En la noche, el chico estaba tendido en su cama viendo perdidamente su afiche arrugado. <<Ugh, este dibujo no se parece nada a mí>>. Fue entonces cuando lo notó... ─. ¡Aaah! ─colocó su mano en el pecho ─. ¡¿Cómo lo pude olvidar todo este tiempo?!... ¡No pude ser!
Raen corrió hacia la sala de espera, Viktor e Ingrid se preparaban para dormir, el joven revisó que ya no hubiera soldados en la posada
Raen corrió hacia la sala de espera, Viktor e Ingrid se preparaban para dormir, el joven revisó que ya no hubiera soldados en la posada.
─ ¡Don Viktor! cuando me encontró ¿Qué hizo con lo que traía?, mi ropa y joyas.
─Ummn... las escondí.
─ ¡¿Dónde están?! ¿Podría dármelas por favor?
─Ok, ok, calma... ─entró a su habitación ─. Pero no esperes nada, quedaron puros harapos inservibles.
─ ¿Cuál es la prisa? ─Ingrid preguntó, el niño estaba muy inquieto.
Sus cosas estaban envueltas en una tela, al recibirlas, buscaba desenfrenadamente algo importante, los otros dos no entendían lo que pasaba.
─ ¡No está! ─comenzó a hiperventilar ─. ¿Don Viktor, no hay nada más? ─el hombre negó con la cabeza ─. ¿Vio un collar como este? ─le enseñó el dibujo de su afiche.
─Lo siento, no había nada como eso.
─ ¿Estás buscando un simple collar? No lo puedo creer, es algo material, olvídalo.
─Ya sé que es algo material, pero ¡No es un simple collar!... ¡Ah!... Tal vez está allá...
Raen salió corriendo, se dirigió a la ensenada; por horas buscó y buscó su objeto perdido sin poder encontrarlo.
─ ¡Aaaargh! ─pateó la arena ─ ¿Cómo pude extraviarlo?... Estaba tan asustado y preocupado por estar atrapado en este lugar... ni siquiera me di cuenta de que no lo traía.
Empapado, desolado y agotado, el príncipe estaba sentado sobre la arena, con sus brazos sobre sus piernas y con la mirada perdida en el amanecer. Notó que alguien se acercaba y talló sus ojos.
<<Oww, parece que estaba llorando>> pensó la chica.
─ ¡¿Pasaste toda la noche buscando?! ¿Tan siquiera lo encontraste?
─No, no está aquí.
─Bueno, seguro cuando regreses a tu ciudad, podrás pedir otro.
─Ese es el problema, no puedo.
─ ¡Vamos no seas dramático! es solo joyería, ¿Qué tiene de especial?
─No lo entiendes, ese collar fue un regalo de mis padres, lo hicieron el día que nací. Mi madre era famosa por crear hermosas cuentas de ópalo, y mi padre le colocó a un medallón con la cresta familiar, tres dientes de tiburón por ser su tercer hijo ─iba dibujando sobre la arena lo que describía.
─Oh, Pues... solo pídeles que te hagan otro.
Miró a la chica unos segundos y regresó su vista hacia el amanecer.
─Ingrid, mis padres me fueron arrebatados por las acciones del imperio hace muchos años.
─Oww. <<Uh-oh ¡Por todos los cielos Ingrid deberías saber por lo menos eso!... ahora hice que se entristeciera más, debo disculparme>> ─. Perdón Raen, no lo sabía, si te sirve de consuelo... yo también perdí a mis padres y a mi hermana por la misma razón.
─Oh... lo siento mucho... ─suspiró ─. ¿Te enojaría si me lo cuentas?
─Nop... solo si tú hablas primero.
─De acuerdo ─suspiró una vez más ─. No recuerdo nada sobre mi madre, falleció en un ataque a Iskyla cuando yo apenas era un bebé; pero Nero y Bao siempre me han contado sobre ella. Hay varios de sus retratos en el castillo, era una reina benevolente y muy hermosa ─bostezó, el cansancio le vencía ─. Cuando tenía cinco años, en otro ataque del emperador, fui secuestrado junto con otros niños de mi ciudad. Meses más tarde, las caravanas nos rescataron; no obstante las cosas se complicaron. Mi padre tuvo que sacrificarse para poder salvarnos a todos, Helios ya era muy fuerte en ese entonces.
