Era sábado a plena mitad de día, el sol relucía por las ventanas de aquel humilde hogar. Una gran sala se encontraba decorada con algunos festejos de diversos colores que colgaban del techo y adornaban los muebles. La sala era amplia, con un cómodo sofá doble de color azul, dos individuales del mismo color al otro extremo y una mesa del té en el centro. La sala se encontraba completamente iluminada por los rayos del sol que pasaban a través de la enorme ventana que cubría casi toda la pared del frente, las cortinas se encontraban recogidas y las ventanas abiertas, lo que permitía el paso al refrescante viento del exterior. Por la ventana se podía ver una hermosa vista, numerosos edificios a lo lejos he incluso se podía apreciar un bello puente que representaba la entrada o salida de aquella bella ciudad. Las personas que caminaban por las calles parecían pequeñas hormigas y los vehículos apenas y podían escucharse a la distancia. Aquel pequeño y acogedor departamento era el lugar perfecto para vivir si buscabas silencio y tranquilidad, ubicado lejos de las grandes multitudes y de las avenidas principales.
En la mesa de centro se encontraba un pequeño niño rubio con cabello largo hasta los hombros y completamente alborotado, jugando con algunos adornos festivos que sobraron de la decoración., mientras era vigilado cuidadosamente por su madre que se encontraba un poco más al fondo preparando algunos bocadillos en la cocina que, se encontraba completamente abierta y conectada a la sala.
– ¡Mami! – Exclama entusiasmado el pequeño niño – ¡Mira! ¡Quite los colores que no me gustaban!
El niño se pone de pie en dirección a la cocina con ambos brazos extendidos uno de cada lado mientras sostenía un largo adorno en forma de cuerda con flores atadas. Se podía notar que faltaban algunas flores del decorativo pero aún seguía siendo un bonito adorno de festejo.
– Pero cariño – Dice el señor Shiroi desde la cocina observando al pequeño – Solo has dejado las flores de color azul.
– ¡El azul es el único color que me gusta! –Expresa el niño.
– Es verdad – Responde Shiroi – Y por eso casi toda tu ropa, tus cosas, tu habitación he incluso algunos muebles de esta sala son de color azul jaja.
El timbre suena en ese momento, interrumpiendo la divertida conversación de aquella madre y su pequeño. Shiroi deja sus actividades en la cocina y se dirige hacia la puerta principal al mismo tiempo que el pequeño niño corre a toda velocidad a la entrada totalmente emocionado. Entonces, Shiroi abre la puerta.
– ¡Tío Takato! – Grita el pequeño sin siquiera haber visto con exactitud de quien se trataba.
– ¡Rem! – Grita de vuelta Norio, quien había tocado el timbre y esperaba en la puerta.
Norio le entrega rápidamente un par de bolsas llenas de todo tipo de cosas y corre rápidamente en dirección al pequeño, se agacha y le da un gran abrazo.
– Hgn! No me dejas respirar – Apenas logra decir el pequeño Rem mientras intentaba liberarse de aquel asfixiante abrazo.
– ¿Qué fue ese “Tío Takato” de hace un momento? – Dice Norio alejándose un poco del pequeño mientras lo miraba entristecido – ¿Acaso no soy tu tío Norio también?
– Tú no eres mi tío – Dice Rem con una mirada fría – Tío Takato si lo es.
La expresión de Norio se tornó oscura y dolorosa al mismo tiempo que se escuchó el crujido de su corazón siendo destruido. Shiroi solo miraba junto a ellos la típica conversación que solían tener cuando aquel par se encontraba.
– Vamos adentro – Dice Shiroi intentando acabar con aquella escena mientras cierra la puerta.
– ¿Mami puedo colgar mi adorno en la mesa junto con los demás? – Pregunta Rem mientras todos se encontraban entrando por el pasillo en dirección a la sala.
– Claro que si amor – Responde Shiroi.
– ¡Ah! ¡Yo te ayudo! – Dice Norio.
– No necesito ayuda – Expresa el pequeño Rem mientras se adelanta a la mesa del centro de la sala.
– Jum! ¿Por qué es tan frio con migo? – Dice Norio con una expresión triste en su cara y sus lágrimas a punto de salir.
– No es así – Dice Shiroi – El solo es un niño muy listo he independiente. Mientras más lo trates como un niño, menos le agradaras. Así es él.
