Durante las siguientes semanas, Raen dejó de intentar escapar por su cuenta, era hora de ver las cosas desde otra perspectiva; una que incluyera a todos los habitantes de Minawoods. Indudablemente el chico tenía la experiencia de numerosas batallas, necesitaba estudiar a sus oponentes, así como a los pueblerinos, quería encontrar una forma de convencerlos para que se unieran a su plan. Aunque las distracciones no brillaban por su ausencia…
Era de noche y Raen ayudaba a Viktor a acomodar suministros en el sótano cuando Rozen llegó.
─ ¡Hey! Raen, mañana es día libre. Los chicos y yo vamos a pasarlo en la playa, ¿qué dices, te unes? Hummmn ─Rozen le preguntaba apoyándose en su hombro, levantando las cejas repetidamente. Trabajaban juntos, así que ya habían hecho las paces.
─Claro que sí.
─Invita a Ingrid y que ella le diga Flor.
─Jajá ya veo, ella es la verdadera razón de todo esto, ¿eh?
─No seas celoso, tú también tienes un espacio pequeñito en mi corazoncito, muack muack ─fingía darle besos.
─Diaagh, aléjate. Utiliza ese espacio para alguien más ─ambos reían.
Al día siguiente, el grupo de chicos encontraron la forma de divertirse toda la mañana en la ensenada. Nadaban, eran revolcados por las olas, construían figuras con la arena, se enterraban en ella, entre otras cosas. Al atardecer, los adultos llegaron de sorpresa.
─ ¡Tío!
─Nos empezábamos a preocupar por ustedes, no regresaban ─dijo don Viktor.
─Venimos a ver si los tiburones aún no se los comían.
─ ¡Papá! ─regañaba Floralia a su padre Oliver.
─ ¡¿Hay tiburones?! ─exclamaba Rozen alejándose del agua.
─No, no hay en esta zona ─reía Jethro.
─Les hemos traído unos bocadillos -señalaba Viktor.
Los muchachos comieron, descansaron un rato, y siguieron jugando felizmente. A Jethro y Elyon no les gustaba pasar tanto tiempo en el agua, por lo que decidieron quedarse con los adultos.
─Hmmn ─Don Viktor suspiraba con satisfacción.
─ ¿Todo bien Vik? ─preguntó Oliver.
─Sí, es solo que… Es la primera vez que veo a Raen tan risueño.
─Debe causarles muchos problemas a usted y a Ingrid ─hablaba el chico de cabellos rojizos.
─Pues… Si, a veces; pero es un buen chico.
─ ¿Sus brazos aún están lastimados, o por qué los vendajes? ─preguntaba Elyon, ella y su hermano sentían un extraño interés hacia el chico desde que le conocieron.
─Eh… no, pero le quedaron cicatrices de quemaduras que… no le gusta mostrar.
─Mmmn, salió vanidoso el chico ─dijo Jethro riendo.
─ ¿Acaso no lo son todos a esa edad?, mi Flor no sale hasta que no haya ningún cabello fuera de lugar.
Este grupo también estaba pasando un buen rato. Al poco tiempo, unos cuantos soldados llegaron a la ensenada, traían barriles con cerveza y tarros, para beber toda la noche. Los chicos pararon sus actividades y miraban a los hombres.
─Oh, no se detengan por nosotros, hoy pueden hacer lo que quieran, mocosos feos ─decía uno de ellos mientras se sentaba junto al grupo de Viktor.
─ ¿Qué tal Don Vik?, señores ─un par de ellos saludaban a los hombres ─. Preciosa carmesí, tu puedes venir y beber con nosotros, la pasaremos muy bien.
─Grrrr ─Elyon los miró ferozmente al gruñir. Esta chica era intimidante cuando le hacían enojar, un aura terrorífica emanaba de ella.
─Mejor en otra ocasión tal vez, soldados ─Jethro respondió al tratar de contener a su hermana.
Los imperiales desistieron y prefirieron molestar a alguien más ─. Miren nada más, con ropa se ven escuálidos, pero escondían buenos musculitos ─se burlaba uno de ellos de los muchachos.
─Jeje, no es nada menos que el resultado de nuestro arduo trabajo en las minas, ¡Hah! ─presumían Rozen y Leo sus poderosos bíceps.