─ ¡Eso es terrible! quedaste huérfano a tan corta edad ─tenía los ojos llorosos.
─No pongas esa cara. Yo nunca me sentí así, Nero y Arleene siempre estuvieron conmigo, me criaron como si fuera su hijo.
─Aww, eso es muy noble de su parte, debes quererles mucho.
─Profundamente... Es tu turno.
Ahora era Ingrid quien hizo una respiración profunda.
─Mnnn... pues verás, este pueblo gozaba de felicidad, nunca había problemas; todos teníamos una vida normal. Las minas siempre han sido la riqueza de aquí, aunque salen de pocos elementos, las kivets se vendían a ustedes; las caravanas. Hace cuatro años... el imperio nos invadió ─se le quebraba la voz ─. A pesar de que el ejército era liderado por dos centinelas, solo se necesitó a uno para vencer a todos nuestros guerreros kivet... en un abrir y cerrar de ojos, ninguno quedó con vida.
Raen tomó la mano de la chica ─. No tienes que decirme el resto... el imperio suele ser muy despiadado.
─No, está bien. Una vez dominado el pueblo, nos reunieron a todos los no usuarios y nos obligaron a ver cómo decapitaban a nuestros seres queridos que podían controlar alguna kivet, uno por uno...
<<Por eso no debía decir que puedo usarlas... Mmmn... bueno, podía>> Miraba a su amiga con angustia por sus palabras ─. Lo lamento Ingrid, debió haber sido aterrador.
La muchacha asintió y limpió sus lágrimas, hubo un momento de silencio, luego el estómago del príncipe rugió, ambos notaron que ya era tarde para empezar su trabajo.
─Será mejor que regresemos o tío Vik no será el único que nos regañe ─el chico estuvo de acuerdo, ambos se levantaron y sacudieron la arena. Ingrid se detuvo y jaló el brazo del chico ─. ¡Oh! espera, ese día tío Vik... perdió a su esposa e hijo.
Raen se sorprendió por las palabras que escuchaba << El también perdió a sus seres queridos...>>.
─Mi primo tenía maso menos tu edad... tal vez lo ve en ti. Creo que por eso tío Vik se esforzó tanto en salvarte.
<< ¡¿Qué?! ¿Cómo se supone que vea a don Viktor ahora que sé esto?... Nnngh Ingrid... Debiste detenerte cuando te lo dije...>> Tratando de esconder su pánico solo contestó ─. Ummn... entiendo, gracias por compartir tu historia conmigo.
El resto del día, Raen se mostró incómodo en la presencia de Viktor. En la noche, el chico como acostumbraba, contemplaba la luna.
─Realmente disfrutas observar el cielo nocturno, ¿eh?
─Sí, es muy relajante, sobre todo con el sonido del mar, podría hacer esto toda la noche... ¡Ah! Don Viktor ─se paró de golpe, fingió un bostezo ─. Ohm, pero hoy estoy muy cansado, mejor me iré a dormir, que descanse Don Viktor ─se alejaba pero el sanador le sujetó de la mano.
─Espera, no te vayas, quiero platicar contigo ─no soltaba al muchacho ─. ¿Me has estado evadiendo Raen?
─Ehm... No, no, por qué haría algo como eso ─pasó saliva y lo veía con angustia.
─Mnnn, debe ser mi imaginación entonces ─sonrió y le soltó ─. Descansa.
El muchacho se dirigía al interior de la posada, pero le carcomía mentirle; así que dio media vuelta ─. ¡Sí!... le estuve eludiendo ─con una cálida sonrisa, el señor le hizo señas para que se sentara junto a él. Una vez juntos charlaron ─. Me enteré de lo que le pasó a su familia. Lo siento mucho, me hubiera gustado poder evitar la desgracia de este lugar.
