Golpearon a su puerta, algo temprano esa mañana, despertándolo casi en el acto debido al susto que tuvo.
Primero estuvo confundido y después recordó donde estaba, luego vio la hora.
Eran las ocho de la mañana. Robert se enfado consigo mismo al ver que era algo tarde. No sabía con exactitud cuando debía levantarse; pero si sabía que debía hacerlo antes de horarios como las ocho o las nueve.
- ¿Todo está bien Robert?- preguntó la señorita Daisy detrás de la puerta, su tono era de verdadera preocupación, no había ninguna sensación de molestia o enojo en esa pregunta sino una autentica curiosidad de saber si él estaba bien
- ¡Si, lo estoy!- exclamó Robert mientras se cambiaba, poniéndose su uniforme de conductor- ¡lamento la hora!, no sé qué fue lo que me paso
- No hay ningún problema- rió ella- supuse que podía llegar a pasar, cuando duermes en una cama después de mucho tiempo de dormir en el suelo cosas como esas suelen suceder
- Estaré listo en unos minutos- le dijo Robert quien terminaba de ponerse los guantes y la gorra- puede esperarme en la cochera que allí sacare el auto
- ¿Sin desayunar antes?- preguntó Caroline Daisy intrigada
Esto ya era demasiado irreal. Robert no esperaba este trato ni de chiste cuando la señorita Daisy le ofreció ser su chófer, aun así sentía algo de hambre; pero ya estaba acostumbrado a sentirla por lo que le respondió.
- Quizás coma algo en el camino mientras usted hace sus labores o va a sus juntas sociales
- Bueno Timmy ya escuchaste a tu colega, puedes llevarte su desayuno- le pidió la señorita Daisy al mayordomo
- Como diga madame- le respondió el mayordomo desde detrás de la puerta
- ¡No, espere!- exclamó Robert abriendo la puerta- cambie de opinión, creo que comeré algo antes
La señorita Caroline Daisy estaba riendo al ver que Robert había abierto la puerta más rápido que una liebre en plena carrera. Timmy tenía su desayuno en una bandeja de plata y eran huevos con un poco de tocino
Robert los recibió alegremente y les agradeció la atención
- Prometo comerlos rápido para llevarles a destino
- No es algo urgente por suerte- le respondió la señorita Daisy con mucha calma- coma tranquilo y luego iremos al banco central
- Gracias señorita Daisy
- De nada Robert- le respondió ella sonriendo para luego decirle a Timmy- ven Tim, deseo hablar contigo sobre esas pinturas que hiciste los otros días, personalmente me parecen muy bellas; pero no sé si los museos de arte de Nueva York estén interesados, personalmente pienso que el Louvre si los querría; pero de momento veré que acepten esos cuadros en un museo de arte moderno
Después ambos se fueron mientras Robert se sentaba a comer y le daba un poco de su desayuno a Compañero.
Cuando termino de comer se dirigió de inmediato a donde estaba la cochera. Al pasar por la sala de estar vio al marido de la señorita Daisy comiendo su desayuno y bebiendo algo de café mientras leía el diario
- Buenos días señor- le saludó Robert continuando camino
- Buenos días señor Golden- lo saludó muy amablemente aquel hombre con una sonrisa- ¿ya vio las noticias de esta mañana?
- No señor- le respondió Robert curioso, se detuvo un solo minuto para poder añadir- sin embargo veré si puedo conseguir un periódico durante el trayecto
- ¡Tonterías hombre!- exclamó risueño el esposo de Caroline Daisy dandole su periódico a Robert- tómalo yo ya lo leí
- Señor no puedo…
- ¡Si puedes!, ahora tómalo- le pidió sonriendo el esposo de Caroline Daisy
Él lo tomo y dijo
- Gracias, cuando lo termine se lo devolveré
- No hay problema Robert- le respondió aquel hombre con un tono amistoso
Luego Robert siguió su camino. Al llegar a la cochera pudo ver a las criadas limpiando las ventanas cantando una canción que oían por la radio.
Ese matrimonio era así con todos sus empleados, era un hombre muy afortunado de tener grandes jefes y no bastardos que le oprimiesen solo por su clase social.
Entro en la cochera y sacó el automóvil justo a tiempo para ver a la señorita Caroline Daisy saliendo de su casa, llevaba un elegante vestido blanco con un cinturón negro, su cabello estaba muy arreglado y un hermoso sombrero redondo de ala ancha color negro con un listón rosa en la parte superior del mismo cubría su sedoso cabello negro.
Él la vio acercándose al auto y la saludó
- Buenos días señorita Daisy
- Hola de nuevo Robert- le respondió ella sonriendo
- ¿desea ir al banco central?
- Si- le respondió ella- ¿sabes dónde queda?
- Si señorita- le respondió Robert sonriendo- fue cerca de allí que conocí a Compañero
- Perfecto
Robert salió del auto y abrió la puerta de atrás del Roll Royce, ella entró en el auto y luego el cerró la puerta para volver a donde estaba el asiento del conductor
- Si mis cálculos son correctos podremos llegar en veinticinco minutos
- Lo importante es llegar Robert- le respondió ella sonriendo
- Entonces no mas charlas señorita Daisy y vamos al destino- dijo Robert con verdadera prisa
- Pero no te impacientes por el transito Robert- le respondió ella con calma- no tengo prisa
Robert puso el auto en marcha y ambos partieron.
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