Con el trato que había hecho con Jethro, Raen estaba más que motivado, solamente tenía que derrotar a tres soldados en el torneo de Destrezas. Éste sucedería en un par de semanas y tendría al menos un secuaz para su plan, liberar al pueblo de Minawoods de las garras del imperio. A pesar de que en las minas, realizaba trabajo físico por horas, no se comparaba con los arduos entrenamientos que realizaba en Iskyla, el muchacho necesitaba recuperar esa condición si quería lograr su objetivo, por lo que en el poco rato libre que le quedaba, se ejercitaba en secreto.
El torneo de Destrezas Kivet era un evento que se llevaba a cabo cada mes en el pueblo, principalmente para ver quién de los soldados era el más fuerte. Les mantenía en forma ya que la gente del pueblo no representaba ninguna amenaza, ayudaba también a mostrar su autoridad e infligir temor en los pueblerinos; y como extra servía para matar el aburrimiento.
Se montaba el escenario en la explanada del pueblo, era un sencillo cuadrilátero (1). A un costado, armaban unos palcos para los tres generales y comandantes de alto mando que regían el lugar. Alrededor del ring los habitantes del pueblo eran obligados a observar los eventos desde las gradas también montadas solo para este evento. Había un espacio considerable entre el área de combate y donde se situaban éstos. Sin embargo ésto no aseguraba que los espectadores salieran ilesos.
Raen ya había presenciado unos cuantos torneos. Las reglas eran simples, enfrentamientos uno a uno, cualquiera podía participar, aunque el uso de kivet era la elección natural de batalla para presumir su grandeza; normalmente ningún lugareño se atrevía a enfrentar a los soldados. Siendo peleas “amistosas”, solo se permitían armas de madera evitando así heridas de gran letalidad.
Para el primer combate se ofrecen varios voluntarios, los generales seleccionan al azar a dos de ellos. El primer contrincante que sale del cuadrilátero, de cualquier forma; pierde el encuentro y un nuevo luchador retará al victorioso. El torneo llega a su fin cuando alguien gana cinco asaltos consecutivos. Como recompensa recibe una cena abundante con los generales, bebidas embriagantes y una noche de entretenimiento de su elección.
Por fin el día había llegado, el torneo había comenzado. Varios combates habían culminado, cundían las apuestas en cada ronda. Raen junto con sus amigos estaban en primera fila viendo el espectáculo.
El actual triunfador era Renato: un soldado de control kivet de tierra, chaparro, rechoncho, cabello marrón. Si bien era lento con sus movimientos físicos, lo compensaba enormemente con sus poderes. Su oponente era una soldado novata del mismo elemento kivet, sonó la campana de inicio; ella se abalanzó para dar el primer golpe, pero Renato alzó su puño ocasionando que un pilar del suelo se elevara sofocando a la chica. Cuando cayó al suelo, el hombre dio un gancho (2) al aire con su brazo izquierdo, de nuevo un pilar de tierra la impactó ahora por el costado de la izquierda, mandándola volar fuera del ring.
─Renato consigue una victoria más ─hablaba Jullien, el árbitro designado a coordinar los encuentros. Él podía usar las kivet eléctrica y de viento, lo que le permitía aumentar o disminuir el volumen de su voz a su antojo para que todos le escucharan sin problema.
La mayoría de la multitud aclamaba al ganador, la otra parte le abucheaba.
─Boo, ya saquen a este tipo, ¡BOO!
─ ¿Por qué lo abucheas, ya es su cuarta victoria? ─preguntaba uno de los aldeanos que estaba junto a Rozen.
─Porque este sujeto apesta.
─Es porque él fue uno de los soldados que le atacaron ─añadía Isaac.
─Muy bien, ¿quién será el siguiente oponente?… ¿humn… nadie? ─ningún alma subía al cuadrilátero.
─ ¡Yo quiero intentarlo! ─gritó Raen, alzando su mano.
La multitud reía a carcajadas y hacía comentarios como que no lo intentara, que iba a morir y que ya los tenía preocupados con la ausencia de sus locuras.
─Vaya, tenemos un valiente. Acércate chico ─le hacía señas para que subiera al ring.
─Deberías apostar a mi favor ─le lanzaba una moneda de oro a Rozen mientras subía al cuadrilátero.
─ ¿Estás seguro de que quieres hacerlo? tú no puedes usar kivets.
─Sip, solo tengo que sacarlo del escenario ─el público reaccionaba a la confianza del chico.
─En tus sueños mocoso ─contestaba Renato chocando sus puños entre sí.
─Tienes agallas chico, ¿están de acuerdo en que participe, mis señores? ─dirigía su pregunta a los generales.
Melchior, el general de las minas, asintió. Louis, el general de los muelles, levantó el pulgar. Y el general Yago, líder de Minawoods, se puso de pie sonriendo.
─Adelante, préstenle una armadura o la pelea no durará nada. No recibirás ningún trato especial por ser un escuincle sin poderes.
Sonreía el pequeño valiente. En lo que se colocaba la armadura, que le quedaba ligeramente grande, se hacían numerosas apuestas, había murmullo entre la gente. Los amigos de Raen aunque querían creer que ganaría, estaban preocupados.
─Auung, no puedo ver esto ─se recargaba Ingrid en el hombro de su amiga Flor.
─ ¿Sabías que iba a hacer esto Ingrid? ─preguntaba Floralia.
─Mmmn, sí. Mi tío trató de convencerle de hacer lo contrario.
─Sabía que le faltaban unos tornillos, pero esto es una locura ─hablaba Don Oliver.