─Con que eso era... no te preocupes, eso ya quedó en el pasado. ¿No eras muy joven para ir al campo de batalla? eso pasó hace cuatro años ─hacía cuentas con los dedos calculando la edad que tendría el chico.
─Bueno, eso es verdad. Pero ¿sabe?, a esa edad ya me entrenaban para ser parte de la Orden de las Caravanas.
─ ¡¿Ya entrenabas a esa edad?! Vaya, eres muy valiente, yo ni siquiera ahora me atrevo a enfrentar a los guardias.
─Jeje, no siempre lo he sido. De hecho me costó muuuucho trabajo dejar de ser un miedoso ─con curiosidad Viktor preguntó acerca de lo que había hecho para volverse valiente ─. A mis cinco años, me secuestraron, me torturaron con kivet psicológicas por meses, trataron de lavarme el cerebro para ser parte del imperio. Cuando me rescataron y regresaron a casa, no quise salir de mi habitación; no hubo poder humano que me sacara de ahí. Todo me daba pavor, incluso atacaba a mi familia para que se alejaran de mí, yo los veía a todos como monstruos que me querían dañar. También escuchaba una voz que me pedía hacer cosas horribles.
─ ¡Qué barbaridad! ¿Aún podían controlar tu mente o algo así? ─el chico asintió ─. ¿Qué hicieron para remediarlo?
─En ese entonces Bao, mi hermano, asistía a la academia de la Orden de las Caravanas. Uno de sus amigos, Ulrik, con sus poderes psíquicos, ammn... no estoy seguro de qué fue lo que me hizo; pero volví a ver las cosas como realmente eran. Aunque fue temporalmente, después otro usuario psíquico me curó por completo.
─Oh, con eso ya no tenías miedo.
─Mmmn, no exactamente, quedé traumado. No podía salir de mis aposentos sino estaba acompañado de Nero, él acababa de tomar el trono del reino. Tenía que lidiar con todos los cambios de su vida y yo lo estaba volviendo loco; así que se le ocurrió contratar a un guardaespaldas.
─Para que te acompañara a todos lados.
─Exacto, reunieron a cinco o seis soldados que parecían gorilas por su gran tamaño y musculatura, fue ahí donde... conocí a Heimon... ─el tono de su voz disminuía, su semblante se entristeció. Abrazó sus piernas, agachó su cabeza y dejó de hablar. Viktor frotaba su espalda en silencio ─. Desde ese día él permaneció a mi lado, aguantó todos mis caprichos; me enseñó a defenderme. Siempre entrenamos juntos, me dio consejos... rápidamente se convirtió en mi mejor amigo. El día en que enfrentamos a Helios... ─se afligía ─. No pude saber si sobrevivió.
─Lo siento mucho Raen.
Bostezó y estiró sus brazos y piernas ─. Ehem, perdón por divagar ─se relajó ─. Creo que dejé de ser tan miedoso gracias a los entrenamientos y que fui creciendo; naturalmente me fui haciendo más fuerte. Las victorias y fracasos en las batallas fortalecieron mi confianza, mi control de las kivets mejoró, puedo usar habilidades kivet con ambos elementos, algo nunca antes visto, HA! ─se estaba animando al decir cosas positivas sobre su persona, hasta que lo recordó ─. Bueno... ya no puedo... ─pateó una piedra.
─No te deprimas, debe haber alguna razón por la que no las pudiste usar en esa ocasión.
─Sí... las diosas me han abandonado.
─No digas tal cosa.
─Entonces dígame ¡¿por qué?! ─se paró enfrente de él.
─Ummn... bueno, eso no lo sé. Pero nunca he escuchado que alguien pierda sus poderes de la nada.
─ ¡Oh! y ha escuchado muchas cosas encerrado en este pueblo ─dijo en tono altanero.
─Raen.
Hubo una pausa, el chico se tranquilizó ─. Perdón Don Viktor yo... esto es...
─Muy frustrante. <<Sus emociones sí que son muy volátiles... >>.
─Mmn-hnn ─asentía haciendo pucheros. Vik le sonreía ─. Estoy agotado, será mejor que me vaya a dormir... buenas noches ─dijo entristecido y ambos entraron a la casa.
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