Durante el camino, Miila permaneció viendo a través de la ventana, a pesar de que la distancia entre la ciudad y el condado era relativamente corta, el viaje de poco más de 2 horas le emocionaba por el hecho de salir por primera ocasión de los lugares donde acostumbraba a estar. Además, se sentía segura pues Yedaky y el señor Gary iban con ella.
Al llegar al hospital, su actitud cambió a una de gran inseguridad pues temía estar a la vista de toda esa gente desconocida que se encontraba dentro del edificio. Sin querer salir del camión, la chica, con sentimientos encontrados, se arrinconó en los asientos bajo la presión y el estrés de ser vista por alguna autoridad que pudiera separarla de su abuela.
-No tienes nada que temer, anda, yo te acompañaré hasta la habitación donde está tu abuela, sólo tienes que decir firmemente que eres su nieta y has venido a visitarla- Le decía el señor Gary extendiendo la mano.
Luego de ver que no accedería a salir, Yedaky intervino y entró con ella al camión. Con un semblante comprensivo le dijo que todo estaría bien y que nadie le obligaría a salir si no quería hacerlo.
-Yo iré a ver cómo está tu abuela, quédate aquí tranquila, nadie va a cuestionarte nada- Susurró Yedaky mientras retrocedía para salir de la unidad para luego pedirle al señor Gary le dijera el nombre completo de la persona que estaba por ir a encontrar.
Yedaky decidió entrar a ver a la anciana en lugar de Miila, mostrando su identificación como amistad cercana de la paciente en el área de recepción, consiguió entrar hasta la habitación donde se encontraba la mujer. Quién al verla entrar de inmediato se mostró sorprendida.
-Me disculpo si le sorprendí, mi nombre es Yedaky Shiroi y he venido en lugar de su nieta para ver cómo se encuentra-. Le dijo acercándose a la cama de la señora.
La mujer permaneció en silencio unos segundos, siguiendo sus pasos y examinando a Yedaky mientras la distancia se acortaba.
-No creí que fueras a llegar tan pronto. Tal vez el tiempo pasó demasiado rápido y no me percaté-. Respondió la señora.
Sin entender el significado de esas palabras, Yedaky sintió una extraña confianza hacia ella, con un poco más de relajación, se sentó a un lado de la cama...
-Miila se encuentra afuera, pero por alguna razón, esta aterrada de entrar aquí-.
La anciana suspiró y tomó la mano de Yedaky. -Dime una cosa, ¿Qué relación tienes con mi pequeña Miila? -. Le preguntó poniendo especial atención en su respuesta.
Yedaky se quedó pensando un momento.
-Miila es una chica muy particular, tengo un fuerte interés en conocerla más y aunque nos estamos llevando bien, no sabría decirle en este momento cual es nuestra relación- Le respondió con un tono lleno de sinceridad en sus palabras.
La mujer sonrió como denotando que ya sabía que eso sucedería. Cada gesto y mirada que le lanzaba a Yedaky le daba a entender que estaba un paso adelante y casi podía leer sus pensamientos.
- ¿Nos hemos visto antes? -. Le preguntó Yedaky al sentir la mirada de la anciana encima.
En ese momento, la puerta de la habitación se abrió y el señor Gary entró, le pidió a Yedaky quedarse con Miila en el camión el resto de la noche mientras él velaba el sueño de la abuela de Miila.
-Miila no quiere salir del camión, creo que será necesario que nos dividamos, tú ve y cuida de ella, te las verás conmigo si algo le sucede por tu culpa- Le advirtió lanzándole las llaves de su vehículo.
Yedaky le dijo que no era necesario permanecer en el camión, mirando a la anciana les agradeció la confianza y avisó que llevaría a Miila a descansar a un hotel cercano, que la siguiente mañana regresarían para recibir los resultados de los exámenes médicos que le practicaron a la mujer, pues había escuchado a las enfermeras mencionarlo mientras caminaba rumbo a la habitación.
El señor Gary se levantó con la intención de impedir que Yedaky saliera con las llaves que le había entregado, pero la anciana lo detuvo y con un movimiento de su cabeza le dijo que no lo hiciera.
-Todo está bien, Gary, deja que se vayan-
Miila se encontraba todavía dentro del camión, al ver entrar a Yedaky, salió de su escondite para preguntarle cómo se encontraba su abuela.
-Está consciente y se mira de buen ánimo, no tienes nada de qué preocuparte por ahora-. Le respondió Yedaky mientras se sentaba en el asiento del conductor y encendía el camión.
