Toshi vivía en una casa pequeña. Solo para una persona. Era un hombre muy organizado y todo estaba impecable en su habitación. Solo las lágrimas de Kris que no dejaban de salir, parecían desentonar con la limpieza de ese sitio
-Ahh… Estoy ensuciando tu alfombra…
-Olvídate de eso, ¿Qué tienes, Kristoff? ¿Qué te paso?
-Creo que pronto voy a morir
-¡!!!
El rubio, entre sollozos, le contó a Toshi toda la situación, desde el momento en que conoció al viejo Yamaguchi hasta el instante en el que chocaron en la calle. Conforme seguía su relato, Toshi se veía cada vez más preocupado. Kris era su amigo, el único que lo había querido y aceptado a pesar de su extraña fijación por la limpieza y cuando descubrió su verdadero yo. Apreciaba mucho al rubio, casi como un hermano.
- ¿Por qué no me esperaste? Te dije que estaba buscando algo para ti…
-Es que... Sousuke… me daba miedo que enfermara de nuevo y yo sin dinero…
-Entiendo... yo también me hubiera sentido desesperado... –el joven acaricia un poco la cabeza de su amigo, tratando de reconfortarlo- tranquilo, veremos que hacer, pero no llores… te has metido en un terreno peligroso así que ahora debes andar con más cuidado.
Kris sintió las caricias en su cabeza, a pesar de que Toshi siempre usaba guantes, le gustaba imaginar que podía tocarle sin ninguna preocupación. Luego sintió un pañuelo en el rostro. El pelinegro lo estaba limpiando
-Solo sigue yendo y haz lo de siempre, nadie sabe quién eres y ahora ya no usas ese collar, nadie sabrá que eres tú, tranquilo…
-Toshi… -murmura, mirándole con una sonrisa melancólica- si me muero, ¿prometes que cuidaras de mis hijos?
-Eh? ¿Pero que dices?
-Por favor… -se atrevió a tomarle de las manos, sin dejar de mirar sus ojos- eres la única persona a quien podría confiarle a mis chicos… si yo muero ellos estarán solos, por favor…
Toshi no sabía que decir. Miro a su amigo a los ojos, parecía hablar en serio. Él estaba totalmente seguro de que iba a morir. Por un momento se olvidó por completo de que lo estaba tocando por encima de los guantes, apretó el agarre, sus ojos castaños se encontraron con los ojos claros que tenía frente a él. No le tomó mucho tiempo responderle
-Yo cuidaré de ellos hasta que muera, te lo prometo, Kristoff.
Un largo silencio se formó entre los dos. Solo se observaban, como si fuera la última vez que iban a verse. Toshi, instintivamente cerró los ojos, Kris entendió ese gesto
A pesar de la repulsión del moreno por el contacto físico, ambos se besaron
El primer y último beso de los dos
--
Tsubasa buscaba una manera de conocer la identidad de ese rubio sin necesidad de quitarle la máscara, para que no sospechara que lo estaban buscando. Eso no era difícil de averiguar para él, pero el problema era que Bel nunca había dado su nombre real, no recordaba haberlo escuchado, o haberlo visto en algún sitio antes de esa función de magia.
- “El lobo ruso” –repetía las palabras que escuchó del joven- pero a pesar de ser un ruso parecía alguien que ya tenía mucho tiempo viviendo en el país… me costó detectar el acento…
Tsubasa repasaba una y otra vez en su mente al rubio, que pista podría encontrar para dar con él. Pero nada más allá de su cabello tan rubio.
Entonces tuvo que actuar más rápido.
Había decidido seguirlo.
(...)
Tsubasa envió a uno de sus hombres para seguir al rubio. Tenía que saber quién era, si tenía alguna debilidad, lo que fuera. El yakuza realmente estaba desesperado por obtener ese collar.
Finalmente, después de unas semanas. Tsubasa logro descubrir de quien se trataba.
Un “japonés” muy apreciado entre los ancianos del pueblo, que cuidaba a muchos niños en un sitio protegido del bosque. Kristoff Kusanagi.
-Vaya, así que después de todo tiene algo de japonés, aunque no lo parezca…
(…)
Mientras tanto, Kris y Sousuke se estaban preparando para ir al médico. Era tiempo de comprar medicinas para el pequeño y también para que comenzara a resurtirlas solo.
-Hoy es tiempo de que aprendas a ser autosuficiente, al menos para comprar las medicinas ¿vale?
- ¿Cómo es eso?
-Bueno, debes aprender el nombre de tu medicina, llevar un papel con datos por si te enfermas y no hay nadie conocido que te ayude, cosas como esa –el rubio terminaba de cepillar el cabello del menor-
-Oh! ¡Entiendo! Creo que eso lo puedo hacer
- ¡Cumpliste ocho años hace una semana, es obvio que si vas a poder hacerlo!
