La alarma sonaba y sonaba. Eran las 7:55 AM y la Escuela Nórdica comenzaba sus clases a las 8:00 AM. Era algo que solía pasar a menudo. Era la rutina diaria de Atty Milberg. A sus 17 años de edad estaba cursando su último año de secundaria en la cual no había cambiado mucho respecto a sus años en la escuela en donde estuvo apartada de amigos. Su forma de ser tímida no le dejó conectar con nadie y se pasó gran parte de su etapa escolar totalmente sola. Para ella terminar la escuela era un gran alivio debido a que jamás pudo encajar en aquel sitio.
— ¡Otra vez me quedé dormida! —gritaba Atty mientras se levantaba de su cama y corría de un lado a otro para arreglarse. Su cabello era un desastre, estaba totalmente despeinada.
— ¿Otra vez te quedaste dormida hija? —decia su madre mientras pasaba por el pasillo de su casa. —pareces una momia.
— ¿Que importa arreglarme? Solo iré a la escuela —respondía Atty. Siempre se mostraba con un aspecto terrible. Su piel pálida lucía más pálida con su cabello negro aunque su peinado con una cola que resaltaba por las puntas rojas de su cabello.
— ¡Son las 8:13! ¿No quieres que te lleve a la escuela? —preguntó su padre.
— Te prometo que mañana despertaré temprano papá —decía Atty a su padre mientras tomaba su cabeza.
El auto de papá daba marcha. Atty sentada en el asiento delantero junto a su padre iba muy callada y miraba a la ventana algo distraída
Su padre siempre notaba eso. Su hija es demasiado distraída. Es como si viviera en su mundo.
— ¿Que tantos piensas hija? —preguntaba su padre. Atty seguía mirando por la ventana mientras pensaba. No escuchaba nada. Solo miraba con una mirada perdida como si estuviera buscando algo más allá de aquella ventana del automóvil.
Mientras iban camino a la escuela.
Martes 10 de Abril, 2018
Al día siguiente. La alarma sonaba y sonaba. Ya eran las 7:51 AM y como era costumbre, Atty se había quedado dormida. Su madre subía a su alcoba a despertarla. Obviamente su madre era más ruda que el padre y tomó las sábanas y las lanzó hacia la muralla. Atty no despertaba aún pero su madre miraba las manos de Atty la cual tenía un libro en sus manos. Otra vez se quedó leyendo hasta tarde.
Eran las 8:20 y Atty ya estaba camino a la escuela. Esta vez su padre no podía ir a dejarla y tuvo que irse sola. Iba caminando con una mirada perdida. Tenía una forma de ser muy estoica. Tenía sus audífonos puestos y caminaba hacia la escuela sin pensar en nada. Sólo se dejaba llevar por la música. Cruzando por las calles de Odense. A veces se cruzaba con su compañeros pero no solía tomarlos en cuenta. Marginada de novios y amigos. La vida de Atty tuvo un cambio repentino hace algunos años. Caminaba y caminaba y sin darse cuenta ya estaba frente a la Escuela Nórdica.
Sacaba sus audífonos y entraba a la escuela. Su paso se frenaba ante una de sus compañeras. Una chica de cabello rojo estaba parada frente a ella esperando a que se acerque.
— ¿Milberg? ¿Llegaste tarde porque no podías salir de tu sarcófago? —le decia la chica a Atty para molestarla. Con un tono de superioridad hacia referencia a que ella parecía una momia. De inmediato llegan las amigas de la chica a seguir molestando a Atty pero ella solo caminaba. Volvía a poner sus audífonos y se iba.
— Intenta no escucharnos jajaja. —decia una de las chicas. —Que chica tan estúpida.
Atty no tiene amigos en la escuela. Más que amigos, solo tiene gente que intenta humillarla para fortalecer sus propios egos. Atty caminaba escuchando su música. Prefería no decir ninguna palabra.
Finalmente entraba al salón de clases en donde estaba la Maestra Haller. Una mujer de edad de carácter algo fuerte.