- ¿A dónde vamos? - Le preguntó la chica con curiosidad asomándose de detrás del asiento -El señor Gary me dijo que nos quedaríamos aquí en el estacionamiento dentro del camión hasta mañana-
-Vamos a dormir en un hotel, no me parece muy adecuado quedarnos aquí, es más de media noche y esta ciudad es más grande que donde vivimos, por ende, es un poco más peligroso -Le dijo Yedaky poniendo el camión en marcha. -En la mañana regresaremos a ver a tu abuela y espero ya puedas acompañarme a entrar- Agregó volteando a verla.
Miila se quedó callada todo el camino, todo el momento que Yedaky se dio de alta en el hotel y no habló hasta llegar a la habitación de este.
-Ya estamos aquí-. Dijo Yedaky cerrando la puerta detrás suyo. – Ya lo pensé bien y creo que lo mejor es que sólo me asegure de que estés cómoda antes de irme-.
- ¿Te irás? ¿A dónde? – Exclamó la chica rompiendo por fin su silencio. -No quiero que me dejes aquí. -Dijo mirando alrededor, aunque la habitación era muy lujosa, era un lugar que no conocía y en consecuencia le daba miedo. -Qué tal si mientras tú no estás alguien entra y me descubre? –
A Yedaky ya le pareció muy sospechosa la actitud de Miila, colocando el seguro en la puerta para inspirarle más confianza, se acercó hasta quedar frente a ella.
- ¿Qué es lo que te da tanto miedo? No te comportabas así antes de llegar aquí. ¿Qué es lo que temes que alguien descubra? –
Miila retrocedió ante la actitud decidida que Yedaky le mostraba, frunciendo el ceño retiró su mirada.
-Lo siento, no puedo decirte nada al respecto, no es algo que deba importarte-. Le dijo sin mirarle la cara.
Yedaky se acercó más, haciéndola retroceder al punto de quedar acorralada junto a la cama.
- ¿Tú crees que no me importa? ¿En serio eres así de distraída? - Le reclamó con algo de estrés en su tono de voz.
Miila se incorporó y dio un paso al frente para encarar a Yedaky.
-Entonces, dime ¿Por qué estabas en la escuela coqueteando con otra persona? ¿Y por qué le dijiste a Arsen que no te intereso? -
Yedaky se puso la mano en la cabeza -De nuevo eso...- Murmuró mientras se frotaba la frente.
-Lo que dije frente a Arsen fue una especie de intento de psicología inversa... Y lo de la chica- Hizo una pausa para sacar un pedazo de papel maltratado de su chaqueta:
- "Su corazón estaba tan herido de falta de amor, que la única salida que encontró para sí mismo fue apaciguar los gritos de su mente observando la herida en su pecho, la única forma de recuperar su alma era fusionarla con el alma del amor verdadero"-
Miila terminó de leer en voz alta el texto y reconoció su propia letra en el papel.
-Miila, dime, ¿De qué trataba la historia que escribiste en tu libro? -. Le preguntó Yedaky volviendo a guardar el papel en su chaqueta.
-No recuerdo-. Respondió la chica dirigiendo la mirada en diferentes direcciones manteniéndola abajo. -Las cosas que escribí en ese cuaderno eran ideas y sueños que venían de pronto y no puedo recordar con claridad-.
-Estaba con esa chica, porque según este fragmento de tu libro, encontrar al amor verdadero hará que está herida por fin sane-. Hizo una pausa para suspirar. -Suena a una locura, pero creo que es igual de loco el hecho de que pueda seguir con vida teniendo esto-. Dijo en voz baja mientras arrugaba su camiseta que nuevamente se teñía de rojo.
Miila se disculpó e intentó acercarse para revisar la herida nuevamente, a lo que Yedaky se negó.
-No romperé mi promesa de estar cerca para cuidarte de Arsen-. Le dijo Yedaky retrocediendo para alejarse de Miila. -Él no va a venir aquí a buscarte, descansa que yo vendré a buscarte en la mañana-.
-Pero, necesito revisarte, estás sangrando de nuevo-. Insistió la chica intentando abrir la chaqueta de Yedaky.
Dándose la vuelta, le repitió que volvería para buscarla en cuanto fuera de mañana, cerrando su chaqueta y alzando su mano para mostrarle la llave de la puerta, abrió la misma y se quedó viendo hacia dentro de la habitación.
-Voy a dejar cerrada la puerta, para que estés tranquila de que sea lo que sea que escondes, nadie va a poder entrar a descubrirlo-.
Miila intentó hablar con Yedaky, pero sólo recibió una interrupción a sus palabras con el sonido brusco de la puerta cerrándose frente a ella.
Manteniendo su chaqueta cerrada, Yedaky se dirigió con prisa al camión y se dirigió a una farmacia, donde compró vendas y antisépticos, luego de regresar al estacionamiento del hotel, se refugió en la parte de atrás del camión y en medio de la oscuridad desnudó su torso para limpiar y vendar nuevamente la herida. Guardando las vendas sucias en una bolsa de papel que hizo a un lado.
