Aquella misma noche, tras el espectáculo de la mañana, la cena fue extremadamente tranquila. Todos en sus sitios comiendo sin decir ni pio, todos se comportaron tan bien que los guardias se extrañaron. Zero no tuvo que esperar demasiado en retirarse a su habitación, él era el escavo que antes acababa siempre sus quehaceres y quien más temprano regresaba. Los demás con suerte acababan a media noche o a las tantas. Por eso no esperaba visita hasta entrada bien la noche. Tocaron a la puerta no mucho después de que él entrar. No le dio tiempo ni a responder pues el chico entró y cerró tras de él.
- Nio, que sorpresa- saludó Zero con tono monótono.
- ¿Qué es lo que quieres a cambio de esas bolsitas? - ni se movió de la puerta- Piensa que no tenemos nada, somos todos unos pobres esclavos.
- Lo sé. No tengo pensado pedir nada. No sé qué tan mal os habrá tratado Vint para teneros tan domesticados, pero lo que busco es tener paz.- dijo mientras le pasaba uno de aquellos trozos de tela con pirolusita. – Yo creo que tú serias un fantástico líder, en vez de Vint. Pero tú solo no podrás mantener todo, no si no siembras el terror como él.
- Me niego a abusar de mis compañeros, ya mal lo pasamos…- comentó eso mientras se descubría la espalda y le enseñaba las cicatrices de latigazos.- Me hizo lo mismo que tú. Me acusaron de algo que no hice.- cogió la bolsita de tela.- ¿Me darías otra para mi amigo?
- Claro. Así no tendréis que venir de uno en uno.
Cuando Nio se marchó, fueron llegando poco a poco los demás. Según iban terminando sus trabajos y volvían a sus habitaciones, se pasaban por la de Zero para recoger aquel polvillo negro. Eso hizo que el joven no durmiera esa noche.
- Zero, pareces algo descentrado- le comentó Sept indicando que hay había acabado de leer ese capítulo del libro.
- Casi toda la noche, se pasaron todos por la habitación. ¿No podría solo coger unos cuantos y repartirlos entre ellos?- protestó mientras dejaba aquella bolsita de tela sobre el libro que leía el esclavo- esta es la tuya, eres el último que faltaba.
- Gracias por acordarte de mí. Una pregunta ¿Catro también vino a por esto?
Zero dejó caer una leve espiración mientras seguía con los ojos cerrados. Alzó el brazo con un libro en mano.
- Estas semanas has mejorado mucho, lees con mucha soltura y fluidez diferentes lenguas. Quiero que estudies esto.- se lo pasó.
- “Psicología, manipulación y otras artes” – se extrañó y alzó otro más- “La historia de Kuppfer”
- No sé cuánto podré estar ayudándote, he llamado mucho la atención. Pero si llega a pasarme algo, que al menos puedas defenderte. Quiero volver a Nio el pilar de los esclavos, tiene carisma pero es analfabeto, eso le permitirá no ser detectado por los guardias como un enemigo al orden, pero necesitará alguien con mucha más cultura y capacidad, y eso es lo que necesito que seas. Tu apoyo tras las sombras mantendrá el equilibrio y evitará que aparezcan otros como Vint, que os harán la vida más imposible de lo que ya es.
- ¿Por qué haces todo esto? Con lo mal que te han tratado y aun así quieres mejorar su calidad de vida como esclavos.- dijo casi entre lágrimas.
- Porque me aburría. Ya me leí todos los libros de la biblioteca y así voy pasando el rato. Tengo pensado huir en algún momento, pero por ahora me estoy entreteniendo.
Sept se quedó boquiabierto ante aquella revelación y no sabía cómo sentirse.
- No pongas esa cara. Sentí que tú eras especial, por eso te enseñé a ti y a nadie más. No olvides que los esclavos son ignorantes y no sabrían hacer una rebelión.- sonrió mientras se levantaba y posaba su mano en el hombro del consternado Sept- Y me marcho que parece que Luc me está buscando. Deberías ponerte a hacer cosas también.
Luc, el guardia, rondaba los pasillos en busca de Zero, hasta que dio con él en una escalera colocando libros.
- ¡Aquí estás por fin! Te he estado buscando.
- Juro que he estado todo el rato en la biblioteca- respondió bajando.
- No lo cuestiono, ven conmigo, el Noble quiere verte.
- Por la Diosa, que no sea de nuevo la mazmorra, prefiero los azotes- lloriqueaba falsamente mientras seguía al guardia con media sonrisa.
Llegaron hasta su despacho. Golpeó la puerta ligeramente.
- ¿Noble Naram? Soy Luc.
- Adelante- respondió una voz tosca.
- Aquí le traigo al esclavo.
- Vaya, así que tú eres el que ha desbancado a mi perro.- alzó la vista desde su escritorio hacia Zero.
Esta vez, el chico pudo ver que Naram era un hombre mayor con algunas canas asomando en su castaño pelo, traía una barba muy bien recortada y un posado serio con los huesos de los pómulos marcados. Sus ojos negros se clavaron en él.
- Sabes lo difícil que es mantener tranquilos a los esclavos, el revuelo que hacen si no tienen a alguien que los vigile. No, que vas a saber tú.-juntó las manos- Trajimos a ese bruto con la finalidad de que fuera un perro guardián a cambio de unos premios. Que tuviera a todos aterrorizados y bajo control. Solo le pedía eso, no tenía ni que trabajar- se levantó y cruzó los brazos tras su espalda mientras caminaba tranquilamente- Ahora está más asustado que una rata. Todo porque el nuevo esclavo consiguió darle la vuelta a las tornas… ¿Cómo lo hiciste? Eres escuálido. Un debilucho. Y aun así ahora todos pueden contra él.- agarró la cara de Zero.- ¿Qué truco has usado? Dímelo.
- ¡Habla!- Luc lo golpeó en la parte baja de las piernas.
- No hice nada, solo mostrarle el lugar que le tocaba a un perro que no sabía comportarse.- respondió aun notando las dedos de Naram en la cara.
- Ja, interesante. Vaya carácter. He oído que colocas los libros de la biblioteca. Hum…- se puso de nuevo a caminar- ¿Qué te parece ocupar, tú, el puesto de perro? Puedo ofrecerte lo que quieras a cambio de mantener a los esclavos en su línea. ¿Qué te parece?
- ¿Incluso la libertad? - fijó la mirada en el Noble.
- Sería un peligro mayor tenerte sin correa. Demasiado listo para tu propio bien. He pagado un dinero por ti, por lo que hay que amortizarlo. Pero podría aceptar eso, si haces tu trabajo correctamente hasta que halle un nuevo perro. Uno que no se deje ganar por zorros astutos. –se sentó de nuevo. - No negocio con esclavos, pero esta vez dejaré que te pienses tus opciones.
- ¿Y si me niego a ser su perro?
- Creo que, si sacamos algunos huesos del pozo, podríamos hacerte hueco.
Luc empujó fuera a Zero y lo guio de nuevo a la biblioteca. El joven sabía que tarde o temprano lo llamarían por llamar la atención, pero eso fue más rápido de lo planeado. No estaba seguro de que todo funcionaría de acuerdo a su plan si se ponía a acelerar las cosas. Pero los sucesos no paraban de transcurrir uno tras otro sin descanso.
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