Cuando llegó a la mansión llevó el auto a la cochera y apagó el motor, tomó la caja de herramientas para comenzar a trabajar en el coche.
Una de las primeras mejoras en las que pensó eran los faros. Estos tenían una iluminación buena; pero no lo suficiente para caminos más oscuros, por esa razón decidió trabajar con ellos.
Salió a buscar focos un poco más potentes para los mismos. Cuando llegó a la tienda pudo ver que el más potente era de 75 Watts. No se sentía conforme con esa cantidad, por desgracia no era un electricista y poco sabia de fabricación de bombillas.
Pero si sabía de espejos o vidrios, fue a una tienda de vidrios y pidió un cristal lo suficientemente liviano para poder dar una mayor iluminación en una lámpara
- ¿Está seguro de esto señor…?- le preguntó el dueño sorprendido ante los pedidos de Robert
- Golden- le respondió Robert- si, lo estoy, es para mejorar la iluminación de mi auto
- Bueno hay un vidrio así de delgado; pero sirve mas para mesas que para focos- le contó de forma tranquila el dueño
- Ese auto es el coche de la señorita Daisy- le contestó Robert con un poco de cansancio- ella puede necesitar algún día ir por caminos poco transitados y la iluminación del auto es muy pobre, entienda que es una mujer muy acaudalada
- Por supuesto, que lo entiendo- asintió el dueño de la tienda con una agradable sonrisa- traeré el vidrio de inmediato
Mientras el dueño buscaba el vidrio, Robert pensaba que quizás podía darle un toque más glamoroso a los faroles. Tendría que ir a una ferretería cuanto antes.
- Aquí se encuentra el vidrio- le respondió el dueño trayendo el pedido de Robert, él lo recibió y sacó el dinero para pagarle- gracias señor, por cierto ¿la señorita Daisy no es la esposa del reconocido…?
- No lo sé y tampoco me incumbe, es mi jefa, eso lo dice todo, muchas gracias- le respondió muy nervioso Robert, él realmente no deseaba saber quién era su jefa, solo deseaba continuar conduciendo aunque no mas fuera para ella.
Después de eso pasó por la ferretería donde consiguió material para los focos del auto.
Trabajó toda la noche en los faros de ese coche. Compañero lo miraba en silencio mientras Robert modificaba el auto como si fuese un científico loco de una película de terror que “Universal” pasaba en los cines.
Primero fueron los focos, luego trabajó con las velocidades. El Roll Royce ahora podía ir a una velocidad de 200 kilómetros por hora, era un logro bastante aceptable para cualquiera excepto para Robert. Él no se quedó satisfecho hasta haber llegado a los 250 kilómetros por hora.
Los faros ahora eran cuatro, dos en cada lado, la luz de los mismos podía iluminar medio portón.
Logró colocarle un pequeño sistema de ventilación que podría servirle en verano. Eran unas mini astas que le permitían a él estar bien fresco cuando el calor llegase; pero luego pensó en la señorita Caroline Daisy, por lo que él decidió agrandar las hélices para tener una ventilación mucho más amplia.
Trabajo también con el sistema de seguro de las puertas. Estas podían ser mucho más confiables que antes. Si llegase a ocurrir un choque durante su labor, los mismos seguros, se accionarían de inmediato por medio de un resorte ya instalado, permitiendo que la puerta se abriese con rapidez. De esa manera no había forma de que se trabasen las mismas en caso de un accidente.
Incluso buscó unas tachuelas para instalarlas en unas gomas que él había comprado. Cuando viniesen días de nevada intensa esas ruedas podrían pasar por la nieve sin peligro de resbalar y accidentarse.
Había logrado una mejora demasiado extraordinaria. Realmente Robert se sentía como si fuese Frankenstein
- ¿Robert?- le preguntó una persona a sus espaldas, él se dio vuelta y vio a su jefe
- Buenas noches señor- le saludó con cortesía- ¿puedo ayudarlo?
- Son las dos de la mañana Robert- le contestó él con un tono suave de preocupación, como si fuese una mujer que temiese por su salud- por favor vaya a acostarse
- Si señor- le respondió él sonriendo algo sorprendido por la hora
- Ese diseño se ve impresionante- observó su jefe muy emocionado por el nuevo estilo del auto- ¿usted lo hizo?
- Estuve trabajando en él toda la noche señor- le contestó muy orgulloso Robert- tengo que probarlo para estar seguro
- Eso puede esperar para mañana Robert- le contestó con una sonrisa aquel hombre. Usando nuevamente aquel extraño tono, para un hombre de su edad, añadió- pero ahora deseo que se acueste a dormir o esa labor lo consumirá, créame que sé lo que le digo porque también fui un obsesionado por el trabajo en mi juventud
- Está bien señor, gracias- le agradeció Robert sonriente, le silbó a Compañero para que lo siguiera- vamos Compañero es hora de dormir
- Haré que le envíen la cena Robert, no es bueno acostarse con el estomago vació- le informó aquel hombre usando un tono más parecido al de una madre preocupada que de un empleador molesto por las excentricidades de su empleado
- Gracias señor- se despidió Robert sonriendo ante tales atenciones
Las luces se apagaron y aquel hermoso auto quedo en la oscuridad brillando por su propia presencia.
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