>>Atty Milberg<<
El centro comercial estaba muy visitado el día jueves en la tarde. Había un librería en el centro comercial la cual era visitada frecuentemente por Atty.
Entre el silencio de aquella librería estaba Atty leyendo algunos libros. Estaba en otro mundo leyendo y se relajaba de sus problemas y malas vibras que el mundo el su alrededor le causaba.
Ya eran las 19:00 PM y Atty se iba a su casa. Solía siempre caminar sola. No tenía amigos, no tenía alguna conexión con nadie en la escuela ni su vecindario. Mientras caminaba decidió tomar dirección hacia el parque.
El parque central era un lugar muy tranquilo en las noches. Era un lugar perfecto para relajar la mente y sentirse más tranquila. A Atty le gustaba más estar en lugar apartados en donde pueda sentirse más tranquila, en donde pueda pensar en otras cosas. Sin amigos y confianza en la demás gente, ella sabía que las únicas personas en las que podía confiar era en su familia.
Se sentó en las bancas para alimentar a los peces. Siempre veía a los peces pero siempre había uno que le llamaba la atención. La mayoría solía tener un color dorado o color canela. Pero había uno que era de un tono anaranjado, un color Ámbar. Todos ellos hacían un grupo el cual siempre estaba junto. El cardumen de peces era aproximadamente de 20 peces. Pero ese pez color Ámbar siempre estaba apartado.
— Ese pez es como yo. Todos están juntos pero ese pez siempre está alejado del resto, es como si fuera apartado del grupo al igual que yo. —pensaba Atty.
Miraba a ese pez. Se sentía identificada con él, pero mientras observaba había un pez que se acercaba al otro. El pez que estaba solo de pronto estaba con otro. Se acercaba al pez Ámbar y se quedaron ahí juntos. Atty observaba. Aquel pez ya no está solo.
— ¿Será posible? Apesar de que habían más peces en aquel lado, ¿Porqué se iría con el otro pez?. —Decía Atty en voz baja.
De pronto Atty sacó una sonrisa. Si ese pez era aceptado como era, había una posibilidad de que ella sea aceptada. En especial por alguien. Había alguien que Atty pensaba constantemente. Alguien que conoce hace años aunque ahora las cosas eran diferentes.
Atty de iba a su casa y topa nuevamente con Vienna. Siempre se encontraban y era algo normal ya que Vienna vivía en el mismo vecindario de Atty.
— ¿Tu eres esa chica rara?. —le dijo Vienna a Atty. — ¿Quiered que te golpee?
— Claro que no. —respondió Atty con algo de miedo. — yo solo caminaba por aquí.
Vienna solía ser así con la gente. Tenía una forma de ser muy orgullosa y aveces solía ser muy ruda. En especial con la gente que no era de su estilo.
Atty solo caminó hasta su casa, estaba acostumbrada a ser tratada de esa manera y solo ignoraba a la gente. Ya estaba en su casa.
— ¡Mamá, Papá, he llegado!. —gritó mientras entraba.
De pronto sale del comedor la abuela de Atty. Su cabello blanco estaba lleno de canas debido a su avanzada edad pero su rostro se veía bien cuidado. Tenía muchos rasgos que hacían que tuviera un gran parecido a Atty. Era su abuela de lado materno.
— ¿Como estas abuela? ¿Vienes de visita?. —preguntó Atty.
— Tu abuela se acaba de divorciar y se quedará a vivir con nosotros. —dijo la madre de Atty mientras tenía un pastel en sus manos.
— ¿Que haces con el pastel en las manos mamá? —preguntó Atty.
— Tu abuela está de cumpleaños y se viene a vivir con nosotros, es por eso que celebraremos tenerla aquí. —dijo su madre muy contenta. Tenía un gran afecto a su madre.
Atty estaba feliz. Se llevaba muy bien con su abuela y solían hablar a menudo. Atty sentó en el sofá y comenzó a leer un libro y su abuela estaba al lado viendo una novela.
— ¿Que estás leyendo Atty?. —preguntó la abuela curiosa.
— Es una historia de amor, es algo así como la novela que estás viendo pero mi libro trata de una chica que es rescatada por un príncipe. —decía Atty refiriéndose al libro. La abuela se comenzó a reír y dijo: — ¡Los príncipes azules no existen. Mírame a mí, me he divorciado cuatro veces y eso incluye a tu abuelo!.
La madre salió del comedor y se fue a la sala en donde estaba la abuela. Escuchó la conversación.
— ¿Estás hablando de papá?. — preguntó la madre.
— Tu padre me dejó cuando supo que estaba embarazada de ti. Supongo que así son los hombres. —dijo la abuela.
— No todos los hombres son malos, yo sé porqué lo digo. —dijo la madre mientras miraba el cuadro de la boda con su esposo, el padre de Atty.
— Tu tuviste suerte hija. Yo tuve esa suerte hace mucho tiempo, de antes de que tu nacieras. —dijo la abuela de Atty. La madre y Atty miraron a la abuela. Estaba lista para decir algo, ellas siempre escuchaban a la abuela porqué siempre contaba sus historias las cuales les gustaba escuchar.