-Me quedaré aquí. Tenía la intención de proponerle a Miila, quedarme con ella en la habitación, pero, simplemente no entiendo por qué es tan complicada. Si no me importara... -Dijo haciendo una pausa. -Si no me importara simplemente no estaría aquí con ella-.
Murmuró recargándose en la puerta trasera del camión, intentó relajarse pues los pensamientos acerca de lo que Miila podía esconder no le dejaban en paz, sin embargo, era tal su cansancio que el sueño le terminó venciendo unos minutos después.
En ese mismo momento, Miila se encontraba recostada en la cama observando algunas fotografías en el teléfono de su abuela, en el momento que estaba mirando una de ellas, un mensaje interrumpió su silencio. En un movimiento de reacción instantánea por intentar apaciguar el sonido del aparato, abrió el mensaje que se sumaba a una conversación:
"Hoy tampoco vino, espero las cosas estén bien, me gustaría que vinieras a recoger el documento lo antes posible, aunque no tengas todavía intención de decirle nada"
Llena de curiosidad, empezó a deslizar su dedo sobre la pantalla, para ver los mensajes en cadena que precedían al que acababa de llegar, se percató de que era una conversación entre el maestro Kurai y su abuela, que tenía mucho tiempo en curso, buscando la respuesta a lo que se estaba refiriendo el mensaje, descubrió que su abuela estaba justo terminando un largo proceso por adoptarla legalmente como su hija.
"Todo salió bien, espero te sientas feliz de que Miila vaya a ser oficialmente tu hija"
"No sé cómo sentirme, a pesar de todo este tiempo, siento que no me considera su familia. Justo hoy en la cena insistió en contar el dinero antes de sentarse conmigo. No estoy segura de cómo va a tomar el hecho de que no seré su abuela sino su madre de ahora en adelante"
La mujer al parecer hablaba confiadamente con el maestro y se había enterado de que Miila no estaba asistiendo a las clases, además, sabía que nunca había entregado su libro. Estas situaciones quebraron las emociones de la chica, que no sabía cómo reaccionar al tener todas esas declaraciones escritas ante sus ojos.
Bloqueando la pantalla del teléfono y colocándolo en una repisa, se levantó de la cama e intentó abrir la puerta, recordando que Yedaky la había dejado cerrada, se dirigió hacia el balcón del cuarto con un fuerte sentimiento de confusión, pues estaba segura de que su abuela, madre o lo que fuera, probablemente estaba decepcionada de ella.
Miró el cielo detenidamente, como buscando una respuesta en las estrellas de la madrugada, cuando bajó la vista al estacionamiento, vio el camión y eso le provocó algo de paz, pues sabía que, si el camión estaba ahí, Yedaky se encontraba cerca. Suspirando profundamente, regresó a la cama y a pesar de tener muchas cosas en su mente, el cansancio terminó venciéndola hasta quedar profundamente dormida.
No muy lejos de ahí, en el hospital, el señor Gary cuidaba de la abuela de Miila:
-Ya puse en su lugar a Yedaky, lo que no entiendo es como puedes confiarle a Miila a pesar de la forma en que la maltrató-
-No me refería a Yedaky-. Respondió la mujer riendo -El joven que estaba saliendo con mi nieta era diferente. Además, las palabras de Yedaky me parecieron sinceras, el otro chico ni siquiera se interesó en presentarse formalmente como su novio, aunque lo conozco desde que era un niño-
-Bueno, en eso tienes razón, aunque ambos me dijeron que tenían un acuerdo-. Dijo el señor Gary cruzando los brazos. –Esa fue la justificación que me dieron para venir todos a verte, me pregunto si ese acuerdo sea sano, no como esas relaciones modernas que tienen los jóvenes, toma en cuenta que permitiste que la llevara a dormir a un hotel.
Hizo una pausa poniendo una expresión de sorpresa. – Espera... ¿¡Un hotel!? ¿Tú apruebas que Miila y esa persona duerman en el mismo lugar? -
La anciana no dejó de reír al verlo hacer tantos gestos.
-Tranquilo, estoy segura de que las cosas estarán bien, después de todo, tenemos que aceptar que Miila está creciendo y confío en ella lo suficiente para dejarla tomar sus propias decisiones, me alegra que se haya alejado de ese joven que la trataba mal y no me parece incómoda la presencia de Yedaky, sentí una buena vibra cuando estuvo aquí-.
El señor Gary se recargó en la silla y colocó la gorra sobre la cara.
-Conozco a Miila desde que la rescataste de esa embarcación y la llevaste a tu casa, le daré el beneficio de la duda a Yedaky si tú dices confiar en su palabra-.
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