Un miércoles en la noche, pasadas las 9pm, el señor Shiroi se encontraba en su humilde hogar descansando luego de un largo día de trabajo en la floristería. Al terminar de preparar la cena y demás quehaceres de la casa, Shiroi finalmente decide tomar un baño con agua caliente y prepararse para ir a la cama.
– Ah – Exhala Shiroi, mientras frotaba su largo cabello mojado con una toalla – Esto era justo lo que necesitaba.
Se detiene a la izquierda de su cama, justo en frente de su mesa de noche y continúa frotando su cabello húmedo con aquella toalla. Luego de unas cuantas frotadas más, Shiroi deja la toalla extendida sobre un escritorio a su izquierda.
– Hoy fue un día agotador – Continuaba diciendo Shiroi – Espero que el cansancio que ahora tengo, sea suficiente para conciliar el sueño. Últimamente no he podido descansar apropiadamente. El trabajo, la guardería y las pesadillas me han estado generando mucho estrés.
Shiroi se acerca aún más a la mesa de noche junto a su cama, y mira hacia el frente. Una expresión triste y adolorida se dibuja en su rostro, mientras levanta su mano derecha y la coloca suavemente sobre una camisa de hombre, cuadriculada de color azul claro, colgada en la pared frente a él.
– ¿Sabes? – Dice Shiroi con aquella misma expresión y manteniendo su mano sobre la camisa – Últimamente yo… he estado pensando mucho en ti.
Shiroi retira su mano de la camisa y la lleva a su pecho. Su expresión cambia un poco, su rostro se ruboriza y logra mostrar una dulce sonrisa, pero aquella expresión aún seguía sugiriendo la existencia de dolor en su corazón.
– Quiero decir – Continua Shiroi – Recordándote.
Sus palabras cesan por un momento. Aquel rostro aun mostraba dolor a pesar de los fuertes intentos por sonreír. El desvía su mirada a un lado y da un pequeño paso atrás.
– Alguien curioso ha estado preguntado mucho sobre aquellos tiempos, Jeje – La expresión de Shiroi cambia por completo – Y yo… no pude evitar recordar…
Otro silencio inunda la habitación. El rostro de Shiroi seguía mostrando la misma sensación de dolor, pero estaba era más clara que antes. Su expresión era reveladora, ya no había un intento de sonreír y su ceño se encontraba levemente fruncido.
– ¿Qué estoy diciendo? – Exclama, mientras se va rápidamente a la cama – Esto y aquello no tienen nada que ver. Yo solo necesito una buena noche de descanso sin pensar en trabajo y será más que suficiente ¿verdad? Jeje. Buenas noches.
Esta vez era un silencio rotundo. Los sonidos nocturnos eran los únicos que se podían oír. Las luces apagadas y las calles completamente solitarias evidenciaban altas horas por la noche. EL señor Shiroi finalmente había logrado conciliar el sueño. Pero aquellas imágenes comenzaron mostrarse ante el de forma inconsciente.
Se trataba del mismo señor Shiroi, pero muchos años en el pasado, en su época del colegio. El joven se encontraba en un salón de clases vacío, sentado junto a la ventana mientras leía tranquilamente un libro. La ventana mostraba la parte trasera del colegio y se ponía notar que se trataba de un tercer o cuarto piso por la altura de la vista hacia aquel patio. Aquel era un lugar bastante tranquilo y perfecto para quien busca un apropiado lugar de lectura.
– ¡¡¡HAHAHAHA!!! – Se escuchó una fuerte carcajada provenir de aquel mismo patio – ¡¡¡¿Y LUEGO QUE PASO?
– ¡¡¡Y ENTONCES LO TOME DEL CUELLO Y LE DIJE…!!! –Se continuaron escuchando fuerte voces del patio trasero – ¡¡¡”LARGATE DE MI VISTA SI NO QUIERES QUE TE SAQUE LOS DIENTES MALDITO IMBECIL”!!!
– ¡¡¡HAHAHAHAHAAHAHAH!!! ¡¡¡QUE GRAN MENTIRA!!!
– ¡¡¡ERES UNA MIERDA MENTIROSA!!!
– ¡¡¡¿QUE DIJISTE?!!!