— Nos enamoramos una vez en la vida, no siempre la persona con la cual nos quedamos es nuestro verdadero amor pero si puede ser nuestro acompañante en esta vida que se pasa volando...
Estamos destinados a estar con algunas personas, ella pueden ser nuestro hilo rojo pero quizás no siempre es la persona a la cual nosotros vamos a amar toda la vida. —decía la abuela ante la mirada atenta de Atty y su madre.
Atty miraba a su abuela. Sentía que ella sabía mucho sobre el amor, Sobre la vida y todo eso. La madre de Atty no sabía sobre esa historia, pero siempre sintió que a la abuela siempre le faltó algo. Que había algo que la abuela siempre ha estado esperando, que había algo a lo que ella siempre va a estar aferrada.
— ¿Que hay de ti Atty? ¿Te gusta algún chico? — preguntó la abuela.
— Hay un chico el cual siempre me ha gustado, desde que era pequeña. —dijo Atty a su abuela.
— ¿Te refieres a...? —exclamó su madre.
—Si mamá. —respondió Atty. La mirada de su madre no era muy amigable. No le gustó escuchar eso.
El horno comenzó a sonar y las galletas que estaba horneando la madre se estaban quemando, aunque la madre alcanzó a sacarlas a tiempo.
Ya era tarde y el padre de Atty llegaba del trabajo y pasó a recoger a su otro hijo. El hermano menor de Atty, su nombre era Todd. Tenía el mismo color de ojos y cabello que Atty aunque su cabello era más rizado como el de papá.
— ¿Abuela? ¿Que haces aquí, viniste a visitarnos?. —preguntó el padre de Atty, le decía abuela cómo respeto ya que ambos siempre se llevaron muy bien. Todd vió a la abuela y fue a abrazarla. Era un agrado tenerla en la casa.
La cena estaba lista y todos estaban comiendo.
— Tomé mis cosas y le dije, "Me voy de aquí y tú pagarás la renta". —estaba la abuela hablando en la mesa. Todos la escuchaban. La abuela tenía un largo historial de matrimonios y divorcios, era como si no sintiera nada por nada ni nadie. Jamás encontró al hombre de sus sueños. Cuando quedó embarazada su esposo la abandonó aunque para ella no significó nada ya que pudo críar a su hija ella sola sin ayuda.
— ¡Oye mamá! Estuviste hablando sobre alguien que conociste ante de papá, ¿Quien era?. —preguntó mamá a la abuela. La abuela sonrió y comenzó a hablar.
— Estaba en la escuela, yo y él nos conocimos desde que éramos pequeños, éramos como un boomerang que iba y volvia, siempre nos alejabamos pero volvíamos a reencontrarnos, siempre nos volvíamos a ver... No recuerdo cómo y cuándo fue pero de un día a otro nos despedimos y jamás volvimos a vernos, no recuerdo ni su nombre ni nada, pero si tengo algo...
La abuela se levantó de su asiento y tomó un collar que tenía guardado. Era un triángulo de oro que tenía grabado un corazón en él.
— Este fue un regalo que él me dió, siempre lo llevo conmigo. —decia la abuela. Atty tenía el collar en sus manos y lo miraba. La madre y el padre también lo miraban, obviamente no sabían esa historia. Atty miraba el collar y a imaginaba el pasado de su abuela.
— Debió ser un recuerdo muy presiado abuela para que guardaras con tanto anhelo este collar. —dijo Atty. La abuela sonreía.
— Es un lindo pasado, supongo que ya es pasado. —dijo la abuela. —tu eres mi única nieta y la verdad es que te pareces mucho a mi, me gustaría que te lo quedes, quizás te traiga suerte Atty.
Atty miró a la abuela y sus padres también. La abuela sonreía. Quería mucho a su nieta ya que era la única nieta que tenía y sabía que no sabía mucho sobre el amor. Ella quería que su nieta fuera feliz. Que cumpliera ese deseo que ella jamás pudo.
— Muchas gracias abuela. —le dijo Atty muy feliz.
— Yo también quiero un collar. No es justo. —decia el hermano de Atty.
— Algún día te compraré uno. —dijo la madre de Atty.
>>Vienna Dauntović<<
Eran las 21:00 PM y Vienna llegaba a su casa. Su padre recién había llegado de su trabajo y la madre estaba en la casa con la cena lista.
— ¿No crees que es algo tarde hija?. —decía la madre molesta.
— Déjame en paz mamá. —respondió Vienna.
— ¿Estuviste con ese novio tuyo? ¿Porqué alguien como tú estaría con ese chico?. —dijo la madre de Vienna refiriéndose a Zheri.
— ¿Que tiene de malo ese chico querida? Me parece un buen chico. —dijo el padre de Vienna.
— ¡Silencio!
Vienna no quería escuchar y se dirigía al comedor. La madre fue tras de ella mientras que el padre no podía hacer nada. Obviamente el carácter de su esposa era mucho para él. Vienna se sentó en la sala y su madre se sentó a su lado en el sofá.
— ¿Porqué tienes esa cara? Aunque uses gafas no puedes disimular tu rostro cuando tienes un problema. —decia la madre de Vienna mientras miraba a su hija.
