Era medio día y los generales seguían discutiendo sobre el destino del príncipe.
─Vamos Yago, eres el más joven de los tres y pareces un anciano cascarrabias.
─ ¡¿Ustedes no lo quieren muerto?!
─No ─Melchior contestó sin dudar, Yago explotó de coraje ─. Es entretenido. Este pueblo había estado muerto, nadie oponía resistencia, hacían lo que se les ordenaba, hasta que llegó el muchacho.
─ ¡Exacto! los está despertando. Incluso algunos soldados ayer le alababan sus tonterías y siguen hablando de ello.
─Yago, sabes que siempre se habla del torneo después de varios días ─dijo Louis.
─Hmmn, venció a tres de los nuestros… ¡sin usar poderes!
─Entonces es una señal de que los soldados han flojeado en sus entrenamientos, póngales doble sesión o algo.
─Melchi está en lo correcto, nuestros muchachos muy rara vez son llamados a la guerra, están sobre confiados en que nadie es rival para ellos.
─Por eso hacemos el torneo, para que estén preparados.
─Dado los resultados del último, no lo están ─contestó Melchior.
─Bueno no nos desviemos del tema… hmph ─Yago aclaró su garganta ─. ¿Qué tal que el mocoso les enseña a los demás a pelear?
─Les tomaría meses, sino años vencer a alguno de los soldados, a Raen le costó trabajo desde el tercer encuentro.
─Louis, si uno se opone… pronto los demás harán lo mismo. Nos superan en número, ¡debemos mantenerlos en raya antes de que sea tarde!
─ ¡Este es un pueblo donde su gente no puede usar las kivets! ─huff, la discusión subía de nivel, Yago y Louis siguieron gritando por un rato más.
─Entiendo su punto General Yago, pero matar al chico no es la solución. Eso solo aumentaría el resentimiento del resto hacia nosotros y podrían revelarse. ¿No es eso lo que quiere evitar?
─Qué propone entonces, General Melchior.
─Como ya se dijo, mejorar el entrenamiento de los soldados.
─Podrías ponerle una escolta al chico, vigilarlo más.
─Así es, yo lo tengo cubierto en las minas. El niño es obediente y hace bien su trabajo. Además… técnicamente no ha roto ninguna regla y nosotros le dimos permiso de participar en el torneo.
─Yo le di una armadura… Tsk ─golpeaba la mesa.
Después de una breve pausa, Melchior se levantó de su silla ─. General Yago, recuerde que este es su pueblo, cualquier decisión que tome sobre el asunto; que no involucre mis minas, lo apoyaré ─Yago asintió ─. Si me disculpan, tengo un trabajo que hacer.
•◊◊◊•
De vuelta en las minas, Sennet vigilaba el comedor. Había llegado la mitad de la jornada, los chicos se juntaron en la mesa que acostumbraban, soldados y otros pueblerinos seguían emocionados felicitando y regañando al mismo tiempo rodeando a Raen; pero fueron reprendidos por el comandante.
─Por órdenes del general Melchior, toda plática de los eventos ocurridos el día de ayer está prohibida ─la multitud se despejo, dejando en paz al chico.
─Agh, odio a Sennet. Siempre con aires de superioridad ─decía Rozen.
─Bueno, es un comandante, siempre está con los generales, algo ha de haber hecho para merecer ese título ─mencionaba Jethro.
─Creo que es muy raro, en la mañana nos maltrató; pero luego nos ayudó.
─¿Qué, por qué; los lastimó? ─Leo preguntó preocupado.
─Olvídalo, estamos bien. Y creo que a él realmente le gusta Ingrid ─añadió Raen, todos los demás reaccionaron y voltearon a verle.
Con su poca discreción, Sennet se percató de las miradas del grupo, respondiendo con el ceño fruncido. El día continuó normal, al final de la jornada en los portones enrejados de las minas; Jethro se ofreció de nuevo para cargarle. Sin embargo, a Raen le esperaban dos soldados.
─Te escoltaremos hasta tu casa, mocoso.
─Aún está lastimado, déjenme cargarlo.
─No, ese es su problema, bájalo y el resto de ustedes lárguense.
─ ¡Hey! el apenas puede caminar ─sus amigos le defendía. Los soldados desenvainaron sus espadas para que se alejaran.
─Está bien chicos, puedo hacerlo ─sus amigos se marchaban con disgusto ─. Ah… Jethro, ¿podrías decirle a don Vik sobre esto?… no quiero que piense que me fui a otro lado.
