Las mujeres, que estaban en las afueras del juzgado, lo decían en voz alta y sin pudor alguno.
- La Ley Seca del veinte no fue un error, solo miren al pobre senador Gunderg, un hombre con una gran carrera en nuestra política y posible futuro presidente siendo víctima de esa bebida del Diablo, ese Roosevelt es un cretino por haberla revocado- aquellas mujeres se tapaban su boca con sus pañuelos por haber insultado, aunque en el fondo de su corazón no se lamentaban para nada de decirlo- pobre senador Gunderg ¡pobre de verdad!
El Roll Royce de Roy Gunderg se estacionó en las puertas del juzgado y su conductor se bajo del coche para abrir la puerta del senador. Al hacerlo, salió de la puerta, un hombre de unos cincuenta años, con una calva más que prominente y un cabello negro en las sienes cortado de forma prolija. Llevaba un traje negro y una camisa blanca con una corbata del mismo color que su traje y zapatos bien lustrados. Con un claro gesto de enojo empujó a su conductor, solo por no haberse movido unos centímetros después de haberle abierto la puerta. Subiendo las escaleras, todos los periodistas se abalanzaron sobre él con varias preguntas que deseaban hacerle sobre su más reciente accidente de coche.
- Sin comentarios- les respondió secamente adentrándose al edificio intentando no caerse por los flashes de las fotografías, y la terrible resaca que sufría esa misma mañana
No era novedad para nadie que Roy Gunderg estuviese en un juzgado por algún problema relacionado con la bebida. Su ex mujer se divorcio de él por ese problema, aunque la causa decía que Roy solía ser un tipo violento con las mujeres, el motivo del divorcio se dio por las constantes salidas los bares donde Roy solía frecuentar mujerzuelas baratas. También fue un motivo por el cual estuvo bajo juicio. Ahora se enfrentaba, nuevamente, al juez y al jurado por haber conducido en estado de ebriedad, chocando con una patrulla de policía durante su trayecto temerario en zigzag.
Sentado delante del juez y con su abogado intentando defenderlo como a de lugar de lo que fuese, Roy, se mantuvo tranquilo durante todo el juicio, sin dar muestras de preocupación o de culpabilidad alguna. Esa actitud no se debía a su inocencia sino a su billetera, qué compró a todo el jurado, junto a la inocencia que había en esos idiotas que veían a los políticos como personas honradas y nobles. Incluso sabia de una película que estaba terminándose de filmar llamada “El Señor Smith va a Washington”
Para la opinión popular, los políticos, eran personas honradas que se encontraban a solo un paso de la línea que los trataba como Corruptos. Si su juicio salía bien entonces la línea se volvería mas delgada, las personas hablan, los periodistas no se mantenían callados… de momento. Algo grande estaba ocurriendo en Europa que distraía de momento a los periodistas de los problemas de sus políticos, algo que podría ser una bendición o maldición según como se lo viese. Roy creía que podía ser una maldición si el problema continuaba agravándose en Alemania, políticos corruptos era una cosa; pero personas con intereses agresivos de expandir sus fronteras a la vez qué eliminar sin miramientos a todos los que eran diferentes…
Los nervios salieron de su interior obligándolo a que se sobara la mano izquierda con la derecha. Un acto de debilidad que no debió mostrar en ese momento porque todos lo estaban viendo; pero le era imposible el no preocuparse por su propio problema, años de práctica y aun le costaba poder hacer todo con la mano derecha. Roy Gunderg era zurdo y él sabía que a los Nazis le disgustaban las personas que no escribían con la derecha. En realidad les disgustaban todo tipo de personas. El jurado había terminado de debatir y prontamente darían su sentencia: inocente.
El Juez pidió que se levantaran, Roy continuaba sobándose su mano izquierda con la derecha, pensó en una sola cosa, preocuparse por los problemas de Europa antes de que estos se presentasen en Estados Unidos.
- En vista a lo presentado en esta corte- dictaminó el Juez con una voz severa y tronante- exonero de toda culpa al senado Gunderg y lo declaro inocente
El golpe del martillo en la mesa fue lo que dio por finalizado el juicio.
Con paso veloz, Roy se dirigió a su limusina. Ignoró a los periodistas que lo esperaban a la salida del tribunal, se adentró a su auto y le dijo al chofer
- Conduzca
- ¿ A dónde señor?- le preguntó su chofer y Roy le contestó
- Industrias Fuego Del Mañana, tengo que hablar de inmediato con el Señor Anderson sobre el futuro de América
- Entendido señor- le dijo su conductor iniciando el trayecto
La limusina se alejo de los tribunales. En las escaleras de entrada, las mujeres de mayor edad, continuaban hablando con algunos periodistas
- El Senador Gunderg es un hombre decente, realmente me es una pena que no se implemente la Ley Seca otra vez, ese señor Roosevelt es el diablo personificado; pero sé que el futuro de nuestra nación se encuentra en la decencia, amabilidad y capacidad de liderazgo de Roy Gunderg, un ciudadano ejemplar.
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