– ¿Ya se siente mejor señor Shiroi? – Pregunta Norio, sentado en el sofá a la derecha de Shiroi.
Era tarde por la noche, Takato se encontraba en el sofá del frente durmiendo, en una posición no tan cómoda, pero lo suficiente para descansar. El pequeño Rem también se encontraba durmiendo, pero este dormía acurrucado a un lado de Shiroi, siendo envuelto por el brazo derecho de este y usando sus piernas como almohada. El hospital tenía una norma estricta de permitir solo una persona que acompañe al hospitalizado durante la noche, pero gracias a las influencias de Norio, se les fue permitido a todos quedarse junto a Shiroi esa noche.
– No te preocupes, ya me siento mejor – Responde el señor Shiroi.
– La doctora me lo ha contado todo, pero aún sigo sin entender muchas cosas – Continuo diciendo Norio – Señor Shiroi… ¿Desde cuándo está usted marcado? ¿Fue el padre de Rem? ¿Dónde está ese Alfa?
Las mismas preguntas que todos suelen hacerle cuando se enteran de la marca detrás de su cuello. Shiroi baja su mirada, y mira a su pequeño dormir como un bebe mientras acariciaba suavemente aquel alborotado cabello rubio con su mano. El rostro de Shiroi había perdido aquel rubor y ahora era pálido, su fiebre había disminuido y ya no sudaba como antes, aún continuaba sintiéndose débil y sin fuerzas para caminar por su cuenta, pero su condición había mejorado considerablemente. Shiroi se mantenía mirando a su pequeño niño dormir, mientras acariciaba su cabello y sonreía dulcemente.
– ¿Señor Shiroi? – Norio se mostraba impaciente por recibir una respuesta a sus preguntas.
– Todo lo que ocurrió en aquel entonces… Es una larga historia – Dijo Shiroi, dirigiendo su mirada hacia Norio – Pero hace unos años te prometí que te lo contaría todo ¿cierto?
– Si usted está dispuesto a contarme todo, yo estaré dispuesto a escuchar cada palabra de su historia, señor Shiroi. Siempre me he preguntado porque no habla de su pasado, sobre el padre de Rem, el nacimiento de Rem, la floristería… Ni siquiera recuerdo como lo conocí. ¿Es porque era muy pequeño? Solo recuerdo que adoraba irlo a visitar a la floristería cada día después de mis clases, pero en realidad, me acabo de dar cuenta que no sé nada de usted.
Norio se acerca aún más a Shiroi, mientras continuaba sentado en el sofá. Shiroi levanta lentamente su mano izquierda, la misma que está conectada a la vía intravenosa, y comienza a acariciar el rostro de Norio.
– Si… Eras muy pequeño en aquel entonces – Dijo Shiroi acariciando aquella suave y ruborizada mejilla – Es normal que no puedas recordarlo. Eras tan pequeño y siempre llorabas por todo, tus mejillas siempre estaban enrojecidas por todas las veces que tenías que secar tus lágrimas, tu nariz parecía la de un payaso también. Pero… mírate ahora, al final resultaste ser un gran Alfa. Ahora entiendo porque Takato tenía tanto miedo de ti.
– ¿Takato? – Norio reacciona y abre por completos sus ojos.
– Takato siempre ha sido extremadamente sensible con las feromonas. Se podría decir que, él tiene un poderoso olfato. Es capaz de percibir las feromonas de las personas y saber si son alfas betas u omegas, incluso si éstas no están en celo.
– ¿Quiere decir que Takato podía percibir mis feromonas de Alfa, incluso antes de que mi género fuera detectado por los exámenes? – Pregunto Norio, intrigado.
– Eso creo – Shiroi expresa y retira su mano del rostro de Norio – Takato, por ciertos motivos, le tiene pavor a los Alfas, es por eso que creo que él…
El señor Shiroi detiene su habla y guarda silencio mientras observa a Takato dormir en el sofá del frente. Su expresión mostraba un ceño fruncido que delataba el dolor y preocupación que Shiroi estaba sintiendo en ese momento.
– Señor Shiroi – Norio expresa – ¿Qué ocurrió con Takato? ¿Cuáles son esos motivos que usted menciono?
– Jaja – Shiroi ríe dulcemente – Siempre has sido un pequeño niño muy curioso. Pero, eso es algo que no me corresponde decir. Tal vez, algún día Takato decida decírtelo.
