Rozen había sido agredido salvajemente por guardias de las minas al final de la jornada, Raen y Jethro fueron a su rescate siendo golpeados también en el proceso. El asunto se calmó gracias al General Melchior, y los chicos pudieron dirigirse con Viktor por ayuda.
─ ¡Oh, santo cielo!, ¿Qué les pasó? ─exclamaba Ingrid.
─ ¡El imperio es lo que pasó! ─respondió Raen molesto entrando a la posada.
─ ¡Don Vik, emergencia! ─Elyon avisó que los pacientes habían llegado.
El sanador al ver la situación, les hizo señas para que movieran al muchacho la habitación de las curaciones. Éste era amplio, habían dos camas vacías, cada una con una mesa de noche a un lado y tres ventanas pequeñas; aquí era donde Don Vik, atendía a sus pacientes a diario.
─ ¡Rozen! ─Ingrid cubría su boca con ambas manos de la impresión.
Don Viktor revisó rápidamente el cuerpo del chico ─. Ingrid, debemos inmovilizar su pierna y brazo izquierdos ─daba instrucciones mientras detenía las hemorragias.
─Yo me encargo ─la chica asustada se dirigió al sótano por el material necesario.
─Jethro, ayúdame de este lado ─le hizo señas para que se colocara enfrente de él ─. Rozen, debo reubicar tu cadera… lo siento… va a doler.
El chico solo asintió, le colocaron una cuerda en la boca para que la mordiera. El curandero hizo lo suyo, Raen solo podía ver impotente como se retorcía su amigo del dolor, unos segundos más tarde; Rozen perdió el conocimiento.
─Raen, Jethro díganme ¿qué pasó exactamente?
─No sé por qué lo atacaron. Cuando llegamos ya estaba en el piso mal herido y sin su pañuelo.
─Elyon, por favor prepara una bebida lubricante ─Ingrid y Viktor se habían acostumbrado a tener un par de manos extra con Raen. Pero ahora que se la vivía en las minas o dormido, esta chica había tomado su lugar en la posada.
El veneno de la niebla era irritante y quemante, este brebaje serviría para curar ese tipo de heridas internas.
─Qué extraño, no veo ningún rastro de veneno.
─Melchior lo removió todo ─dijo Jethro.
El príncipe tenía una mirada intensa llena de furia, Viktor y Jethro lo notaban. Ingrid regresó con el material para inmovilizar al paciente, junto a su tío terminaron de estabilizar a Rozen y tomar un respiro.
─ ¡Raen! tú también estás ensangrentado, siéntate en la otra cama.
─Ingrid no te preocupes, yo estoy bien. No es mi sangre, es de él ─su semblante se estaba relajando, parecía que su coraje disminuía. Al mismo tiempo, Elyon regresaba con lo que le habían pedido ─. Iré con Leo y los chicos para actualizarlos, no saben nada de lo que pasó.
─Tal vez deberías cambiar tus ropas Raen, o los asustarás con tu aspecto actual ─dijo el chico pelirrojo.
Después de ver su atuendo, aprobó la sugerencia, no había tomado en cuenta su aspecto. Trató de remover su túnica, sin embargo su brazo derecho no se movía con naturalidad, le dolía al elevarlo. Con dificultades lo logró, limpió a medias su cara y cabello, comenzó a sentirse débil y mareado.
─ ¿Seguro que estás bien? ─preguntó Ingrid.
─No te ves bien ─agregó Elyon.
─ ¡Estoy bien!… volveré enseguida ─intentó marcharse, pero se tambaleaba hasta que cayó desmayado al suelo.
─ ¡Raen!…
─Hey, ¿a quién tenemos de vuelta? ─hablaba en voz baja.
─Don Vik… ─tocaba su cabeza, trató de mover su brazo derecho pero estaba inmovilizado ─Mnnn, ouch, ¿qué me pasó?
─Tu brazo estaba dislocado, pero ya está en su lugar. ¡Ah! también te desvaneciste por un momento, mi conjetura es… que no habías comido nada desde el almuerzo, ¿estoy en lo correcto? ─el sanador había acertado, el muchacho había olvidado ingerir algún alimento desde el mediodía ─. Más todo el estrés que pasaste, pues… digamos que no fue una buena combinación.
─Oh, entiendo… ¡Ah!, Rozen… ¿Qué tan grave está? ─volteó hacia su amigo.
─Shhh, el estará bien, aunque le tomará varios días recuperarse. Ahora, abre la boca ─sostenía un vaso pequeño humeante.
─Mnnn, ¿me va a dar un brebaje? ─hacía una mueca de disgusto ─. Me siento de maravilla, Don Vik. No lo necesito.
─No te gustan y sin embargo sigues metiéndote en problemas para beber más, después puedes comer esto ─le mostraba su pan favorito.
─ ¡Ah!, sí quiero ─arrebató el vaso, bebió su contenido rápidamente y se apresuró a eliminar el mal sabor con el pan. Preguntó por los demás, habían pasado unas horas desde que había perdido el conocimiento.
Los hermanos carmesí avisaron en la guarida lo ocurrido, los demás ya estaban dormidos. Raen miraba con tristeza y enojo a su amigo.