— ¡Señorita Milberg! ¡Ya tiene más de 10 atrasos en el año! —le decía su maestra.
— ¡Lo siento Maestra Haller! ¡Son solo 12 atrasos! —respondía Atty.
— ¡12 atrasos y solo llevamos un mes de clases! —le decía su maestra. — Ve a tu asiento.
Atty se sentaba y abría su libro. Miraba a la ventana ya que se sentaba al lado de ella y miraba las nubes.
"Tan libres y hermosas, como me gustaría ser una nube y sentirme así de libre" pensaba Atty mientras miraba las nubes. De pronto suena la campana para salir a recreo aunque Atty seguía en su mundo. Todo salían y atte seguía mirando como si no hubiera nada a su alrededor. La maestra observaba a Atty y se acercó a ella. Atty se dió cuenta y miró a la maestra.
— ¿Que piensas Atty? Estuviste toda mi clase mirando la ventana. —preguntó la maestra.
— Lo siento maestra. No volverá a ocurrir. —decia Atty mientras miraba hacia abajo y se disculpaba.
— Es tu último año y debes aprovecharlo para hacer amigos aunque sea. No ha tenido ningún amigo y has estado sola toda la secundaria, ¿Porqué?. —preguntó la maestra. Atty no quiso responder y se levantó de su asiento diciendo que debía ir a recreo. La maestra notó que Atty prefería evitar el tema.
El patio estaba repleto de alumnos. La Escuela Nórdica era muy grande y tenía muchos alumnos entre ellos. Atty Solo se sentaba en una banca escuchando música con sus audífonos intentando evitar contacto visual o alguna palabra con los demás. No era como si alguien le fuera a hablar.
Los chicos de cuarto año de secundaria estaban jugando soccer. Entre ellos habían muchos alumnos pero había uno que destacaba. Un chico de cabello rubio el cual era admirado por todos. Las chicas lo miraban mientras brillaba en aquel deporte. Obviamente era el más popular de su escuela.
— Eso ha sido increíble Tyrone, hemos ganado por 5-0 gracias a ti —le decía uno de los chicos. El solo sonreía y movía su cabello impresionando a las chicas que estaban cerca. Todas se morían por el obviamente. Lo cual hacia que todos los chicos estuvieran lo más cerca posible de él para atrapar un poco de popularidad.
Fue un partido duro y los chicos se dirigían a las duchas. Pasaban por la escuela y las chicas se volvían locas por Tyrone. Atty se daba cuenta que ellos iban pasando y Tyrone también pasaba ahí. Sus miradas se cruzaron y Atty tenía recuerdos de hace años. Un recuerdo en donde se veía feliz.
Atty quedaba sin palabras, había algo en ese muchacho que se relacionaba al pasado de Atty. Obviamente ellos se conocían de antes.
— ¿Porqué te quedaste mirando con esa chica fea? —preguntaba uno de los amigos de Tyrone.
— No lo sé. Esa chica me da lástima, solo es eso. — respondió Tyrone.
— Jaja, es obvio que alguien como tú jamás hablaría con una chica tan sencilla como ella. —decía su amigo a Tyrone.
Atty estaba ahí mirando a Tyrone mientras veía como se alejaba. Sentía una presión en el pecho con tan solo verlo. Si vista seguía fijada en Tyrone. De pronto una chica corría hacia Tyrone y lo abrazaba. La mirada de Atty se volvía de tristeza. La chica abrazaba a Tyrone y este le correspondía. Eran novios.
Atty miraba a la chica. Su cabello negro y su figura de princesa hacia que los amigos de Tyrone se quedaran estáticos observando a la chica.
— ¿Ayer te estuve llamando y no me respondiste Tyrone? —le decía la chica mientras lo abrazaba.
Tyrone solamente la abrazaba aunque parecía que solo quería seguir caminando. Este solo le contestó: —Estuve ocupado ayer jugando soccer con los chicos.
Los demás quedaron algo confundidos ya que ayer no se vieron. Los chicos estaban entrando a las duchas y la chica tuvo que soltar a Tyrone. Mientras entraban unos de sus amigos le dijo a Tyrone:
— Ayer no jugamos soccer Tyrone, ¿Donde estuviste?