– No lo creo – Norio retrocede y recuesta su espalda sobre el sofá con fuerza – Takato me odia… Y creo que siempre lo hará.
– Hmg – Un suave gemido se escuchó provenir del pequeño Rem – Mami, mira mi dibujo mami.
Shiroi y Norio ríen silenciosamente al presenciar la graciosa escena del pequeño Rem balbuceando cosas mientras dormía. El niño luego de varios intentos finalmente se acurruca aún más, abrazaba fuertemente a Shiroi por las caderas y recostaba su rostro sobre el estómago del mismo. Hacia frio, así que Shiroi tomo parte de su cobija y cubrió hasta los hombros a su pequeño niño.
– Las cosas que te he contado hasta ahora son solo el comienzo – Relata Shiroi – a partir de ese punto, mi vida comenzó a girar en torno a aquella dulce esencia con olor a hermosas mariposas azules. Pero aquello era algo que no estaba en mis planes, así que hacia todo lo posible por evitarlo, a él y a todo lo que tuviese relación con él.
Finalmente el tiempo había trascurrido lo suficiente como para el que año escolar terminara. Me pareció una eternidad, pero lo había logrado, me había graduado. Falte a la ceremonia de graduación y todas las reuniones y festividades que el colegio había organizado. Ese tipo de cosas eran solo distracciones que retrasaban mis objetivos.
Aquel día, después de una semana de haber iniciado las vacaciones de navidad, fui al instituto para retirar mis papeles y el diploma. El colegio estaba bastante vacío pero aún había estudiantes rondando por los alrededores, algunos debido a sus actividades del club, otros debido a que pertenecen al comité de delegados y otros simplemente porque se encontraban asistiendo a sus clases complementarias debido a sus bajas calificaciones.
Retire mis papeles sin ningún inconveniente y rápidamente me quise dirigir hasta la biblioteca para aprovechar la situación y devolver algunos libros que había pedido prestados.
– ¡Hey! – Escuche un grito de una molesta voz familiar.
Roy, se encontraba al otro extremo del pasillo y a su derecha, aquella chica pelirroja. Ese era el único camino para ir a la biblioteca. Pero mientras esa pareja siguiera ahí, me sería imposible continuar.
– Atrápalo – Apenas y logre escucharla decir.
Yo rápidamente di media vuelta y corrí de ese lugar. No mire atrás en ningún momento, pero sabía que ese maldito Alfa se encontraba detrás de mí, persiguiéndome. Correr por los largos pasillos era inútil, al final siempre me vería a lo lejos y sabría qué camino estoy tomando. Entrar en alguna de las aulas era muy riesgoso, los salones de clases solo tienen una entrada, así que significaría quedar atrapado. Al entrar al pasillo y no verme al otro extremo, él sabría que entre en alguno de los salones, y sería cuestión de tiempo para ser encontrado. Era posible que aquella chica también me estuviese buscando, o incluso que haya ordenado a otros de sus perros falderos que me buscaran también.
En cualquier caso, me estaba agotando, las actividades físicas nunca fueron mi fuerte, y la condición física de Roy demostraba que para él era todo lo contrario. La situación me estaba superando. Seria atrapado por aquellos sujetos de nuevo.
– ¿De nuevo? – Pregunta Norio interrumpiendo el relato – ¿Usted fue capturado por ellos entes?
– así es – responde Shiroi – Pero… lamentablemente mis recuerdos no están del todo claros sobre ese momento. Es confuso y con muchas lagunas mentales. Lo poco que recuerdo de ese momento, es debido a que lo he vivido una y otra vez en mis pesadillas, pero siempre despierto en la misma parte… y ya no se distinguir del todo, lo que realmente sucedió y lo que es producto de la creatividad de mis pesadillas.
– Pero… ¿Está seguro de que aquello realmente paso?
– Estoy seguro… Recuerdo aquel día claramente. Jamás olvidare, la primera vez que pude ver sus ojos. Las lagunas mentales comenzaron en el momento en que inyectaron esa droga en mí.
– Señor Shiroi – La expresión de tristeza de Norio era notoria.
– No te preocupes… Mi pequeño niño llorón, eso es parte del pasado. Si quieres continuar escuchando mi historia, es importante que recuerdes que, aquello ya paso. Todo lo que te contare a partir de ahora, ya paso, y no podemos hacer nada para cambiarlo ¿Lo entiendes?