En los palcos, los comandantes también compartían sus pensamientos.
─ ¿Qué es lo que pretende, de verdad espera ganar? ─dijo Gahiji: un soldado de control de acero, estatura promedio, cabello negro largo y cuerpo esbelto.
─A mí no me agrada, espero Renato le haga pedazos ─hablaba Marlon, un guardia de control eléctrico, alto, musculoso, con cabello corto rizado y barba completa corta arreglada.
Los generales reían y aprobaban los comentarios de sus escoltas.
─ ¿y tú qué opinas Sennet? estás muy callado ─preguntaba Louis: un hombre en sus 50s, con exceso de peso, cabello sedoso, y barba castaño dorado.
─No creo que gane, mi lord. Pero Raen es audaz, difícilmente se rinde, seguro nos dará un espectáculo.
─Es usted muy observador señor Sennet, opino lo mismo ─dijo Melchior.
─ ¡Patrañas! es solo un mocoso que causa problemas, más le vale ver la realidad en la que se encuentra ─refunfuñaba Yago.
El referí le indicaba al muchacho que escogiera armas y escudos, una vez que la batalla comenzara, no podría agarrar nada más. El joven príncipe tomó dos escudos de metal, uno redondo y otro puntiagudo, además una espada de madera de doble filo.
─Muy bien estimados Generales, señoras y señores el siguiente round está por comenzar ─la multitud se alocaba ─. Si Renato vuelve a ganar, será el fin de este torneo ─de nuevo unos aclamaban y otros abucheaban ─. Pero si pierde, Raen será el nuevo ganador y el oponente a derrocar ─risas resonaban en el lugar, nadie creía que esto fuera posible ─. Listos… ¡Comiencen! ─sonó la campana y despejó el cuadrilátero.
─Esto será muy fácil, prepárate para ser derrotado Niño Dragón.
<<Te equivocas, yo soy Raidha Lundberg, y haré que muerdas tu polvo>>.
Raen corrió hacia su oponente con un escudo en cada brazo. El imperial lazó un gancho por la derecha, y una porción de tierra se dirigía hacia el chico por el mismo lado; la esquivó sin problema. Todos se sorprendieron, esperaban ver al muchacho ser golpeado. Continuó aproximándose a su contrincante, éste soltaba puñetazos hacia un lado y al otro sin lograr conectar ninguno, el príncipe se acercaba más y más lo que provocaba que Renato retrocediera.
─Sabandija escurridiza ¡TOMA ESTO! ─desesperado por pegarle al niño, sus movimientos se volvían más torpes.
─ ¡Ah! no puede ser, va a ganar Raen ─expresaba Sennet.
─Parece que leyó por completo al soldado ─decía Melchior, los otros dos generales le veían sin comprender sus palabras ─. Sus poderes kivet mueven las rocas del suelo imitando el movimiento de sus extremidades, por eso le esquiva con facilidad ─explicaba.
─Oh, tiene buenos reflejos ─reía Louis.
─Grrr ─gruñía Yago y estrellaba su puño en la mesa que tenía a su lado.
Raen lanzó el escudo circular de frente hacia su enemigo que se encontraba muy cerca de la orilla. Éste detuvo el ataque con una barrera de tierra, pero no se dio cuenta de que el chico ya estaba a un lado, le golpeó con su espada de madera, haciendo que el soldado perdiera el equilibrio. Iba a caer fuera del ring…
Sus poderes de tierra formaron una plataforma delgada, extendiendo el ring. Rápidamente con su segundo escudo, Raen lo tomó con las dos manos y lo clavó con todas sus fuerzas en la orilla del cuadrilátero. La plataforma se quebró, Renato cayó al suelo.
<<Eso es por golpear a Rozen, cretino>> Por un segundo, le lanzó una sonrisa despectiva desde arriba del ring. Sonó la campana que terminaba el encuentro ─. ¡AH!… si funcionó… ¡GANÉ! Yujuuu ─fingiendo ingenuidad, celebraba con los brazos en alto.
Todos los espectadores estaban boquiabiertos, no podían creer lo que había pasado.
─ ¡WOOOO! así se hace ─Rozen rompió el silencio ─. Chicos no lo puedo creer… ¡soy rico! ─ganó su apuesta.
─Raen… ganó ─dijo Elyon.
─Lo… logró, AAAAH, lo logró, ¡Flor lo logró! ─frenética Ingrid sacudía a su amiga que seguía en shock.
Jethro estaba asombrado, no esperaba que venciera tan velozmente al soldado. Finalmente el resto de la gente comenzaba a murmurar sobre el resultado del encuentro. Jullien despabiló y tomó la mano del chico.
─Y el ganador de este asalto es… ¡Raen! ─alzaba su brazo junto con el del muchacho que sonreía de oreja a oreja. El último se acomodaba el yelmo que le quedaba grande ─. Vaya sorpresa nos has dado. Ahora… ¿Quién se atreverá a retar al nuevo triunfador?
─GRRR, ¡Maldición! ─Yago volvía a golpear la mesa, estaba furioso por el resultado.
─Yo lo haré trizas ─subía al cuadrilátero un soldado alto pero jorobado, con los pelos de punta, su armadura era roja y al bufar salía humo de su nariz.
<<Un oponente de fuego, hummmn ¿cómo te derrotaré?>>.
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(1) cuadrilátero del torneo: como referencia, si vieron algún torneo de Dragon Ball, bueno, pues el área de combate es muy similar.
(2)Gancho o hook: creo que si se entiende que es el golpe de boxeo, el que es lanzado con el brazo a la altura del hombro y doblando el codo.
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