- ¿Entonces me vas a regalar este collar? ¡Pero es tuyo, Oto-san!
-Quiero que lo conserves, eres mi hijo pequeño, y cuando aprendas el Aikido correctamente tienes que aprender a usarlo con este collar puesto
Sousuke tomó el collar muy emocionado. Era el que Kris usaba todos los días, no se lo quitaba ni para dormir y ahora era suyo. Jamás se lo quitaría tampoco, era muy valioso e importante para él
- ¡Muchas gracias, Oto-san! ¡lo voy a guardar como un tesoro!
-Ese collar es parte de una anécdota muy interesante para mí –dijo el rubio, con una sonrisa infantil
- ¿Qué es una anécdota?
-Oh! Pues… es como un recuerdo curioso, o gracioso de tu pasado
- ¿Cómo es tu anécdota, Oto-san?
-Mmhh… -el mayor se puso la mano en la barbilla- veamos… hace unos años me dedicaba a la magia, era muy bueno con eso. Y cuando vine a Japón no sabía hablar el idioma, solo hablaba en ruso
-¿Las palabras extrañas que nos has enseñado?
-¡Exacto! Pues… para obtener dinero tomaba cosas sin permiso, pero sólo las tomaba de los criminales, así las cambiaba por dinero o comida.
- ¿Ésta es una de esas cosas?
-¡Así es! Pero no la cambié por nada, porque ese objeto era de un yakuza. ¡Esos hombres son un infierno en esta ciudad, siempre maltratan a la gente y le quitan su dinero, cuando me robé esto ese yakuza se enfadó tanto que desapareció, nunca más lo volví a ver por aquí! –empezó a reír- Pero ¿sabes? Usarlo me ha traído buena suerte, desde que lo tengo empecé a cuidar a todos los chicos que viven aquí ¿No te parece una anécdota curiosa?
Kris sonreía al contarle ese relato a Sousuke. Pero por dentro estaba muerto de miedo. Si uno de esos hombres reconocía ese collar, ya estaba muerto. Al menos por ahora no sabían cuál era su cara y eso era tranquilizador, un poco.
Sousuke rió y pensó que Kris era muy hábil, robarle algo tan valioso a un hombre tan fuerte como un yakuza sonaba increíble, así que decidió ponérselo.
- ¡También quiero ser tan fuerte como tú, para enfrentar a un yakuza!
-Lo serás, mi niño… -dijo mientras acariciaba su cabeza-
-¿Sabes? Creo que también quiero tener una esposa…
-¡Jajajaja! ¿Una esposa? ¿Como sabes qué es eso?
-En el mercado, muchas mujeres iban con hombres a su lado, y niños. Todos se veían felices. Escuché que la mujer era una esposa. Yo quiero una-dijo sosteniendo con cariño el dije de su collar
-Bueno… una esposa no es como algo que puedas conseguir en una tienda, es diferente.
-¿Entonces cómo es?
-¿Cómo te explico? Cuando creces, conoces a muchas personas. Sin importar quienes sean, una de todos esos miles de personas, te observa y tú a ella. Es entonces cuando sabes que esa persona es para ti, tu esposa. A veces las cosas no funcionan, porque pensabas que esa persona era de cierta manera y no lo es, o viceversa. Si a pesar de eso, tú sigues viendo a esa persona como una esposa, entonces es la única para ti. –el rubio sonreía con nostalgia al pronunciar estas palabras, como si recordara algo… o a alguien-
-Suena un poco difícil… -responde Sousuke, rascándose la cabeza- ¿Tú por qué no tienes esposa, Oto-san?
- ¿Preguntas muchas cosas, ¿eh? –rió el mayor, pero nunca se atrevía a esconderle nada a ninguno de sus chicos, al menos nada que los pudiera dañar- Yo quería que mi esposa fuese Toshi. Pero Toshi no quería eso. Él quería algo diferente para sí mismo
- ¿Por qué?... –Sousuke se quedó callado unos momentos, aunque era un niño, captó muy rápido la idea- ¿Toshi-san es una chica?
-Más o menos, pero no vayas a decirle que te dije eso ¿sí? –sonrió, llevándose el dedo índice a los labios y guiñando el ojo- Cuando llegué a este país, Toshi fue mi primer amigo. El vestía y se veía como una chica. Pero no se sentía como una de ellas. Empezó a ir a la universidad y cuando regresó a este pueblo, era él, era quien siempre había querido ser. Como lo vi tan feliz, nunca le dije que quería hacerlo mi esposa – Kris suspiró y sonrió- pero somos buenos amigos, me ayuda con tus medicinas ¿Qué te parece?
-¡Eso es muy bonito! ¡En mi mente son esposos entonces!
- ¡No vayas a decir eso en voz alta, menos enfrente de Toshi!
- ¡No lo haré! –Sosuke sonrió y pensó en ese momento, que sin importar el aspecto de la persona que le viera como su esposa, sin importar nada, él lo amaría siempre, aunque no quisiera estar con él, como Kris y Toshi. – ¿Sabes algo, Oto-san? ¡Me contaste dos anectodas hoy!
- ¡Anécdotas, Sousuke! Jajajaja
- ¡Eso, anécdotas!
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-Este anillo, está hecho con un pedazo de oro de un collar de mi padre, muy valioso. -el mayor le contaba al joven Tsubasa su origen- Hace unos años un maldito ladrón tomó el collar de mi padre, nadie lo vio ni supo cómo fue que lo hizo. Mi padre, tu abuelo, murió de ira al perderlo. Lo único que quedó de ese collar, fue el broche para sostenerlo. Al morir mi padre, decidí convertir el broche en este anillo. Fue cuando descubrí su poder.
- ¿Qué clase de poder es?
-Nadie sabe de dónde viene. Mi padre lo encontró a las afueras del oeste, enterrado. Pero puedo hacer varias cosas con él. Como viste, puedo asesinar personas sin tocarlas, controlar el movimiento de otras, tengo más fuerza de la normal. –suspiró- Pero solo cuando lo traigo puesto. Prefiero no usarlo todo el tiempo para no tener un descuido como el de mi padre.
-Padre…. –Tsubasa se quedó pensando detenidamente en lo que le había contado. Parecía algo tan fantasioso, irreal… ¿Quién demonios enterraría algo así nada más? ¿algo que tenía tanto poder? -… ¿Todo el anillo está hecho de ese oro?
-Claro que no, la pieza que quedó era demasiado pequeña. Sólo está mezclado con oro normal
- ¿Tienes idea de lo que estás diciendo? Si sólo un pedazo de ese collar puede hacer eso, ¿Te imaginas todo lo que puede hacer el collar completo? ¿Viste a mi abuelo usarlo alguna vez? –Tsubasa se empezó a ver realmente interesado en ese collar, algo con tanto poder tenía que ser suyo a como diera lugar
-Sólo lo vi usarlo una vez, así como tú conmigo. Fue más impactante que esto que ves aquí. –el hombre sacó un cigarrillo y lo encendió- Mi padre explotó la cabeza de todos los miembros de una mafia rival, sin siquiera levantarse de su silla.
-…
Tsubasa no dijo nada. Imaginar esa escena lo impactó, lo hizo desear más ese collar. No iba a expresárselo a su padre, porque prefería buscarlo por su cuenta, así se convertiría en el Oyabun más rápido
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