─Podemos intercambiar trabajos cuando gusten ─bromeaba el príncipe.
─Jajaa muy gracioso, mocoso.
Los chicos siguieron jugando en las olas un rato más. Al traer el torso y brazos descubiertos, Raen comenzaba a sentirse presionado, los hombres del imperio no les perdían la vista; temía que los vendajes de sus brazos se cayeran y descubrieran sus tatuajes. Optó por salir del agua y cubrirse. Al anochecer, las chicas se marchaban.
─Aww ¿ya se van? ─preguntaba con decepción Rozen.
─Sip ─contestaba Flor, con una bella sonrisa.
─Pero ni hemos jugado ─sujetaba la mano de la chica
─Rozen, jiji, llevamos todo el día juntos ─con su mano libre le daba unas palmaditas en sus mejillas, poniéndolo rojo como tomate.
─Cuidado Don Oliver, le quieren robar a su hija ─decía uno de los muchachos del imperio.
─Jajaja, así parece.
Las tres chicas recogieron sus pertenencias que estaban junto a sus familiares y aprovecharon para despedirse.
─Gracias por los bocadillos, hoy fue muy divertido, pero nosotras ya nos retiramos ─hablaba Floralia al hacer una pequeña reverencia.
─Noou, vamos a calentarnos en la fogata, abrazaditos, un ratito, ¿sí?
─Lo siento Rozen, es noche de chicas ─dijo Ingrid mientras se alejaba con las otras dos chicas.
Raen reía discretamente de las desgracias de su amigo, mientras él exprimía su cabellera.
─Bweeh. ¿A sí? pues nosotros tenemos noche de chicos en mi casa, mejor que la de ustedes ¿cierto Raen, Jethro?
─Emnn… ─Raen volteó hacia Don Viktor y preguntó discretamente ─. ¿Puedo quedarme con él? ─el otro solo asintió con gusto ─. ¡Sí! nuestra noche será más divertida.
-Yeah, sin chiiiicas ─agregó Leo.
-Wooo ─decían los demás.
Así pues las chicas tomaron su camino, los adultos se unieron a los soldados para emborracharse en la playa y los muchachos se dirigían a la casa de Rozen.
─ ¿Qué se hace en una noche de chicos?
─Jajaja, por eso me caes tan bien, querido Raen. Traigan su ropa de dormir, y lo que usarán mañana; los veo en la guarida ─Jethro y Raen obedecieron ─. ¡Ah! también traigan más bocadillos! ─les gritaba a la distancia.
Raen aprovechó para cambiar sus vendas, tenían arena atrapada en ellas, lo cual le daba una comezón tremenda. Recolectó sus prendas, lo que le habían pedido y se dirigió a la… “Guarida de las Calaveras Estridentes”, que no era más que la casa de Rozen. Le llamaban así por diversión, porque solo vivían ahí los niños huérfanos del pueblo, realmente solo es un refugio donde los mayores cuidan de los más chicos.
─Agh, por fin llegas, ¿por qué tardaste tanto? ─murmuraba Rozen ─. Jethro no se tardó nada. Creímos que te habías quedado dormido, ya nos comimos todo.
─Lo sé, perdón ─subían al segundo piso de la guarida.
─Shhh, vamos a otra habitación, aquí ya no hay espacio.
Raen miró la habitación, todos los chicos que habían ido con ellos a la playa, estaban exhaustos. Habían dos camas, cuatro niños y una bebé dormidos en ellas, tres más en el suelo sobre cobijas.
─Mnnn… así que… una noche de chicos… solo es ¿dormir todos apeñuscados en una misma alcoba?
─Jajaja, shhh no me hagas reír. ¿En serio nunca has hecho esto antes?
─Nop, no realmente. La gente con la que convivía en mi ciudad, eran adultos.
─Que aburrido.
─Pueees… solo a veces, aprendes mucho de ellos.
─Uuuugh, ves, aburrido.
Los chicos entraron en la habitación de Rozen, era simple: había dos camas separadas por un gabinete con cajones, un ropero, una alfombra pequeña, un baúl al final de cada cama y una ventana. Raen cambió sus ropajes.
─ ¿Ahora qué hacemos?
─Comemos los bocadillos que trajiste ─ambos se sentaron de frente en una de las camas.
─Solo encontré fresas silvestres y… ─escondía algo atrás de él con una sonrisa ─. Pan de dragón ─lo mostró emocionado.
