la espalda; se lo llevaron por el pueblo. Pasaron por la plaza de Minawoods, había numerosos puestos diversos.
─Mira mocoso, aquí podrás comprar alimento, vestido entre otras cosas.
La gente murmuraba acerca del trato que le daban al chico, y desviaban la vista cuando los soldados les miraban.
Continuaron su “paseo” hacia el muelle, había algunas tiendas de pescado y mariscos, el olor era muy fuerte; también había establecimientos que ofrecían artículos para la pesca, embalaje y lo necesario para trabajar en esta zona.
─Ni creas que puedes escapar por barco, cada que suben a uno siempre van acompañados por alguno de nosotros ─comentó uno de los soldados.
─Y el general Louis no deja ir ninguna embarcación sin haberla revisado meticulosamente ─añadía otro de los soldados.
Siguieron su recorrido, llegaron a una muro de gran longitud, tenía varios arcos con portones enrejados, atrás se podían divisar las minas del pueblo. Este lugar estaba muy vigilado, todos traían un pañuelo que les cubría del cuello hasta la nariz, puesto que de ellas salía una densa neblina que irritaba las vías respiratorias. El 90% de los habitantes eran obligados a trabajar aquí.
─ ¡Ups! olvidaste tu pañuelo mocoso ─se burlaba los soldados que se colocaban su protección. Raen comenzó a toser, ya estaba sufriendo los estragos de la neblina, respirar le era difícil.
Prosiguieron con su trayecto, después de unos minutos de caminata, arribaron a la explanada. Esta zona estaba rodeada principalmente por las viviendas de los soldados y la fortaleza de Minawoods, aquí residía el General Yago, solamente tenían el acceso permitido a este asentamiento los imperiales. La explanada se usaba para dar mensajes o castigar a los pueblerinos, también para el torneo mensual de destrezas kivet, donde simplemente los soldados peleaban amistosamente para ver quién era el más fuerte.
─Si te sigues portando mal, mocoso… tu cabeza terminará ahí ─Sennet señaló una plataforma que tenía sogas colgando y una guillotina con restos de su última víctima ─. Eres nuevo y no sabes las reglas de este lugar, por eso pasaremos por alto tus acciones de hoy.
<<Hmmn, me han estado maltratando todo el día por tonterías, ustedes son los que deberían ser castigados>>.
Finalmente entraron a la fortaleza, llevaron a Raen a una celda fría donde solo había una silla y una mesa con diez kivets, una de cada elemento; ataron sus brazos y pies a los de la silla. Le dejaron solo mientras llamaban al general, era su oportunidad de escapar. Tenía a su alcance las kivet de agua y hielo, solamente tenía que zafarse de la silla, trató con todas sus fuerzas; pero la temperatura era tan baja que poco a poco se le entumecía el cuerpo. Antes de lograr su objetivo regresaron Sennet, otro soldado y el general Yago. Éste último creó pulseras de fuego para sus subordinados, esto permitía que no les afectara el clima de la habitación; en cambio, el cuerpo del chico ya estaba pálido y tiritaba.
─ ¿Cuál es tu nombre? ─preguntó el general: de estatura promedio pero corpulento, calvo, cara larga y de mandíbula ancha, portaba una armadura kivet(1) que parecía de lava; fue él quien proporcionó a sus subordinados las pulseras.
─Ra-Ra-Ra-en… ─no podía hablar del frío. El general se acercó y resopló, un aire cálido salió y tibió el cuerpo del chico temporalmente.
─Me han puesto al tanto de tus imprudencias ─le jaló del cabello para que le viera a los ojos ─. Sobrevives al ataque de un dragón y ¿Crees que puedes venir aquí, a hacer lo que te plazca?
─ ¡¿Hacer lo que me plazca?!… ¡si pudiera hacer eso, ya no estaría en este lugar!
Yago golpeó la cara del chico ─ ¿De dónde vienes?
─No lo sé… no lo recuerdo.
─Será mejor que no nos mientas o yo me daré cuenta de ello ─le brillaron los ojos de color rosa a Sennet.
<<Cht, con que él es psíquico… esto sí que es una pesadilla>>.