Shiroi cerró su libro con fuerza y simplemente mantenía sus ojos cerrados mientras aquel grupo de estudiantes delincuentes arruinaban su perfecto lugar de lectura. Su descontento era notorio, pero Shiroi sabía que sin importar que tan frustrado se encuentre, él no podría hacer nada contra esa clase de chicos. Así que él simplemente tomo su libro y se levantó de su asiento para intentar buscar otro lugar menos ruidoso.
– ¡Mierda! – Escucha Shiroi provenir de la puerta del salón de clases – Por fin te encuentro.
Por aquella puerta entra Roy, el chico que lo había interrumpido aquella vez mientras el intentaba dormir y el mismo Alfa que ha intentado evadir desde entonces. Shiroi lo mira con desprecio, ya se encontraba lo suficientemente de mal humor por culpa de aquellos criminales como para tener que lidiar ahora con ese molesto sujeto.
– ¿Qué ocurre cariño? – Pregunta Roy, acercándose a Shiroi – ¿Aquellos sujetos no te dejan leer tu libro en paz? Cuanto lo siento. De hecho, esos tipos son de mi clase ¿Quieres que les cierre la boca por ti?
Shiroi no responde y aparta la mirada. Quería salir ya mismo de ese lugar, pero la única salida se encontraba detrás de Roy y sabía que no lo dejaría escapar tan fácilmente como la última vez. De nuevo, se encontraba acorralado por el mismo Alfa en un lugar apartado y solitario.
– Te busque por todas partes – Roy ya se encontraba muy cerca – Incluso llegue a pensar que no habías venido al colegio hoy, pero algunas lindas amigas me comentaron que te habían visto venir para acá. Eres una celebridad aquí ¿lo sabias? Lamento decirte que no podrás esconderte.
Shiroi frunce el ceño y mira hacia la puerta del salón de clases, entonces decide intentar pasar junto a aquel sujeto. Pero como tal como lo había predicho, Roy da un paso a un lado y se sitúa justo en frente de él, impidiéndole por completo el paso. Shiroi sabía que aunque intentara ir en la otra dirección, Roy haría lo mismo y se seguiría interponiendo en su camino.
– Espera un segundo cariño – Dice Roy, con una sonrisa un tanto burlona – ¿No estarás pensando en marcharte ¿cierto? ¿Tienes una idea del tiempo que me tomo encontrarte?
Shiroi alza su mirada, y lo mira directamente con aquellos ojos asesinos de los que todo el colegio habla. Roy era mucho más alto que el, pero eso no le impedía mirarlo fijamente y desafiarlo por sus acciones. Roy sonríe, y corresponde aquella feroz mirada.
– Al verte ahora, parado justo en frente de mí, mirándome de esa forma, no puedo evitar pensar que… – Roy acerca su rostro a Shiroi – Valió la pena cada maldito segundo de búsqueda.
Entonces Roy retrocede su rostro y se para derecho con ambas manos metidas en los bolsillos de sus pantalones. Aun con aquella burlona sonrisa, mira directamente a Shiroi.
– Necesito tu ayuda – Dice inesperadamente Roy – Hoy es uno de esos días en los que mi gente se reúne y, ya sabes, platican y hacen toda clase de cosas. Ella me ha pedido que lleve a un hermoso Omega a esa reunión, “uno que sea del agrado de todos” Dijo.
Roy levanta su mano derecha y la dirige lentamente hacia el rostro de Shiroi, pero justo en el instante en que sus dedos iban a tocar aquel bronceado rostro, Shiroi inclina la cabeza sin apartar su mirada de él, esquivando por completo aquella imprudente mano que pretendía tocarlo.
Roy sonríe, demostrando que aquella acción, en lugar de desagradarle, le causaba el efecto contrario.
– Yo no pude pensar en nadie más perfecto que tu – Dijo Roy – Definitivamente tienes que ser tú.
– ¡ROY! – Una familiar voz femenina exclama entrando por la puerta – ¡¡MALDITO SEAS!! ¡¡LLEVO UNA HORA ESPERANDOTE!! ¡¡¿QUE ESTAS HACIENDO?!!!
