Eagle se apresuró a regresar a casa, llevando consigo a las dos niñas. Al entrar bajó a Miila y cerró la puerta.
-Eso estuvo cerca- Suspiró colocando a la otra niña sobre la cama, que sin poner ningún tipo de resistencia se quedó recostada, Miila corrió hacia ella pero Eagle la detuvo antes que se aproximara.
-Miila, no estuvo bien lo que hiciste, estás comportándote muy mal y no quiero tener que castigarte- Le dijo el joven a modo de regaño –Ese guardia pudo haberme llevado… y a ti también, sabes que debemos obedecer si queremos estar a salvo-
–Perdón hermano- Se disculpó la niña bajando la cabeza –Ella fue quien peleó contra ese monstruo que te conté, ella es muy fuerte, no tiene casa, vive en una cueva y-
-Silencio- La interrumpió Eagle, Miila estaba demasiado emocionada contándole que vio necesario tranquilizarla –Vamos a devolverla en cuanto podamos salir de nuevo, no sabemos quién es ni de dónde viene… Además… - Dijo mirando a la niña que estaba recostada dándoles la espalda, estaba despierta pero lloraba en silencio
-No es bien visto que una niña esté con un hombre que no es su familia y menos llorando- Añadió un poco preocupado –Esta noche saldremos a dejarla de nuevo en el bosque, alguien de seguro ha de estar buscándola-
-Pero ella está sola, yo fui a su cueva, no había nadie- Insistió Miila aferrándose al brazo de su hermano –Está sola hermano, igual que nosotros- Le dijo haciendo un puchero.
-¡No, Miila! ¡Dije que no!-
En ese momento, alguien tocó la puerta, el muchacho se soltó de Miila y se apresuró a abrir, un caballero empujó la puerta y se quedó parado, mirando alrededor.
-¿Sucede algo, señor?- Preguntó Eagle un poco nervioso.
-El caballero se quedó unos segundos, poniendo atención en las niñas y luego volviendo la vista hacia el joven, de pronto se dio la vuelta –Sólo hay una persona aquí, es el herrero, sigamos buscando- Gritó a un sirviente que llevaba un papiro donde estaba realizando un censo. En el reino de Kairos, solamente eran contabilizados los varones, las mujeres no eran tomadas en cuenta debido a que el censo se realizaba principalmente para reclutar soldados.
Una vez que el caballero se fue, Eagle respiró profundo –Está atardeciendo- Necesito comprar comida antes de que se haga de noche- Dijo sacando un pequeño saco lleno de monedas de su cinto.
-Miila, voy a salir, por favor, obedece y quédate aquí, iré a buscar comida con los mercaderes-
-Si- Asintió la niña.
Eagle salió con cuidado, los guardias estaban desplegados revisando casa por casa en busca de más intrusos mientras las personas salían de a poco para recoger los estragos de la persecución, luego de ir a comprar un trozo de queso y unas piezas de pan, escuchó que las puertas estarían cerradas hasta la mañana siguiente por causa de lo que había pasado.
-Creo que tendré que esperar para sacar a esa niña- Murmuró para si mismo caminando de regreso a casa, una vez ahí, se encargó de darle de comer a su hermanita.
-Oye ¿A dónde vas?- Exclamó al ver que Miila se levantó de la mesa con un pedazo de pan en la mano.
La niña corrió para ofrecerle la comida a la otra menor, pero ella no le respondió, seguía perdida en sus pensamientos.
-No desperdicies la comida, no tenemos por qué alimentarla, además no tiene hambre, regresa y termina de comer, Miila-
-Si tiene hambre- Exclamó la niña subiéndose a la cama para ponerse de frente a ella –Toma, es pan, sabe muy rico… ¿O quieres una manzana?-
-Ya no tenemos manzanas, Miila, deja ya en paz a esa niña, las puertas están cerradas así que mañana temprano saldré a dejarla en el bosque-
Miila lo ignoró e insistió acercándole la comida a la boca, pegándolo en los labios de la niña que no tenía ninguna reacción.
-Bueno, te lo dejaré aquí, no tienes que comer en este momento- Sonrió Miila bajándose de la cama para volver con su hermano a la mesa, él se quedó callado y continuó comiendo.
A la mañana siguiente, al alba, Eagle se levantó para preparar su carreta, la llenó de paja para inventar que saldría a entregarla para el establo de los caballeros, tomando una tela grande entró a la casa para sacar a la niña.