— Hoy rompí con Zheri. Se acabó. —dijo Vienna.
— Eso me parece una muy buena noticia, estuviste un año con ese chico. —decia su madre muy feliz. Se notaba que no le agradaba mucho Zheri. Vienna estaba algo confundida. Apesar de terminar con Zheri, que era algo que quería, no se sentía muy bien. No lo entendía.
— En la esquina hay un chico que su familia es adinerada. También está el chico de tu escuela que le gustas. El deportista. —le decía la madre a Vienna.
— ¿Robson?. —preguntó Vienna.
— Ese mismo. Ese chico tengo entendido que declaró su amor hacia ti hace algunos meses y eso hizo que te hagas popular y la envidia entre todas las chicas de la Escuela Germana. —dijo la madre.
— Robson es un idiota.
— ¡Pero tiene dinero!. —exclamó su madre. Vienna solo miró a su madre sin entender y se fue a su habitación. La madre no la detuvo y se quedó ahí. Para ella era importante que su hija buscara a alguien que tuviera dinero.
Vienna estaba en su habitación mientras quitaba las fotos que tenía de Zheri. Quería hacer de nuevo su vida y Zheri no estaba contemplado en ella ,pero ella no sabía el porqué. Había algo que la hacia estar triste.
Hace muchos años Vienna solía ser alguien muy dulce y diferente. Era algo que a Zheri le atrajo mucho y siempre fueron muy unidos. De a poco ambos comenzaron a sentirse atraídos. Después de año comenzaron a estar juntos y su relación siempre fue sólida. Pero Vienna comenzó a ser más popular y los comentarios de su madre la confundían más y más. Hasta que Vienna comenzó a ver las cosas de otra manera. Aquella sensación de cuando era niña. Sentir que amas a alguien y querer estar junto a él. En ese momento deseaba volver a ser una niña. Quería volver a esa sensación de ser libre. Vienna aprendió que no se echa de menos algo hasta que se pierde.
Mientras sacaba las cosas de su habitación. Mientras pensaba las cosas. Sacó un collar que tenía en el bolsillo. Tenía grabado el nombre "Zheri" en él. Lo tomó y lo sostuvo por unos segundos. Recordando muchas cosas y después de tomarse un respiro, decidió lanzarlo hacia la calle. En medio de pensamientos. Una lágrimas que salían de sus ojos sin que ella entendiera el porqué. Era todo muy confuso. Con tantas cosas en su mente, Vienna solo decidió dormir. Ya la noche quedaba atrás y el sol salía. Era hora de ir a la escuela.
Comenzaba la jornada de día viernes. Vienna tomaba su celular y esperaba un mensaje que solía llegar aunque ese día no llegó. Vienna no se sentía bien.
La mesa estaba lista con el desayuno. Vienna no quería dirigir la palabra y no comió nada. Su madre lo notaba y su padre miraba a su madre. Algo le pasaba a Vienna.
— ¿Ocurre algo hija?. —preguntó su padre.
— No papá, estoy bien. Solo no pude dormir bien. —dijo Vienna mientras intentaba sonreír. Pudo engañar a su padre pero su madre notó que estaba fingiendo una sonrisa.
Vienna se iba camino a la escuela. Mientras pasaba por afuera de su casa vio que estaba el collar que había lanzado. Aún estaba ahí pero decidió no recogerlo. Vienna caminó. Mientras caminaba comenzaba a pensar.
— Tal vez fui muy dura con él, quizás no debí hacer terminado con él. —pensaba mientras caminaba. — ¡No! Ahora no soy la misma de siempre. Ahora soy una chica popular y si estoy con Zheri podría afectar mi popularidad y...
Vienna dejó de pensar y rápidamente se devolvió. Iba a buscar el collar. Corrió por la calle hasta llegar a la esquina en donde estaba su casa. Cuando llegó no estaba el collar.
— ¡No está! Ese collar me Lo regaló cuando nos conocimos en el parque central. ¿Donde está?. —se preguntaba Vienna mientras buscaba el collar. Mientras corría de un lado a otro buscando el collar salió su padre.
— ¡Hija! ¿Ocurre algo?. —Vienna de inmediato cambió su actitud y le respondió:
— No pasa nada papá. Yo ya me iba.
Vienna caminó hasta la escuela. El collar se había perdido. Vienna estaba preocupada. Mientras pensaba en donde estaría ese collar miraba al suelo y terminaría chocando con una chica. Ambas cayeron al suelo debido al choque. Vienna levantó la vista y estaba la chica de cabello negro y piel pálida. La misma que se ha topado todos los días.
— ¡Otra vez tú!. —le dijo Vienna muy molesta.
— ¡Lo siento! ¡Ha sido mi culpa por no fijarme en donde iba!. —le respondió Atty muy asustada mientras intentaba levantarla lo que Vienna no dejaba. Vienna no la tomó en cuenta y solo caminó.
La Escuela Germana ya iba a comenzar sus clases y Vienna estaba en los casilleros guardando sus cosas y pensando. De pronto una mano se posaba en su hombro y la voz de un chico se escuchó.
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