Norio y Shiroi finalmente llegan a la cocina mientras el pequeño Rem se encontraba entretenido colocando su adorno en la mesa de centro. Una de las bolsas de compra que había traído Norio contenían toda clase de dulces y la otra una gran variedad de ingredientes de cocina.
– Prefecto, has traído todo lo que necesitaba – Decía Shiroi mientras inspeccionaba el contenido de las bolsas – Muchas gracias Norio.
– No me lo agradezca señor Shiroi – Responde Norio con una gran sonrisa – Debería ser yo quien le agradezca a usted por permitirme venir aquí este día.
– Por supuesto que te permitiría venir – Aclara Shiroi con su típica sonrisa llena de ternura – Tú y Takato son los mejores amigos de Rem. ¿Cómo no podría invitarlos?
Un silencio repentino prosiguió luego de aquellas palabras del señor Shiroi. La alegre sonrisa de Norio había sido reemplazada por un rostro inexpresivo pero ligeramente sonrojada. El pequeño bajo su mirada coloco ambas manos sobre el mesón. Shiroi sonríe y continúa sacando las cosas de las bolsas de compras.
– Así que… – Dice Norio con un tono de voz suave, su mirada baja y su rostro sonrojado – ¿Takato vendrá también?
– Así es – Responde Shiroi, mientras guardaba algunas cosas dentro de la nevera detrás de ellos.
– Claro que vendrá – Continuo Norio – Es el tío del pequeño Rem después de todo.
Otro silencio se apropió de la conversación. El señor Shiroi continuaba ordenando las cosas del mesón mientras Norio jugueteaba con sus manos sobre el mesón. El pequeño Rem ya había colocado su adorno a un lado de la mesa y había comenzado a hacer otro igual, tomo uno de los adornos sobrantes sobre la mesa y comenzó a retirar todas las flores de colores, dejando solo las flores azules.
– ¿Takato se disculpó apropiadamente? – Pregunta Shiroi, rompiendo aquel incomodo silencio.
Norio abre por completo sus ojos y sus manos detienen aquel jugueteo inquieto. Sus mejillas parecían haberse enrojecido aún más, tanto, que ahora eran tan rojas como los tomates que estaban en el tazón a su izquierda.
– Si – Finalmente responde Norio – Lo hizo. Ayer por la tarde, cuando yo me encontraba en mi descanso. Él entro y me dijo “lamento mucho haberte gritado y empujado. No fue mi intención lastimarte ni asustarte. Por favor perdóname” Y entonces se fue rápidamente del lugar.
– Eso es bueno – Dice Shiroi – Takato probablemente debió de armarse de mucho valor para decirte eso. Ya sabes, él es un chico bastante callado y reservado.
– Lo sé – Continuo Norio – Eso fue exactamente lo que pensé. Por eso, en esa ocasión yo… Me sentí realmente feliz.
– ¿Cuándo se lo vas a decir? – Pregunta Shiroi.
Shiroi se encontraba preparando varios platos con diferentes tipos de bocadillos para colocarlos en la mesa de la sala que el pequeño Rem continuaba decorando con sus flores azules. Norio guardaba silencio, tal vez porque no había entendido del todo la pregunta o simplemente no sabía cómo responderla.
– Me refiero – Aclara el señor Shiroi – ¿Cuándo le dirás a Takato que te iras mañana?
– Eso… – Dice Norio, mirando a Shiroi – ¿Cómo usted sabe eso?
– Hace un largo tiempo, cuando me dijiste que te habían aceptado en aquella prestigiosa Universidad en Londres, los papeles de aceptación que me mostraste, decían la fecha de dentro de una semana, así que solo supuse que te marcharías una semana antes para tener tiempo de establecerte y conocer el lugar antes de comenzar las clases.
– Así que fue por eso – Murmuro Norio.
– ¿No pensabas despedirte?
– Lo siento – Norio baja su mirada – No soy muy bueno con las despedidas.
– Entiendo – Shiroi se muestra serio.