Los usuarios de las kivet psíquicas, son capaces de detectar las mentiras, manejar la telequinesis, algunos pueden controlar la telepatía. Los más fuertes pueden leer y controlar la mente sin que la otra persona se dé cuenta, lo pueden lograr aún sin tener contacto físico con ellos, y solo muy pocos pueden utilizar la tele-transportación.
El príncipe debía ser muy cauteloso en la situación en la que se encontraba, no quería que su identidad fuera revelada; por lo que intentó descubrir el nivel del usuario psíquico.
<<¡¡Sennet, eres tan tonto que inventaste el agua deshidratada!!!>>. Pensó en algo ridículo, por suerte el soldado no se inmutó; suspiró. El general molesto repitió su pregunta.
─ ¿De dónde vienes?
─Nn-No recuerdo cómo se llama… solo me acuerdo que… está al norte, hay montañas a lo lejos, bosques y nieva mucho, señor.
Yago volteó a ver a Sennet para confirmar que el muchacho decía la verdad, el segundo asintió.
─Hmph, la verdad no me importa de dónde vienes, tienes muy mala suerte niño, has llegado a Minawoods. El lugar donde mueres por ser un usuario kivet, o ser un simple humano que trabajará el resto de sus días durante 14 horas en las minas… y morir lentamente por la inhalación de la densa niebla y polvo que sale de ellas.
<< ¡¿Qué?! Mi destino no es morir en este mugroso lugar>>.
Los soldados arrimaron la mesa con las piedras enfrente de Raen, si antes estaba temeroso, ahora estaba entrando en pánico. Tenía que disimular, ¿Qué pasaría con él si le descubrían? ¿Podría vencer a los tres sujetos con sus heridas?
─Comprobaremos si eres o no un usuario kivet.
─ ¿Co-cómo sabrá eso se-señor? ─volvía a temblar del frío.
─Pondré cada una de estas piedras en tu mano, ninguna debe brillar cuando la cierres, si lo hace… eres niño muerto; así de fácil ─soltó una carcajada y los soldados se pusieron en posición de ataque, por si el chico usara poderes en caso de tenerlos.
El General Yago tomó la primera kivet, la colocó en la mano del chico, no hubo destello alguno; pasó lo mismo con las siguientes tres. Las kivet de agua y hielo eran la séptima y octava respectivamente.
─ ¡E-es-espere!… ¿qué tal s-s-si pone dos pie-piedritas a la vez para t-t-terminar más r-r-rápido?
─Quieres morir pronto, eso me gusta.
─N-no. Ha-hace frí-o.
Yago lo sujetó de la cabeza y lo azotó contra la mesa ─Pondré dos kivet en tus manos para terminar más rápido; PERO no porque tú lo hayas sugerido, sino porque tengo una agenda muy atareada.
<<Perfecto, un par más y podré ser libre y largarme de este lugar asqueroso>>.
Llegó el turno de las esperadas kivets, empuñó las manos… Pero no se iluminaron, no pudo usar sus poderes.
<< ¡¿QUÉ?!… nooo… no se activaron… ¿Qué está pasando aquí? ¡Estos son mis elementos!… ¡Oh noo puede ser!>>. Estaba en shock, no podía creer lo que le estaba pasando, había perdido su control de agua y hielo sin saber la causa. El general puso las últimas dos piedras en sus manos y como era de esperar nada brilló.
─Hmph, parece que tenemos a un estúpido minero más.
Sin levantar la mirada aun tiritando <<No, no, no… Esto no me está pasando, no… mi oportunidad de huir de aquí…>>.
─Hagan con él lo que quieran, pero no lo maten, es joven, trabajará aquí por muchos años.
Esas últimas palabras resonaron sin cesar en su cabeza, su situación iba de mal en peor.
─ ¡Si señor! ─contestaron los dos soldados.
—-
(1)Armadura kivet: a simple vista parece una normal, pero están hechas de acero fusionadas con kivet, permitiendo al usuario controlar sus poderes sin necesidad de cargar consigo una piedra de su elemento. Dependiendo del tipo es el color que adquiere.
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