Sin la ayuda de Viktor, las heridas del chico sanaban lentamente. Durante dos semanas los soldados custodiaron a Raen en todo momento. El muchacho resultó ser agradable, ocasionando que los imperiales comenzaran a formar amistad con él, claro que a Yago no le pareció en absoluto la situación y retiró la escolta; sin embargo, le vigilaban de lejos.
Raen y sus amigos estaban reunidos en el patio trasero de la posada.
─Wuuuu, por fin, te quitaste a los guardias de encima.
─Hehe, no Rozen, ellos siguen alerta de mis movimientos.
─ ¿Entonces no podrás enseñarnos a pelear? ─preguntó Leo.
─Hay más personas que también quieren aprender ─habló Isaac.
─Sí se puede. Pero mientras estén los soldados tras mis acciones, tenemos que ser extra cautelosos ─se preguntaban cómo le harían ─. Bien, debemos seguir haciendo lo de siempre. Yo les enseñaré movimientos y ustedes tendrán que practicarlos lejos de mí ─todos estuvieron de acuerdo ─. Tengan cuidado, yo soy el más vigilado, pero ustedes son mis amigos, así que probablemente…
─Nos echen un ojo a nosotros también ─dijo Jethro.
─Aww, nos llamó amigos… Raen, a veces eres muy tierno ─Rozen le abrazó por el hombro.
─ ¿Cómo quieres que les llame?, eso somos.
─Ja, ahora que lo mencionas… deberíamos nombrar a esta pandilla.
─Mnnn ─Isaac y Leo colocaban sus palmas sobre sus frentes.
Las chicas llevaron bebidas a los muchachos.
─ ¡Oh! no pude evitar escuchar lo último ¿buscan un nombre para su grupo?
─Así es mi queridísima Flor ─Rozen asintió con una cara de enamorado ─. ¿Qué tal?… mmmn… Los Bollitos del Caos ─a Rozen le encantó la propuesta, el resto del grupo, opinaba diferente.
─Oh santo cielo, son tal para cual- agregó Elyon.
•◊◊◊•
Con dificultades y en secreto, la pandilla fue aprendiendo algunas técnicas de Raen. Un par de semanas más pasaron, llegó de nuevo el torneo de destrezas, cada que terminaba un combate, Jullien se dirigía hacia el chico para ver si se ofrecía a pelear.
─ ¿Qué tal ahora, Niño Dragón? ─le hacía señas para que subiera al ring ─. ¿Nos darás otro espectáculo?
─ ¡Oh! No, no, no ─con los brazos formando una X seguía rechazando ─. He aprendido mi lección, no quiero hacer enojar a Don Vik… Nunca más ─la multitud reía.
─Pst Raen, ¿crees que yo pueda pelear? ─preguntaba Rozen animado, pero le dijeron que aún era muy pronto ─. Aww.
En los palcos los generales disfrutaban del evento.
─Ves Yago, estabas exagerando, el niño aprendió, bien hecho Marlon.
─Muchas gracias General Louis.
Concluyó el torneo rápidamente, con pocos heridos y sin la intervención de algún no-usuario kivet. Esa misma tarde la pandilla se reunió en la posada, practicaron juntos sus movimientos. La sala de espera era el área con más espacio, solo debían mover las sillas y mesas alrededor, donde sus amigos espectadores les observaban.
─Raen, ¿En serio crees que logremos lo mismo que tú? ─preguntó Rozen.
─Nada se logra de la noche a la mañana, si continúas practicando diario, seguro que sí. Lo has hecho muy bien hasta ahora.
─Jaaa, escucharon eso Calaveras, su líder estridente lo está haciendo bien.
─Todos lo están haciendo bien.
─Raen, tengo tiempo queriendo decirte algo, pero quería estar seguro antes de hablar ─Jethro tenía un tono serio. Todos le miraban ─. Creo que… Tú vienes de Iskyla y eras un caravanero.
─ ¡¿QUÉ?! ─todos se sorprendieron.
─ ¡¿Lo eres?! ─emocionado preguntaba Rozen.
─Erm… Jethro… ¿qué te hace pensar algo como eso?
─ ¡Eeeeeeh!… no lo negó… ─dijeron al mismo tiempo Isaac, Leo y Rozen ─. ¿Si lo eres? Ya dinos, anda.
─Verán… hace unos años Elyon y yo… fuimos parte de la Orden de las Caravanas.
─ ¡¡¿QUÉ?!! ─todos se sorprendieron nuevamente.
─ ¡¿Ustedes también son de Iskyla?!
─No Rozen, dije que fuimos parte de la Orden, no que éramos de ese lugar.
