Everlight era un condado muy tranquilo, habitado por apenas unas 500 personas agrupadas en familias de comerciantes y obreros de empresas que estaban a unas horas de la ciudad, todos se conocían, al menos de vista, diario al pasar en la mañana unos frente a otros se saludaban amablemente, eran una comunidad muy unida que solía ayudarse entre sí en momentos de dificultad.
Al ser un poblado muy pequeño, no contaba con la infraestructura necesaria para tener grandes cadenas comerciales, siendo esas necesidades suplidas por los mismos habitantes que ofrecían sus servicios a través de oficios, uno de los lugares más concurridos era una carpintería atendida por un hombre amable que vivía junto a su esposa que era enfermera y atendía pequeñas heridas y enfermedades leves, aunque eran muy felices, la vida no les había dado el regalo de ser padres.
Todos los días el pequeño Arsen y sus padres, acudían a la casa de esas amables personas, pues al ser clientes frecuentes luego de remodelar su casa, se volvieron buenos amigos, sin embargo una vez que terminaron la remodelación, su cercanía se enfrió un poco, pero no lo suficiente para dejar de convivir ocasionalmente.
Aunque regularmente llegaban personas foráneas, al estallar la guerra del otro lado del mundo, la presencia de desconocidos extranjeros comenzó a hacerse más común, de repente una alerta de migración ilegal comenzó a extenderse por todo el condado, llevando a las autoridades a darle caza a esas personas mientras los habitantes de Everlight se volvían cada vez más desconfiados, cegados por los rumores esparcidos sobre sus visitantes, optaron por dejarle la situación por completo a los policías que eventualmente transitaban las calles en busca de "invasores".
Al aumentar la gravedad de la situación, varios habitantes del pueblo fueron voluntarios para unirse a la vigilancia, entre ellos Gary, el mejor amigo del carpintero y la mujer enfermera, con la situación bajo control luego de un tiempo, las cosas volvieron a ser pacíficas, sin embargo, la relación y la cercanía que caracterizaba a los habitantes desapareció. Luego de esto, el carpintero cayó en cama y falleció a los pocos meses de ser diagnosticado de una enfermedad incurable.
Ahora viuda, la mujer, de nombre Deliah, entró en una profunda depresión, continuó atendiendo a los enfermos y conviviendo con algunos niños que le ayudaban a hacer cosas sencillas como limpiar su jardín, pero ni siquiera la compañía de su amigo Gary parecían ser suficiente para devolverle el ánimo, continuamente se lamentaba no haber podido tener hijos, además de dudar de la felicidad que su esposo decía haber tenido viviendo a su lado.
Una mañana por idea de Arsen, que le visitaba todas las mañanas para limpiar su jardín, la mujer tomó la decisión de iniciar una florería en el lugar que su esposo utilizaba para hacer trabajos de carpintería, con ayuda de los niños comenzó a darle vida nuevamente a su hogar ahora llena de flores y arreglos de diferentes formas y colores.
Aunque el negocio iba creciendo de a poco y tenía poca demanda, era buena terapia para Deliah, pues ahora estaba al pendiente no solo de atender pequeñas heridas, ahora estaba a cargo de todas las flores que tenía en su local, el cual con ayuda de Gary, que en sus tiempos libres de policía se dedicaba a condicionar y mantener el pequeño almacén de su mejor amiga.
Las cosas dieron un giro una madrugada de otoño, donde una inusual tormenta azotó la costa de Everlight, se comenzó a correr el rumor de que había una barca varada en la orilla.
Con el temor de que fuesen "invasores", como les llamaban a los migrantes que huían de la guerra, las personas llamaron primero a Gary, el único policía local. Ayudado de una linterna, se aproximó a la embarcación en la que apenas se notaban bultos, al acercarse se percató de que era un grupo de 4 o 5 personas que estaban recostadas en el suelo de la nave.
Los habitantes, a pesar de la tormenta, se acercaron con curiosidad, Gary, alertado por la situación, gritó que hicieran venir a Deliah, pues al parecer era necesario atender a heridos antes de llamar a las autoridades de la ciudad.
Intentado abrir camino a la vez que trataba de mantener a los curiosos lejos de la barca, desesperado por la insistencia de las personas que llevadas por el morbo no se retiraban del lugar, una vez que la enfermera arribó al sitio, Gary alzó su arma y tras dar dos disparos que dispersaron a la gente, les gritó enérgicamente retirarse.
Obedeciendo la indicación, las personas se fueron, la tormenta era cada vez más fuerte y dificultaba ver lo que había en la barca, razón por la cual el policía había exigido a la gente retirarse, cualquier cosa podía sorprenderlos al mover a las personas que estaban dentro. La escena era desgarradora, todos los tripulantes eran personas comunes, sus ropas estaban llenas de sangre, posiblemente habían huido de un escenario de guerra, desafortunadamente, no parecían tener signos vitales cuando los revisaron uno a uno.
-Nadie sobrevivió, que lamentable, eran simples civiles- Murmuró Gary para luego levantar su radio y hacer llamar a sus compañeros en la ciudad.
Él y Deliah se quedaron observando la barca, como impotentes por no haber tenido la posibilidad de salvarles la vida, de pronto, un fuerte trueno los dejó aturdidos por unos segundos, luego de esto, se escuchó un llanto dentro de la barca.
La situación cambió cuando la mujer se apuró a revisar nuevamente los cuerpos que tripulaban la nave, impactada se percató de que en los brazos de una joven que estaba en posición fetal como cubriendo algo había un bebé que había despertado de su sueño debido al trueno anterior.
Gary y Deliah se quedaron atónitos, mirándose uno a otro como intentando comunicarse sin palabras, ambos sabían lo que sucedía con los menores que la policía resguardaba.
A lo lejos, se escucharon las sirenas de los compañeros del oficial Gary, en un acto arrebatado, le gritó a su amiga que se fuera, que se llevara a la menor consigo para salvarla de ese futuro desalentador que le esperaba si caía en manos equivocadas. Sin pensarlo, Deliah salió corriendo de la escena para observar de lejos como los policías se acercaron con sus lámparas a verificar la información que el oficial les había dicho por radio.
En su reporte, la embarcación tenía solamente adultos y una joven dentro, no había alcanzado a hablar siquiera acerca de esa tripulante que ahora estaba en brazos de su mejor amiga.
Luego de unos días de permanecer bajo sus cuidados en secreto, la mujer finalmente presentó a la pequeña como su nieta, al pensar en su origen trágico decidió llamarla "Miila" con la esperanza de que su nombre animara a su nueva fortuna, ser amada y aceptada por los habitantes de Everlight algún día.
"Las dos temblábamos, yo tenía miedo, ella moría de frío. Con cuidado la envolví en una cobija tibia y le di calor en un abrazo.
Su llanto se convirtió en una enorme y radiante sonrisa, sus ojos brillaron y me miraron como un gesto de agradecimiento.
No había nadie con vida además de ella en esa barca, pero no estaba sola, ahora me tenía a mí a su lado"
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