— Bueno Sherman. Ayer estuve con Brie Russell de la Escuela Germana. Pasamos la noche juntos.
— ¡Y no me contaste! ¡Que suertudo eres! —Gritaba Sherman. Obviamente para Tyrone una relación no significaba nada.
—Aunque...—decia Tyrone. —...ayer en la noche mientras estaba con Brie, Ella tenía una amiga que me llamó mucho la atención.
— ¿Una amiga? —preguntaba Sherman.
— Era una chica de cabello rubio, era preciosa y sus ojos azules eran increíbles. Estudia en la Escuela Germana. —decia Tyrone a Sherman describiendo a la chica.
— ¿Que te parece si hoy vamos a la Escuela Germana después de clases? —dijo Sherman.
—Eso es una gran idea.
La campana sonaba. Habían pasado unas horas y ya era hora de salida. Tyrone y Sherman caminaban. De pronto Sherman iba corriendo a la a buscar a Tyrone que estaba afuera y su paso se frena al chocar con una chica. Ambos caen al suelo y Sherman se queda mirando algo molesto.
— ¿Puedes tener más cuidado? —le decía a la chica que estaba en el suelo mirando hacia abajo. Ella solo se levantó y caminó sin mirar ni dirigir alguna palabra. Solo observó su cabello negro y sus puntas color granate. Era la chica que Tyrone estaba mirando. Sherman la miraba y Tyrone se acercó a él.
— ¿Que pasó Sherman? —preguntó Tyrone.
— Acabo de chocar con ese parásito que va caminando allá —Dijo Sherman muy molesto.
— ¿Atty?
— ¿Conoces a esa cosa? —dijo Sherman algo sorprendido.
— ¡Claro que no! — decía Tyrone. — ¡Ya vámonos! ¡La Escuela Germana está a punto de salir!
Atty se iba a su casa con una expresión enojada. Estaba aburrida de que los demás la miren como un bicho raro. Mientras miraba al frente estaba otra chicas. Eran de la Escuela Germana.
La Escuela Nórdica y Germana quedaban a unas cuadras y eran escuelas hermanas. Tenían un convenio entre ambas. Eran las más conocidas de la ciudad de Odense.
— ¿Irás a visitar a tu novio Vienna? — preguntaba una de las chicas a otra. Eran cuatro chicas y entre ellas había una que era la más popular. La chica de gafas y cabello color caoba. Estaba al frente de Atty con las otras chicas hablando entre ellas. Atty la miraba y se preguntaba:
— ¿Si yo fuera como esa chica podría hacer amigos? ¿Quizás la gente dejaría de tratarme como un bicho raro? — pensaba Atty mientras miraba a la chica.
Las chicas seguían hablando entre ellas. Estaban planeando salir entre ellas.
— Iremos las cuatro de compras en la tarde, ¿Irás con nosotras Vienna? — decía una de las chicas.
— ¡Obvio! ¡Iré con ustedes! — Respondió la chica.
— ¿Que hay de tu novio? ¿Acaso no estaban de aniversario? —decia una de las chicas a Vienna.
— ¡Me da igual! No es como si me importara —respondió Vienna de una manera muy fría. Mientras hablaban se dieron cuenta que había alguien detrás de ella. Las cuatro chicas se voltearon y miraron a Atty la cual se puso muy nerviosa.
— ¿Cual es tu maldito problema? ¿Nos estás siguiendo? —le gritaba Vienna a Atty.
— ¡Claro que no! ¡Yo solo me voy a mi casa! — respondía Atty muy nerviosa y asustada. Vienna seguía gritándole pero una chica de cabello rubio y rizado detiene a Vienna.
— ¡Ya basta Vienna! ¡No perdamos el tiempo con esa chica! —le decía a Vienna mientras la alejaba de Atty. Las chicas se fueron pero el susto no se lo quitaban a Atty.
Pasaron las horas y Atty estaba en su habitación leyendo su libro. Era su único escape de la realidad.