<<Mnnn, no recuerdo haberlos visto nunca en la Orden>>.
─Fue hace muchos años, cuando en aquel entonces príncipe Bao estaba aún como estudiante en esa academia.
─ ¡¿Conocen al Rey Bao Lundberg?! ─preguntó Isaac.
─ ¿Es cierto que es súper fuerte? ─se inquietaba Leo.
<<Pues… si de verdad fue cuando Bao, eso explica por qué no lo recuerdo, era cuando yo no salía de mi habitación…>>.
─ ¡Demasiado fuerte!, fuimos testigo de cómo rompía un muro de piedra con su puño desnudo ─Elyon simulaba el acto que describía en el aire.
─ ¿Por qué hizo eso? ─preguntaba Oliver.
<<Oh… yo sé esa historia…>>.
─Een… fue una tontería, otro de los chicos le quitó y quebró uno de sus collares ─dijo la chica.
─Meh… la realeza y su estúpida joyería ─se quejaban los chicos.
<<Uugh, ustedes también, ¡Ese collar es un regalo importante! no estúpida joyería. Hmph… Al menos Bao recuperó el suyo>>.
<<Hmmn, así que es una cosa de familia lo de perder el collar>> pensaba Ingrid mientras veía sonriente a Raen.
─ ¿Pero qué tiene que ver todo eso conmigo? Además… ¿no se supone que quien entra a la academia es usuario kivet?
─ ¡¿Son usuarios kivet, Jethro, Eli?!
─Grrr Rozen, deja de gritar por todo ─Elyon reprimía al gritón.
─No, nunca lo hemos sido. Y no Raen, cualquiera puede entrar a la Orden. La primera etapa es combate mano a mano y manejo de armas; es decir, nadie usa poderes.
<<Eso es correcto>>.
─Y tú, mi estimado amigo, nos estás enseñando al pie de la letra como ellos ─todos se quedaron en silencio viendo a Raen.
<< ¡Ah, rayos!, no pensé que alguno de ellos hubiera estado en la academia. Obvio que les estoy enseñando igual, yo era parte de los maestros… Uuuugh, ahora ¿qué hago?>>.
─Aplicaste todas las lecciones elementales en el torneo: leer y anticipar los movimientos de tu rival, utilizar a tu favor el ambiente que te rodea y quitarle la kivet a tu oponente para tomar la ventaja.
─Wow, sabes mucho Jethro ─decían asombrados Ingrid e Isaac.
─Pero algo no cuadra Jethro. Umn… cuando llegaron a Minawoods mencionaron venir de otra ciudad, ¿fueron capturados mientras estaba en alguna misión? ─Leo preguntó.
─Oww, déjenme aclarar algo, nosotros… nunca fuimos caravaneros oficialmente. Para serlo, debes pasar las tres etapas.
─ ¿No pasaron las tres? ─preguntaba Floralia.
<<Si nunca han podido usar las kivets, no pudieron entrar a la segunda fase aunque pasara la primera>>.
─No, para las otras dos etapas es obligatorio tener poderes. Claro que queríamos ser parte de una caravana, pero el rey decía que era muy peligroso serlo sin el uso de kivets.
─Cuando éramos niños un caravanero nos salvó la vida, viajamos con él por años ayudándole y enfrentando a soldados imperiales. Pero cuando quiso hacerlo oficial, a pesar de ya tener resultados; grrr, el rey se negó. Solo nos dieron misiones como asistentes, repartiendo provisiones a pueblos aliados ─dijo Elyon con resentimiento.
─Aww, pero si ya eran de las caravanas, ¿cómo es que fueron capturados? ─preguntó Viktor.
─Erm… éramos niños problemáticos en ese entonces. No quisimos seguir las reglas del rey, nos peleamos con el sujeto que nos salvó y huimos… ─dijo el joven algo melancólico.
─Hicimos justicia a nuestra manera… hasta que nos ganó el imperio y terminamos aquí ─dijo la chica pelirroja.
<< ¡Ah! Ellos son… ¡Jethro y Elyon son los lobos carmesí de Borges!>>.
Claramente la conversación se desviaba, Raen se quitó sus guantes, desabotonó los puños de su camisa y miró a Don Viktor. El sanador sabía lo que significaba esa mirada ─. Tienes razón Jethro… soy más que un caravanero, nunca tuve problemas de amnesia, recuerdo perfectamente quién soy y de dónde vengo... ─esas palabras retomaron la atención de todos hacia el chico.
─Raen…
─Yo soy Raidha Lundberg, príncipe de Iskyla.
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