Kris llevó a Sousuke al consultorio de Toshi, donde éste le entrego las medicinas que necesitaba. Ambos hablaron un poco, sobre cosas cotidianas, nada relevante. Pero lo que Sousuke pudo notar, era que su trato era diferente. Se veían… más cercanos. Toshi sonreía mucho, Kris lucia apenado. Eso nunca había pasado anteriormente.
De todas formas, se despidieron del moreno como lo hacían siempre, no había algo inusual con eso.
-Oto-san ¿Por qué estás tan feliz? –Sousuke no pudo guardarse su curiosidad, tenía que preguntarle
-¿Eh? ¿Ah… a que te refieres? –el rubor en las mejillas de Kris era evidente, parecía que al niño no podía ocultarle nada- Yo... ah, no es nada. Tal vez más adelante te lo diga con calma
Ambos iban camino a casa. Para ese entonces, la casa de Kris y los niños se veía mejor. Los chicos podían ir a la escuela, no tenía problemas con las medicinas de Sousuke, podían comer a diario. Todo eso gracias al pago que le daba el viejo Yamaguchi
Pero ese día… ese día cambio todo el rumbo de Sousuke.
Ambos observaron un gran humo invadir el cielo. La gente corría, algo que se le hacía muy extraño a Kris, pues siempre en un incendio las personas buscaban agua. Su expresión fue de horror cuando vio de donde provenía el incendio
—¡Es nuestra casa! —grito el mayor, tomando en brazos al pequeño Sousuke y corriendo hasta allí
Sousuke miró la escena, estaba muy asustado. La casa estaba en llamas, varios de los niños gritaban en el interior, otros yacían muertos, intentaron huir del incendio, pero no lo soportaron. Era un infierno en el bosque.
Kris se llenó de terror, sabia quienes habían sido, sabía que estarían ahí. Tomo a Sousuke, lo escondió detrás de unos arbustos y se sentó un momento con él, Sousuke estaba llorando, deseando ir con sus hermanos para salvarlos
— Sousuke. Quédate aquí y no te muevas, no importa lo que oigas, quédate aquí ¡no hagas ruido!
El rubio se aventuró a entrar a la casa, no le importaba más que salvar a los niños, ellos no tenían la culpa de nada de lo que él había hecho. Pero antes de lograr salir con uno de ellos en brazos, vio a Tsubasa en la salida
- El collar, Kristoff. ¿Dónde está?
Kris sudó frio, el collar lo llevaba Sousuke. Jamás iba a exponer a su hijo.
-¡¡No sé de qué me estás hablando!! ¡Salva a mi hijo, déjame aquí!
-Si, como no.
Tsubasa dio un empujón con el pie a Kris, haciéndolo retroceder hacia la casa. El rubio no lograba salir a pesar de lo mucho que intentó. Su pequeño murió en sus brazos, sofocado por el humo. Kris se culpó tanto por la muerte de sus hijos, deseó que no encontraran a Sousuke, que Toshi cuidara de él, antes de morir en el sitio.
La casa y todos los que estaban dentro fue reducida a cenizas. Tsubasa se quedó observando hasta que las llamas se fueron apagando.
-No hay nada en este maldito lugar –murmura observando las cenizas- la pieza de oro se vería entre este desastre. Parece ser que era cierto que no la tenía –el joven alzo ambos hombros, despreocupado- bueno, que importa, la buscaré en otra parte.
El yakuza y sus hombres se fueron del lugar, en éste había absoluto silencio. Nadie se atrevió a buscar, nadie quiso ayudar. Todos tenían miedo de ser asesinados también.
Mientras tanto, en aquel arbusto, Sousuke lloraba en silencio, abrazando su collar. Sentía su corazón romperse, se sentía muy mal y muy culpable por no salir a defender a su familia. A pesar de todo, Sousuke se quedó ahí, inmóvil.
-Oto-san… Kris… ven por mi… -Sousuke repetía el nombre de Kris una y otra vez, mientras lloraba sintiéndose inútil y débil. -
Imágenes de su vida con el rubio y sus hermanos rondaban por su cabeza, no podía dejar de pensar en su familia. Se quedó dormido con el collar en brazos. Tenía hambre y frio, pero no se movió de ese lugar.
"El día que encuentres a alguien realmente importante para ti, vas a saber por qué te he regalado esto. Algún día serás fuerte y vas a ser quien va a proteger a los demás "
Dos semanas después del suceso, Sousuke despertó en un hospital. Estaba exhausto, apenas podía hablar y sus enormes ojos azules estaban apagados. Sentía que iba a morir.
Era mucho dolor para un niño pequeño. Pero parecía no llorar. No tenía lágrimas, no hablaba. Había entrado en un estado de shock.
Toshi estaba muy preocupado por él, pero siguió cuidándole, hablándole. Debía haber una forma de que el pequeño comenzara a hablar de nuevo, a recuperarse. Pero perder a Kris lo había destruido. Había afectado mucho a los dos
Toshi empezó a ver a Sousuke como un hijo suyo y de Kris desde entonces.
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