Los platos con los bocadillos ya habían sido terminados y estaban listos para ser colocados en la mesa de la sala. Shiroi lavo sus manos en el lavabo de su izquierda y las seco con su delantal. Un pequeño quejido se escuchó, el señor Shiroi miro a su derecha y Norio aún seguía con su mirada baja, su cabellera rojiza y ondulada no le permitía ver con claridad el aquel rostro oscurecido por las sobras de su largo flequillo. Shiroi pudo notar un par de gotas caer sobre las manos fuertemente cerradas que Norio materia sobre el mesón. Entonces el señor Shiroi se acercó a él y acaricio su cabello dulcemente. Norio alzo su mirada hacia Shiroi, rebelando aquel rostro enrojecido y empapado en lágrimas.
– Te vamos a extrañar – Dijo Shiroi, mientras continuaba acariciándole el cabello.
Norio comenzó a llorar desconsoladamente mientras se aferraba con fuerza al cuerpo de Shiroi. Intentos de palabras se podían escuchar del pequeño llorón, pero eran imposibles de entender, ya que estas se mezclaban con el sonido de su llanto. Norio solo lloraba y lloraba, mientras Shiroi lo mantenía envuelto en sus brazos. La conmovedora escena fue interrumpida por el sonar del timbre.
– Ese debe de ser Takato – Dice Shiroi, mientras limpia las lágrimas de Norio – Ve al baño y lava tu cara. Hoy es un día para reír y celebrar en familia.
– S_si – Dice Norio, dirigiéndose en dirección al baño.
Shiroi se dirige rápidamente hacia la puerta al escuchar el tercer timbre sonar. El pequeño Rem ya se encontraba para justo enfrente de la puerta, esperando impaciente a que su madre le permita la entrada a quien toca el timbre. AL abrir la puerta, Rem salta sin previo aviso hasta quedar enganchado de lo cuello de aquel visitante.
– ¡Tío Takato! – Grito el pequeño.
– Takato, bienvenido – Dice Shiroi.
– Señor Shiroi – Dice Takato, sujetando a Rem en sus brazos.
Esta vez se trataba aquel invitado que Rem esperaba ansiosamente. Shiroi Hace una señal con su mano mientras se aparta a un lado invitándolo a pasar. Takato se dirige hasta el centro de la sala y deja a Rem en uno de los muebles mientras Shiroi sostenía dos grandes platos, uno en cada mano. Takato en seguida se dirigió hacia él y tomo uno de los platos que el señor Shiroi traía, entonces los colocaron sobre la mesa.
– ¡Yo también quiero ayudar! – Exclama el pequeño Rem.
– Claro, amor. Ve y trae algunas servilletas a la mesa – Responde Shiroi.
Rem corre rápidamente hacia la casina esquivando ágilmente a Takato que venía con un plato más en sus manos. Todos los bocadillos y bebidas finalmente estaban sobre la mesa, las servilletas, vasos y cubiertos también habían sido puestos y en el centro, un enorme pastel de color azul con una gran vela en forma de 3 sobre este. Todo estaba preparado para iniciar con la celebración, solo faltaba Norio, quien estaba tardando más de lo normal en el baño.
– Iré a ver si Norio está bien – Dice Shiroi mientras se levanta y se dirige al baño.
– ¿No… Norio? – Dice Takato con una suave voz.
– ¡Tío Takato! ¡Norio dice que él es mi tío Norio! – Dice Rem sentado junto a Takato – Pero eso no es cierto ¿verdad? Ya que Takato es el único hermano de mi mami.
Finalmente Shiroi trae consigo a Norio del baño, todo parecía estar en orden. Fue inevitable que las miradas de Norio y Takato se cruzaran, pero Takato simplemente aparto su mirada a otro lado mientras que Norio intentaba hacer lo mismo mientras fruncía el ceño.
– Ven aquí, amor – Dice Shiroi, extendiendo sus brazos en dirección a Rem.
El pequeño rápidamente se levanta del asiento junto a Takato se dirige hacia los brazos de su madre.
– Es hora de cortar el pastel. ¿Tienes algún deseo que pedir?
– ¡SI! – Dice Rem entusiasmado.
– Muy bien – Shiroi enciende la gran vela con forma de 3 sobre el pastel – cierra los ojos, piensa tu deseo y luego apagas las velas.
Entonces, el pequeño Rem cerró sus ojos, pensó su deseo y apago aquella bonita vela. Todos rápidamente comenzaron a aplaudir mientras al mismo tiempo decían “¡Feliz cumpleaños!”
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FIN DEL VOLUMEN I
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