– Me disculpo, mi reina – Responde Roy, mirando hacia atrás a la chica que recién había llegado – Me tomo más de lo planificado encontrar lo que me has pedido.
– ¿Y bien? – Dice ella, ondeando se cabello rojo a un lado y cruzando sus brazos – Muéstrame lo que has encontrado.
– Mira esto – Dice Roy, sujetando el rostro de Shiroi con mucha fuerza con su mano derecha y haciéndose a un lado para que la chica pudiera ver su pedido – Hermoso ¿verdad?
– Ha! – Dice la chica sonriendo con desagrado – Asqueroso.
– Sabía que dirías eso – Respondió Roy mientras Shiroi se zafaba de su agarre.
– Solo tráelo de una vez – Dice ella, dando media vuelta para salir del lugar – Estoy segura que los demás tienen tan mal gusto como tú. ¡¡AHORA!!
– SI, mi reina – Entonces Roy vuelve su mirada hacia Roy – Muy bien cariño. Te permitiré escoger entre dos opciones. ¿Tendré tu colaboración? O ¿Lo prefieres a la fuerza? Sé que te dije que te dejaría escoger, pero yo en lo personal preferiría…
Shiroi corre, antes de que Roy terminara de decir las cosas absurdas que pretendía decir. Logra pasar por un lado sin darle tiempo a Roy de colocarse frente a su camino pero, en un instante, Roy lo sujeta del cabello y lo jala hacia atrás. La fuerza de aquel Alfa era totalmente superior a la de Shiroi, su cuerpo fue arrastrado de un lugar a otro como si se tratara de un muñeco, sin que este pudiera resistirse ni un poco. Roy finalmente lo empuja contra la ventana y lo mantiene contra ella con su mano derecha, mientras busca algo en su bolsillo con su mano izquierda.
– ¡Bien! ¡Muy bien! – Dice Roy mientras sacaba una pequeña botella y un paño de su bolsillo y los coloca sobre el escritorio a su lado – Así era justo como yo lo quería ¿Debería darte las gracias? Supongo que en el fondo te gustaba así de rudo. Yo te he dado libertad de elección después de todo. Me alegro tanto de que tú y yo tengamos estos fetiches en común.
Mientras Shiroi intentaba resistirse de aquella opresión contra la ventana, una bella mariposa azul llega hasta su rostro revoloteando. La mariposa se posa sobre el hombro de Shiroi, exactamente de la misma forma que las anteriores. Fuera de la ventana, se podían ver más mariposas, todas volando en dirección a Shiroi desde aquel patio trasero donde se encontraban los chicos escandalosos. Al fondo, uno de aquellos chicos se levantó de su sitio y camino hacia al frente, mirando fijamente hacia la misma ventana donde se encontraba Shiroi siendo sujetado con fuerza en contra de su voluntad. Las mariposas emanaban de ese chico, el mismo chico alto y de cabello rubio y despeinado. Shiroi lo miro, y a pesar de la distancia, pudo sentir que sus miradas se cruzaron. Aquellos hermosos ojos con forma adormilada y tan azules como un bello cielo despejado lo miraban fijamente.
– Dulces sueños princesa – Dice Roy colocando el pequeño paño sobre su nariz, cubriéndole por completo la respiración.
La visión de Shiroi se empañaba y era cada vez más borrosa y oscura. La imagen de aquel chico que no paraba de emanar un fuerte aroma con olor a mariposas azules se iba degradando lentamente. Pronto, Shiroi se vio envuelto en su propio aroma y aquellas bellas mariposas volaban emocionadas junto a las flores color fucsia que emanaban de Shiroi.
– Que increíble aroma – Dice Roy al percibir las feromonas de Shiroi – ¿Acaso has despertado tu celo para mí? EN ese caso, démonos prisa.
Roy sujeta a un debilitado Shiroi para evitar que este caiga al suelo y lo carga entre sus brazos. Shiroi se encontraba sufriendo los fuertes efectos una extraña droga al mismo tiempo que los síntomas de su celo. Roy pudo llevarlo consigo con total facilidad.
–Descuida cariño – Dice Roy saliendo del salón de clases con Shiroi inconsciente en sus brazos – Cuidaremos bien de ti.
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