“Por muchos años hui de Arsen, a pesar de todas las cosas hirientes que me gritaba cuando nos encontrábamos, tenía esperanza de que algo sucediera para evitar estar cerca de él, una flor sin tierra, una persona sin rostro, un nombre sin apellido ¿Quién soy en realidad?”
-¡Espabila! ¡No he dicho que te detengas todavía!- Gritó Arsen
Miila estaba masajeando las piernas de Arsen en una banca del parque, el joven había terminado de jugar un partido de soccer.
-Esto no durará para siempre- Le dijo en voz baja –Poco a poco me aceptarás y entonces podré ser amable contigo- Añadió Arsen tomando la mano de Miila -Quisiera que todo fuera como cuando éramos niños-
-Ya no somos niños… Tú ya no eres el mismo y yo tampoco- Murmuró la chica soltándose de la mano de él.
En un arrebato, Arsen la estiró de vuelta y la abrazó a la fuerza –Yo sólo quiero que dejes de vivir escondida, yo puedo darte todo lo que has anhelado, ¿Por qué no lo entiendes?-
Miila forcejeó un rato pero luego de entender la diferencia de fuerzas se quedó quieta recargándose en el pecho del chico.
-Eso está mejor… Yo me encargaré de que tengas valor en este país, sin mí, sólo seguirías huyendo-
-Sí, lo siento- Respondió Miila intentando no provocarlo, ya había recibido un golpe por enfrentarlo.
Arsen era el hijo único del hombre que construyó la mayor parte de las ubicaciones de la ciudad, él y su esposa estaban siempre de viaje y Arsen a pesar de haber crecido rodeado de personas nobles, desarrolló un carácter dominante y explosivo sobre todo con Miila.
-Quisiera pedirle permiso para que mi hijo se quede a dormir en su casa, señora Dhelia- Había pedido la madre de Arsen a la abuela de Miila unos 10 años atrás.
Arsen, tomado de la mano de su madre, había quedado sorprendido con la niña que vivía en la florería, luego de estar de viaje con sus padres los últimos 3 años, ver a esa niña le había causado curiosidad.
La pequeña niña se la pasaba al lado de su abuela, aprendiendo la forma en que ella cuidaba de las flores, poco a poco iba experimentando el formar coronas decorativas y arreglos con las flores que había a su alrededor.
-¿Cómo te llamas?- Le dijo el pequeño Arsen levantando una flor que se había caído al suelo y devolviéndola a las manos de la niña.
-Miila, ¿Y tú?- Respondió alegre ella.
-Arsen ¿Quieres ser mi amiga?-
Los niños empezaron a compartir cada vez más tiempos juntos, pero en los lapsos de tiempo que Arsen se iba de viaje con sus padres, cuando regresaba, encontraba cada vez más atractiva a Miila para sus ojos. Al paso de los años, su relación de confianza iba creciendo.
-¿Sabes, Arsen? Hoy le pregunté a mi abuelita sobre mi mamá- Le dijo ella mientras recolectaba flores en el bosque.
Arsen tenía la costumbre de quedarse cerca para cuidarla, a pesar de que no era necesario, se había vuelto una tradición de ambos.
-¿Qué te dijo?-
Miila suspiró profundo, como si decírselo a su mejor amigo significara un alivio para ella.
-Mi abuelita no es mi verdadera abuelita- Dijo en voz baja –Ella me salvó de ahogarme cuando mi verdadera mamá llegó a este país-
Arsen la miró sorprendido –¿No es tu abuelita? Las personas que llegan por el mar no son bienvenidas, Miila, la policía podría atraparte-
La chica se puso nerviosa, provocando que él se inclinara para verla de frente –Si te casas conmigo podrías quedarte aquí y la policía no te haría daño-
-¿Casarme contigo? Pero yo no quiero casarme, eres mi ami-
-¡Yo te voy a cuidar, Miila!- Le gritó antes de que ella pudiera terminar de hablar.
-¿Arsen?- Preguntó confundida la chica.
En ese momento Miila regreso en sí, aún estaba en los brazos de Arsen, las cosas habían cambiado tanto al punto que esa persona en que ella confiaba, ahora era de quien más quería alejarse, quién al inicio la cuidaba, ahora la lastimaba sin consideración.