>>Zheri Siszceck<<
Martes 10 de Abril, 2018.
8:00 AM
La Escuela Germana daba inicio a sus clases. Todos los alumnos relucían sus poleras negras con detalles color rojo en su cuello. En ese montón iba Zheri Siszceck, junto a sus dos amigos, Nemanja y Zamy. Han sido amigos hace tres años y siempre han estado juntos. Zamy era el más extrovertido, Nemanja era el más callado y Zheri era de actitud simpática y amable.
Las clases iniciaban y Zheri estaba clases, la primera clase era de arte. La favorita de Zheri. Desde pequeño siempre fue destacado en el dibujo. Su forma de ser tan tranquila le permitían enfocar sus sentimientos en cada dibujo que hacia. Su forma de ser hacia que mucha gente se acercara a él. Tenía muchos amigos. Aunque tiene una mirada fría es todo lo contrario.
— ¿Oye Zheri? ¿Que te parece ir al centro comercial hoy en la noche? — le decía Nemanja a Zheri. Tenía planes de salir en la tarde.
— Lo siento. Pero tengo cosas que hacer en la tarde, ¿Podría ser mañana? —respondió Zheri.
— Habrá mucha gente en el centro comercial, ¡En especial chicas! — decía Zamy uniéndose a la conversación.
— ¡Ustedes tres! ¿Podrían callarse! —gritó la maestra. Los tres amigos asustado de inmediato se callaron. La maestra siempre los retaba debido a que solían hablar mucho.
La clase seguía y los alumnos tenían que hacer un trabajo de dibujo. Los alumnos seguían dibujando y Zheri se levantaba de los primeros ya que había terminado.
— ¡Señor Siszceck, su trabajo es increíble! —decia la maestra a Zheri.
Todos miraba el dibujo el cual era del agrado de todos. Mientras Zheri era alabado por la maestra uno de sus compañeros miraba de una forma muy molesta. Se notaba que no se llevaba muy bien con Zheri. Apesar de su cuerpo robusto y ser el más rudo de la escuela. Había una rivalidad entre el y Zheri que se veía a simple vista.
La campana sonaba y era hora del recreo. Zheri estaba en la sala de cuarto año. Él era del cuarto año A y estaba afuera de la sala del cuarto año B de secundaria. Aunque ya habian salido.
— ¿Esperas a tu novia? —le preguntó Zamy a Zheri.
— ¡Así es! Pero al parecer ya salieron —respondió Zheri.
Los chicos caminaban por la escuela. Ante ellos pasaba una chica de cabello rizado. Zamy y Nemanja quedaban sin palabras. Miraban a la chica por su belleza.
— ¡Mira eso Zamy, Es Sabrina! —le decía Nemanja a Zamy. Ambos con una mirada llena de ilusión. Estaba ante sus ojos una chica muy hermosa. Zheri solo los miraba y le causaba risa las caras de sus amigos.
Las clases terminaban y los alumnos iba a sus casas. Mientras iban caminando por la calle se topan a uno de sus compañeros.
— ¡Hey chicos! —gritó
— ¡Mierda! ¡Esa es la voz de Robson! — decía Zamy.
— ¿Que quiere ahora este idiota? ¡No lo soporto! —dijo Zheri.
— ¡Muchachos! ¡Como todos saben en la escuela, el sábado es mi fiesta de cumpleaños! —les dijo Robson a los demás. Era alguien popular aunque esa popularidad no era suficiente para conseguir su principal objetivo.
— Dudo mucho que asista, lo siento. —le dijo Zheri a Robson.
— Supongo que alguien que no es tan popular como yo no sale mucho a fiestas. —le respondió Robson en tono molesto.
— Una fiesta de Robson y habrán muchas chicas —decian Zamy y Robson.
— Bien. Tus amigos irán a la fiesta, espero que también asistas Zheri. —le dijo Robson a Zheri.
Robson se fue por su camino mientras que Zamy y Nemanja estaban muy entusiasmados por la fiesta. Todas las fiestas de Robson eran muy conocida y asistía mucha gente.
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