Eran las ocho de la noche, y justo cómo Zurie había dicho, llegó en una vieja motocicleta de segunda mano. Se bajó y se quitó el casco, dirigiéndose a la puerta para tocarla, sin embargo una Kiki bella y pomposa le detuvo del brazo, asomándose un poco de su escondite que era un arbusto.
Zuri arqueó una ceja algo confundido, tirando de ella logrando ver más a detalle su vestimenta.
Kiki tenía una peluca castaño claro con toques de lila, la cual era adornada con una diadema con holanes y algunas flores. Su vestimenta iba de un estilo muy inglés, con unas botas delicadas altas que terminaban en punta con un tacón más pequeño, que iba bien con su vestido ampón que se complementaba por un saco.
—Bien, empiezo a creer que eres un poco extraña—bufó Zurie apenas empezaron a subirse a la moto, mientras de vez en vez la volteaba a ver para admirar un poco su vestimenta.
—Técnicamente salgo con permiso a medias—habló Kiki prensándose de brazos y piernas a la cintura de Zurie al acomodarse en motocicleta.
—Wow, cada vez más rebelde—se burló un poco algo enternecido para comenzar a avanzar, no sin antes colocarle a la niña su casco.
—Clare, ¿has visto a mi hermana?—se acercó a este con un par de películas en mano, pues era viernes y quería animarla acompañándola.
—Estaba cansada, decidió irse a dormir. Ya ves que no aguanta mucho desvelarse—comentó Clare, sentado en el sofá, para girar todo su cuerpo y verlo.
—Uh, entiendo—dijo carraspeando, para sentarse a su lado— ¿Quieres beber algo?—sugirió.
—Claro, un viernes de pareja, podemos prender una vela aromática y poner algo de Whitney Houston.
—Si empiezas con tus joterías, te me largas—refunfuñó, causando las carcajadas de su amigo.
—Oye Grimm, ahora que he estado de visita por aquí…—comenzó diciendo Clare.
—Sí, por cierto… ¿Cuándo terminan de fumigar tu casa?—dijo Grimm con ese tonito enojón, común en él, mostrando un deje de inocencia.
— ¿Me estás corriendo? —gimió, fingiendo estar ofendido, tirándose encima de Grimm casi desparramándose.
—Quítate—gruñó Grimm casi como un gato, tratando de apartarlo, pero Clare simplemente se estaba convirtiendo en estado gatuno, desperdigándose sobre él—.No es eso, pero no es posible que tu casero no te solucione esto rápido, no tengo problema en tenerte aquí pero luego ese cabrón te cobra hasta los días que…
—No te preocupes por eso—sonrió, viéndole desde abajo una vez Grimm se dio por vencido, dejándole tener su cabeza sobre sus muslos—.Como te decía. ¿Por qué en los años que te conozco no has tenido novia?
— ¿Qué te importa?—contestó tajante.
—Ah, así que eres de la clase tímida…quién lo diría—se mofó picándole la nariz. Grimm respondió dándole un manotazo.
—No tolero a la gente y estoy ocupado con mi hermana—sentenció Grimm, con esa cara de pocos amigos pero con las mejillas rojas.
— ¿Y yo qué, no me toleras?—gimoteó metiéndole el dedo a la nariz, sólo para joder.
—Dos tres…aunque ahorita mismo está bajando a uno tres—refunfuñó a nada de morderle el dedo a Clare como si fuese un perro rabioso.
—Bueno, eso pondría triste a tu hermana—respondió Clare, tratando de no reírse tanto, a su vez que apartaba la mano— ¿Uh, por qué?—contestó de inmediato Grimm con cierta preocupación, pero sin dejar a un lado el orgullo.
—Porque no estás disfrutando tu vida, eso y porque estás rechazando al mejor partido que tienes—sonrió orgulloso Clare, inflando el pecho sin poderlo evitar.
— ¿Quién?
—Pues yo, estúpido—dijo sin poder creer lo que oía.
—A veces pienso que de verdad eres Gay, pinche Joto—refunfuñó Grimm achicando la mirada por esa respuesta.
— ¿Y qué sí lo fuera?—dijo muy serio, sentándose para mirarlo fijamente.
Grimm se tensó, palideciendo un poco; sin embargo, Clare soltó una fuerte carcajada.
—No soy Gay, tranquilo…—comenzó diciendo el chico.
—Uff, me asustaste, además los gays no existen—suspiró aliviado Grimm.
— (…) Soy bisexual—completó Clare, hasta que escuchó a Grimm,
Ambos se quedaron completamente callados, no estaban seguros de cuanto estaba durando el silencio, pero lo estaban sintiendo eterno.
— ¿Qué dijiste?—rieron a la par con nervio.
— ¿Grimm, acaso tú…?
— ¿Qué no creo en los gays? No, no existen—respondió seguro de sus palabras.
— ¿En qué basas esa estupidez?—dijo finalmente, dándole un periodicazo del diario más cercano.
—Espérate—chilló cubriéndose como se podía, arrebatándole el periódico—. No existen esas cosas…
—No lo digas, no te atrevas a decirlo, cerdo idiota.
—Existe el hombre y la mujer, porque el hombre debe meterle el pito a la cucaracha de la vieja. ¡Los hombres no tienen cucaracha!
—LO DIJISTE—jadeó espantado, faltando poco para que Clare se persignara por tal blasfemia.
—Si no hay trinchera no hay sexo, así de fácil, sin trinchera sin sexo—remarcó cada sílaba como podía.
Clare se paró de ahí aparentemente ofendido, mientras que Grimm le observaba a su vez que abrazaba una almohada. Estaba seguro que Clare lo quería confundir, no existía la gente Gay, para él la gente gay eran personas que querían ser mujeres y tener vagina para que se la metieran, y definitivamente Clare no era para él una persona así.
—Bien, hoy tendremos una clase de educación sexual. —Sonrió Clare con par de DVD’s que traía en su maleta—. Ahora que Kiki está completamente dormida, te educaré como debe ser—sentenció metiendo el disco y se sentaba a su lado. Iban a tener una noche de porno gay.
—Zurie, ¿A dónde vamos?—le gritó Kiki, para que el mencionado le escuchara a pesar del ruido de la moto.
—Iremos a mi colonia, está un poco a las afueras del pueblo. Ahí hay un bar que me gusta mucho.
— ¿Un bar?—cuestionó Kiki con intriga e ilusión, y es que para ella teniendo 15 años, el bar sonaba un lugar místico.
Ya se iban acercando a ese barrio de mala muerte al cual pertenecía Zuri. Kiki lo supo al ver cómo había poco alumbrado y las calles o empezaban a tener baches o a ser pura terracería, siendo lo único que guiaba su camino, los letreros neón de los tables dance, bares y prostíbulos, además uno que otro antro de mala muerte. Kiki veía maravillada ese nuevo mundo al que estaba entrando, mientras que Zuri de vez en vez la volteaba a ver, queriendo analizar su reacción, la cual fue lejos de lo que él esperaba.a.
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