─No es justo… esta mañana estábamos riendo de sus tontos apodos y ahora… está luchando por su vida, me enfurecen estas cosas.
─ ¿Y a quién no? ─le daba unas palmaditas en la espalda ─. Mañana Jethro nos hará el favor de entregar éstos al general ─le mostraba dos cartas, eran justificantes médicos.
─ ¿Hizo uno para mí?… Mis heridas no son graves. ¿No debería estar bien para mañana?
─Bueno sí, pero… desde que trabajas en las minas, ya no pasas tiempo aquí. Extraño tu compañía.
─… Don Vik, no diga cosas tan bochornosas.
•◊◊◊•
Raen vigiló a Rozen toda la noche. Al día siguiente, después de descansar, recogió algunos paquetes de Don Viktor en “el Búho Dorado” con Frank. Ayudó a las chicas con los pacientes, y por la noche volvió con su amigo quien por fin despertaba.
─Bienvenido sea usted, líder Calavera.
─Agh… jaja, ugh… no me hagas reír, me duele. Hmph, también te golpearon… fue mi culpa.
─No fue tu culpa, yo me involucre por mi cuenta ─le entregaba un brebaje curativo, se rehusaba por el mal sabor de éstas; realmente a nadie le gustan estas cosas ─. ¿Me dirás por qué te golpearon?
─Fue una tontería ─desviaba la mirada ─. Los guardias estaban hablando de lo sumisa que es Flor en la cama, y de… las terribles cosas que planeaban hacerle la próxima vez. Perdí los estribos… y bueno, ya sabes el resto.
─Rozen, si quieres proteger a la mujer que amas, al menos debes saber defenderte y dejarlos en peor estado que el tuyo. Yo puedo enseñarte.
─Jaja, ngh… no te ofendas, pero a ti también te han dado buenas palizas.
─Cierto. Aunque conmigo siempre usan sus poderes kivet, contigo fueron solo sus puños.
─Hmph, te odio.
Viktor y los muchachos que regresaban de las minas entraron a la habitación. El curandero revisaba las heridas del paciente, los demás habían escuchado lo último de la plática.
─Entonces todo fue por Floralia… otra vez ─dijo Leo un poco molesto.
─ ¿Escuché acaso que tú le enseñarías a defenderse? ─Jethro preguntó.
─Sí, eso le dije. Mejor aún, podría enseñarles a todos ustedes, y juntos enfrentar al imperio.
─Raen… ─dijo Viktor con un tono molesto.
─ ¿Es que no están hartos de este estilo de vida? Ser golpeados por razones absurdas, curar las mismas heridas una y otra vez. Trabajar todo el día en las minas que nos matan lentamente, o que hagan lo que quieran con las mujeres que nos importan, ¿eh?
Ingrid y Elyon alcanzaron a escuchar las palabras del chico, se quedaron paradas en la entrada de la sala de curaciones donde se encontraban los hombres.
─Todos nosotros en algún momento hemos vivido con libertad… Fuimos doblegados por el imperio… Confinados en este lugar. ¿No estarían dispuestos a hacer lo que sea por ser libres de nuevo, a pesar de que las posibilidades sean mínimas?
─Eso es una locura amigui. Ellos tienen poderes, nosotros no. Mira cómo terminé, es imposible ganarles.
─Solo es imposible, si crees que es imposible.
─De acuerdo… me uniré a tu causa ─los presentes en la habitación estaban sorprendidos por las palabras de Jethro ─. Te ayudaré a combatir al imperio. Yo no quiero que se vuelvan a meter con mi hermana ─el rostro del príncipe se iluminaba ─. Con una condición. Demuéstranos que es posible vencer a los soldados, sin poderes.
─Puedo hacer eso.
─En el torneo de Destrezas Kivet, vence a tres de ellos y haré lo que digas.
─ ¿Hablan en serio?… Don Vik, ¿no dirá nada?
─Oh Isaac, él es muy testarudo. Una vez que se le mete una idea en la cabeza, nunca la abandona.
Raen y Jethro estrecharon sus manos, cerrando el trato. Los demás dudaban de que pudiera lograrlo. Los soldados se pavoneaban con sus poderes en esos torneos. Pero ningún comentario podía vencer contra la confianza que había ganado el príncipe con el trato. Don Vik mandó a todos a sus casas.
─ ¿Pretendes enviar al chico a una muerte segura? Lo harán añicos desde el primer combate ─dijo Elyon.
─Jajaja, claro que no. No se acuerda de dónde proviene, ¿verdad?
─Sí, Don Viktor dice que aún tiene amnesia sobre algunos aspectos, pero ¿eso a qué viene?
─Creo que él es un caravanero, pero no lo recuerda. Quién sabe y hasta conoce a Borges.
─Hmph ¿aún piensas en ese sujeto? Seguro nos odia, olvidas cómo lo tratamos.
─Mnnn, me pregunto por qué nos odiaría ─decía en un tono de burla.
─Grrr, ¡no fue mi culpa! ─ella golpeó el brazo de su hermano.
─Ouch...
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