-Miila, ahora eres mi novia, por fin lo aceptaste- Murmuró Arsen abrazándola más fuerte, al punto de que dolía.
Miila aceptó comenzar una relación con Arsen, empezando lo que sería una de las etapas más complicadas de su vida. Sin su libro, sin sus clases extraoficiales y sin sus sueños, el reducido entorno de la chica no parecía dar para más.
Yedaky por su parte, tenía la esperanza de encontrarse con Miila en el camino a la escuela e incluso entre clases preguntaba por ella, dándose cuenta de que nadie la conocía.
-No tengo más opción que ir a ver a ese tal Arsen- Concluyó poniéndose de pie para ir a buscarlo, Farah le seguía de cerca pues según ella, su relación abierta le debía varias noches, igual que ella, Yedaky tenía al menos 2 relaciones más con otras dos chicas que le buscaban con la misma intención.
Sin embargo, a pesar de no entender bien lo que sucedía con ellas, no hizo por finalizar su relación con ninguna, pues al tenerlas cerca, tenía una sensación de alivio en la herida que tenía en el pecho, esta sensación le provocaba la inquietud de seguirla sintiendo, razón por la que en el fondo no quería dejar de ver a Farah principalmente.
La anciana comenzó a notar un comportamiento cada vez más extraño en Miila, al paso de unas semanas, su nieta se volvía más callada, menos alegre y se la pasaba más tiempo en su habitación. Saliendo únicamente cuando Arsen iba por ella.
Sin embargo, la joven no se prestaba a hablar con su abuela, los clientes e incluso el señor Gary notaron su cada vez más frecuente ausencia en la tienda. Sin saber qué hacer, la mujer decidió espiar a Miila en una ocasión que ella salió de su habitación para verse con Arsen fuera de la casa.
-¡No te estoy preguntando! me vas acompañar al partido, necesito que estés cerca para poder cuidarte-
-¡Está bien, sólo no me jales así! ¡Arsen, suéltame!-
Desde la ventana, se dio cuenta de la forma agresiva con la que el joven la trataba, alcanzando a escuchar la manera en que la amenazaba con alejarla de su abuela si se atrevía a contradecirlo. Molesta, la mujer tuvo la intención de salir a enfrentar a Arsen, pero al momento de acercarse a la puerta, se desvaneció quedando inconsciente tras una complicación sorpresiva en su salud.
Una vez más, Miila salió con Arsen de forma obligada. Él la llevó al exterior de la escuela como una forma de burlarse de ella, la hizo quedarse viendo a través de la cerca como jugaba soccer con su equipo. No conforme, le ordenó permanecer ahí todo el tiempo que duró el partido.
-Arsen, puedo esperarte en el parque, no me siento cómoda estando aquí, además- Hizo una pausa por el sonido de la pelota al golpear la cerca –Todos me están mirando-
-Mírame jugar, verás que no hay nada que ver en esa persona que tuve que enfrentar por protegerte-
No muy lejos de ahí, en las aulas, Yedaky seguía lidiando con las chicas que le seguían. Cuando se dirigía nuevamente a las canchas para enfrentar a Arsen, una chica rubia le alcanzó con la misma solicitud.
-E-espera, no recuerdo bien que fue lo que te prometí, pero, ¿Qué te parece si yo te llamo?- Dijo Yedaky en forma de disculpa, haciendo que la chica hiciera una rabieta delante suyo.
-Pero, yo te estuve esperando y no llegaste ¿Ya no te gusto?-
-Ah! No, no es eso, oye no te pongas así, eres linda-
Luego de un rato de permanecer de pie junto a la cerca, Miila observó alrededor, intentando dejar de pensar en lo cansada que estaba de no poder moverse, a lo lejos vio a Yedaky con una chica, parecía coquetearle pues la tenía acorralada contra una pared.
Con una expresión inquieta, se dio cuenta de que lo que había dicho en aquella ocasión era verdad, la apariencia de Yedaky era muy llamativa y en consecuencia era lógico que tuviese más de una chica detrás suyo.
Yedaky la vio de reojo, pero fingió no haberse dado cuenta de su presencia, con más intención, aumentó la intensidad de sus actos con la chica que tenía consigo, como una manera inconsciente de llamar la atención de Miila y al mismo tiempo evitar la atención de Arsen.
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