-¿Qué?- Reaccionó sorprendido. Miila estaba acurrucada junto a ella, el pan ya no estaba y había migajas sobre la ropa de ambas.
-Miila…- Suspiro bajando la tela -De verdad te encariñaste con ella- Murmuró con resignación.
Dejando de lado su plan, el joven decidió salir a preguntar la situación, varios aldeanos le contaron que el intruso parecía ser un espía de un reino que había sido destruido, que incluso varios reyes habían sido atacados con anterioridad por personas extrañas, sin embargo todo parecía estar bajo control y eso no representaba peligro para los habitantes comunes.
Caminando por el mercado, miró un par de ropas que combinaban, sin saber el motivo, se vió impulsado a comprarlas, recordando la condición en que estaban las prendas de su hermana y suponiendo que debía empezar a tomar en cuenta a su pequeña invitada. Cuando regresó a casa, las niñas ya estaban despiertas.
-¡Hermano, regresaste!- Gritó su hermana corriendo a recibir a Eagle en la puerta.
-Prepárate Miila, nos vamos… por cierto, llevaremos a tu amiga- Dijo como pensando sus palabras ya que su hermana se mostró preocupada al escucharlo –Vamos al río, necesitan un baño-
La expresión de Miila cambió de inmediato, emocionada corrió de vuelta la cama donde la otra niña estaba sentada sin decir nada -¡Oíste eso! ¡Iremos al río! ¡Que divertido!- Gritó alegre tomándole las manos y saltando de felicidad.
Eagle sonrió, entendió un poco lo que sentía su hermana, era entendible luego de la tragedia de perder a sus padres que quisiera dejar de estar sola. Sin perder más tiempo, las cargó a las dos para subirlas a la carreta, lanzó una red a las manos de Miila para acomodarla también en el equipaje y se dirigieron a la entrada del reino.
-¿A dónde te diriges, Eagle?- Le preguntó el guardia de la puerta volteando a ver la caja, donde Miila estaba emocionada mirándolo –Hola, pequeñita, pareces muy contenta ¿Tu hermano te llevará de paseo?-
-¡Sí! ¡Iremos al río! ¡Pescaremos muchos peces y jugaré con el agua, señor!-
El guardia conversó unos segundos más con ella, cuando de pronto miró con atención y notó a la segunda niña que venía en la caja -¿Qué tenemos aquí? ¿Tienes otra hermanita, Eagle? Esta no la había visto –Dijo poniendo atención.
-Sólo es una huérfana más de este pueblo, es amiga de Miila- Respondió el joven pasando saliva y esperando su tono de voz no delatara sus nervios.
-Así que una huérfana… son tantos que no puedo recordarlos a todos, que bueno que eres amiga de la pequeña Miila- Dijo sonriendo el guardia –No tarden mucho, Eagle, el festival del León fue interrumpido y seguimos buscando al culpable del ataque al rey, mantente alerta y cuida bien de estas niñas- Le dijo entregándole una lanza en las manos.
-Es de las últimas creaciones de tu padre- Exclamó.
Eagle agradeció la atención y salió estirando la carreta, al llegar al río, estacionó el vehículo cerca del cauce y luego de bajar a las niñas, sacó la red para lanzarla al agua.
-Tú y tu amiga quédense cerca, estaré justo aquí- Indicó entrando al agua para buscar peces.
Miila se quitó la ropa emocionada y entró al río – ¡Esta fría!- Gritó con bastante emoción, saliendo estiró a su amiga de la mano y le sacó el cinturón – ¡Anda! ¡Vamos a buscar caracoles!-
La niña por fin sonrió y la siguió, ambas se sumergieron unos segundos y de pronto comenzaron a jugar lanzándose agua.
La menor se quedó quieta unos momentos, observando a su alrededor.
-Mi hermano está aquí, él siempre me cuida cuando me baño, no tengas miedo- Le dijo Miila sumergiéndose y sacando un caracol del fondo – ¡Mira! ¡Encontré uno!- Exclamó riendo
-Por cierto, mi nombre es Miila- Añadió – ¿Cómo te llamas tú?-
La niña dudo un momento, como analizando si debía responder.
-Yo soy Aksa- Dijo rompiendo por fin su silencio.
Comments (5)
See all