─Dame, todo lo que hace Flor es delicioso ─compartieron el pan.
─ ¿La has invitado a salir? solo ustedes dos, no con toda tu pandilla como hoy.
─Mnnn… sí. Lo intentamos muchas veces, pero el imperio quiere a las chicas solo para ellos, siempre me daban una buena tunda antes de poder besarla.
─Ouch, lo siento.
─Es lo único que saben hacer, así que cuida que no te vean romántico con Ingrid ─sus palabras causaron que Raen comenzara a ahogarse con lo que comía.
─Te equivocas, yo no tengo sentimientos… románticos hacia Inyi.
─Inyi, mi amor ─imitaba a su amigo ─. A mí no me engañas, esta mañana estabas literalmente encima de ella.
─Porque una ola nos revolcó.
─Tienes que enseñarme ese truco.
─Jajaja, no era ningún truco.
─Mm-huum, como tú digas, amigui.
─No me creas pues, yo la veo como…
─Tu futura esposa.
─Que no ─reía ─. La veo como una hermana. Ella y Don Viktor han hecho mucho por mí, eso es todo.
Terminando la comida que tenían, cada uno se acostó sobre su cama, la plática continuaba.
─ ¿A qué te dedicabas en tu hogar?
─Umn… proteger la ciudad de ataques de dragones.
─Pfff ─cubrió su boca para no despertar a los demás con sus carcajadas ─. Entonces eras pésimo en tu antiguo trabajo.
─Hmph ─le molestó el comentario ─. Supongo que sí, debí haber pedido ayuda, en vez de haberlo enfrentado por mi cuenta… yo estaba confiado en que podía vencerle.
El ambiente se había amargado repentinamente.
─Oh, lo siento… tú… aún tienes familia buscándote, ¿cierto?
─Sí, pero no creo que me estén buscando… ha pasado mucho tiempo, deben creer que estoy muerto.
─Por eso intentabas huir a como diera lugar… aww, los extrañas ─el otro solo asintió ─. Yo… también extraño a mi familia. Desde siempre solo éramos mi mamá y yo… ella… ─desvió su mirada, su rostro estaba lleno de furia e impotencia.
─Podía controlar alguna kivet.
─… Así es, la kivet de viento. El imperio me quitó a quien más amaba en este mundo y me obligaron a verlo… Por eso lo odio tanto. Al menos tú tienes a alguien esperándote en tu ciudad, eres afortunado.
<<Sí, eso es muy cierto>>.
─No comprendo sus motivos, parecen disfrutar el torturarnos. Aquel día que nos atacaron, el centinela mostraba una sonrisa y satisfacción todo el tiempo.
─Inyi… ejhem, Ingrid me contó que habían sido dos centinelas… ¿quiénes fueron?
─No sé cómo se llamaban, pero una era: una mujer alta, pechugona con una armadura de fuego, un látigo y una pantera tan negra como su largo cabello, era muy atractiva; pero daba más miedo que Inyi enojada.
<<Fedora, la describió muy bien>> ─. ¿y el otro?
─Era un hombre con una postura jorobada, sin su brazo izquierdo, cabellos índigo y ojos dorados; un maldito Camilleri. Su mirada daba escalofríos, es un maniático y en ese entonces parecía ser como de nuestra edad.
<<Alexander, quisiera poder decirte que Bao fue quien le destrozó su brazo>> ─. ¿Alguno de ellos visita Minawoods?
─Anualmente. Pero solo el psicótico, no la señora sexy.
─ ¿Falta mucho para que él venga?
─Ummn, no lo sé Raen, lo último que quiero hacer es ver su rosto demente. ¿Por qué estamos hablando de cosas deprimentes como éstas? ¿Huh? Mejor…
<<Esto complica mucho las cosas, Alexander es muy peligroso, tengo el tiempo contado, necesito salvar al pueblo antes de que regrese>>.
─… Y es por eso que prefiero pensar en las chicas ¿Crees que ellas estén hablando de nosotros?…
Los jovenzuelos siguieron platicando por horas, hasta quedarse dormidos. Por supuesto que llegaron tarde a las minas el día siguiente, lo que les ocasionó tener que trabajar horas extras; tuvieron que limpiar la basura de los muelles apestosos.
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