Recorrió con su mirada aquel enorme cuerpo de espalda ancha y fuertes muslos, grabando cada detalle, cada cicatriz, para siempre en su memoria. Sus manos comenzaron a temblar y sintió deseos de dejar el recinto, pero no podía dejar de mirar la escena, había un extraño disfrute en todo aquello. Apretó los puños y llenó de oxigeno sus pulmones controlando su ansiedad, tratando de que el nudo de la angustia de su pecho se aflojara. De fondo el Barón de tierras rojas siguió hablando de quien sabe qué mientras ella asentía absorta.
-Señorita? SEÑORITA?! –Calisa volvió en si de un salto al escuchar el llamado del Barón.
Mientras ella lo miraba tratando de entender, el hombre le ofrecía un trago para compartir en aquel momento. Avergonzada temiendo haber llamado la atención de los lobos Calisa echó un vistazo veloz pero ellos continuaban en lo suyo. La loba tímida recibía el avance de Delsha quien gateando se acercó a ella y la tomó por la cintura, dominante, vehemente cerró su boca sobre la suya en un beso profundo. Calisa vió como la loba cedía saboreando los labios del lobo e inconscientemente se relamió como si fuera ella quien estuviera atrapada entre aquellos poderosos brazos. El recuerdo de aquel corto encuentro bajo la luna le fue subiendo por la sangre y sus mejillas se encendieron en rubor.
-Disculpe es que la noté ausente, entiendo que sea una situación algo incomoda para una dama – Continuo el Barón mientras Calisa aceptaba la bebida.
Bebió un largo trago queriendo apagar el fuego que se manifestaba en su piel. Miró al Barón de reojo.
-¿Acaso usted lo disfruta como si fuera un espectáculo?
El barón de Tierras Rojas soltó una carcajada.
-Claro! – Señaló con su mano el nido donde Delsha estaba de rodillas ubicado detrás de la loba, Calisa siguió el movimiento de la mano. –Para los hombres estas cosas suelen ser muy inspiradoras JAJAJAJA- Rió el regordete.
La mujer gritó cuando el lobo entró dentro de ella, la gentileza de Delsha no duró demasiado en sus movimientos y sosteniendo firmemente la cadera de la joven dio unas duras embestidas. La loba ahogo sus gemidos en las pieles que conformaban el nido, casi llorando pero pegándose aún más contra aquel cuerpo extraño que la invadía. Delsha se mordió los labios mientras se empapaba del sudor, del placer de aquel cuerpo abierto a su medida.
Calisa en aquella silla unos metros alejada, sentía el entumecimiento en su pecho y el ardor entre sus piernas. Su respiración estaba pesada y la verdad, guardar apariencias con el viejo de al lado había desaparecido de su cabeza por completo. Fantaseaba con poder yacer allí entre los lobos. No podía despegar sus ojos del rostro de Delsha, de cada una de sus expresiones, de sus jadeos y de su mirada salvaje, que se había clavado en la de ella apenas penetró a la joven. Delsha copulaba con la loba pero en realidad estaba haciéndoselo a ella. El cuerpo de Calisa se estremeció por completo mientras una extraña oleada lo atravesó cuando se dio cuenta de que así era y dejo llegar toda aquella energía que entendió, era para ella. El lobo aceleró sus movimientos con expresivas exhalaciones y el placer lo atravesó vaciándose totalmente dentro de la temblorosa mujer.
Se dejó caer a su lado y ella ya sin el sostén de las manos de el cayó también como si fuera un bollo humano.
-¡Excelente! Estoy seguro de fue un encuentro exitoso –dijo el Barón mientras se levantaba de su silla ofreciéndole su mano a Calisa para estrechar la de ella .
La mirada de Calisa hervía y aunque el regordete lo notó, rió para sus adentros, al parecer a las mujeres también les resultaban inspiradores esos encuentros. La luna por educación tomó la mano del hombre.
-Un placer hacer negocios con Ergón – Dijo –Aún tengo dos lobas para Delsha pero supongo que será el Rey quien me acompañe los días restantes- y continuó con una picara sonrisa –Agradézcale de mi parte…sé que lo hará bien.- Guiñándole un ojo el Barón se alejó de la mujer rubia ordenando a sus sirvientes para que pasado un cuarto de hora, retiraran a la loba del lugar.
La luna se encontraba confundida, incomoda…húmeda. Ayudándose con el apoyabrazos del sillón, se puso de sus pie, sus piernas flaqueaban hormigueando debido a la contracción muscular de haberlas tenido apretándose. Lanzó una última mirada a aquel nido pero al notar que aún no se disponía a levantarse el lobo, frustrada se retiro del lugar. Le punzaba el pecho como si una daga hiciera presión para arrancarle el corazón.
Calisa caminó apresurada por los fríos pasillos de aquel lugar lleno de los sonidos de los lobos en éxtasis que estimulaban el latido de fuego de su interior. Cruzo decenas de miembros de la corte que buscaban presentarse o saludarla pero a ella le urgía escapar. El camino que la separaba de su recamara se le hizo extremadamente interminable.
Cruzó la última puerta cerrándola sin cuidado mientras prácticamente arrancaba su ropa, Ergón despertó de un sobresalto pero podría jurar que seguía dormido, soñando. Cómo si el tiempo transcurriera lento se deleito observando la piel extremadamente blanca de Calisa brillando en la habitación, sus curvas se acercaban a el ofreciéndose por primera vez. Abrazándolo. Fundiéndose. Ardiendo.
-Cof Cof -Los niños y la mujer miraron hacia la puerta donde venía la toz forzada de Nilé.
– La Cena – Dijo sin dar demasiadas opciones –Tienen toda la vida para ponerse de acuerdo, pero la cena se enfría ahora. Vamos. –Como si fuera ella la verdadera señora de la casa, Nilé logró que se encaminaran hacia el comedor.
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