– Si – Norio baja su mirada, temeroso por lo que podría escuchar en esa historia.
– Debido a que me estaba quedando sin fuerzas – Continuo relatando Shiroi – Al doblar en aquel pasillo, decidí arriesgarme y esconderme en una de las aulas de clases de mi derecha.
Cerré la puerta rápidamente y puse una mesa de promedio como seguro. Lentamente camine en retroceso mientras me alejaba de la puerta y miraba fijamente por su pequeña ventana. Lo vi pasar, sus pasos eran rápidos y ruidosos, él estaba corriendo y se encontraba muy cerca de mí, apenas y me dio tiempo de entrar al aula sin ser visto, pero era cuestión de tiempo, sabía que al llegar al final del pasillo se daría cuenta de que yo no continúe por ahí y volverá para revisar los salones de clases. El viento soplaba fuerte detrás de mí, las ventanas estaban abiertas y las cortinas ondeaban sin cesar. No podía salir, porque probablemente Roy se encontraba rodeando el pasillo, me encontraba en el 3er piso, así que las ventanas no eran una opción. No sabía qué hacer, solo continúe retrocediendo sin dejar de ver aquella pequeña ventana, esperando el cercano momento en que Roy se asomara y me encontrara.
– ¿Quién eres? – Escuche.
Y rápidamente volteé mi mirada hacia mi izquierda. Reconocí su voz al instante, su matiz se había quedado grabada en mis pensamientos desde aquella vez que la escuche y jamás la olvidaría. Mi corazón dio un fuerte salto cuando mire en esa dirección.
Ahí estaba el, parado justo en frente de mí, su largo y alborotado cabello rubio se movía con el soplar del viento, al igual que su uniforme formal. Sobre el cuello de su camisa estaba aquel broche en forma de “I”. Su altura era incluso mayor a la que recordaba, tal vez porque en aquellas ocasiones siempre lo miraba desde una larga distancia. Sus hermosos ojos adormilados de color azul celeste eran definitivamente los mismos que había visto aquel día. Su rostro era lo más hermoso que había visto en toda mi vida, podía verlo y detallarlo perfectamente, observe su pálida piel, sus labios perfectamente dibujados, su nariz perfilada, su ceño fruncido probablemente a causa de la confusión. Mi corazón no paraba de latir fuertemente, tanto, que era muy difícil respirar. Mis sentidos comenzaron a enloquecer en el instante en que aquel gran grupo de mariposas azules emanaron de su cuerpo y volaron rápidamente hacia mí.
– *Mi celo definitivamente despertara con esto* – Pensé.
Mientras cubría fuertemente mi nariz creyendo en la ilusa hipótesis de que mi celo no despertaría si no olía aquellas dulces y brillantes feromonas azules. Pero era inútil, mi cuerpo estaba comenzando a presentar los típicos síntomas.
– ¡¿Dónde Estas maldito Omega?! – Roy gritaba desde el pasillo un tanto desesperado.
Mi reacción fue obvia, mire rápidamente hacia la ventana de la puerta pero no había nadie, sin embargo esa voz se escuchó muy cerca. Retrocedí un poco más hasta que choque con uno de los escritorios del salón de clases, fue torpe e imprudente de mi parte, pero mi cuerpo comenzaba a desobedecerme, el ruido que ese accidente hiso fue grande. Mire de nuevo hacia la ventana de la puerta y pude escuchar pasos acercarse rápidamente. Era él, definitivamente el ruido había atraído a Roy y finalmente seria encontrado en ese lamentable estado, él ni siquiera necesitaría una droga para debilitarme en esta ocasión, yo estaba en una perfecta bandeja de plata para él.
Mi mano fue sostenida y mi cuerpo fue jalado con fuerza hacia la izquierda. Aquel chico, que aún continuaba emanando sus fuertes feromonas me había tomado de la mano y llevado hasta un escritorio a la izquierda de la puerta del salón de clases. Me tomo de los hombros y con mucho cuidado delicadeza me ayudo a sentarme. Mi cuerpo era un desastre, pero aun así hice mi mayor esfuerzo y levanté mi mirada hacia él. Su rostro estaba tan cerca del mío, que a pesar de mi visión nublada, podía ver con claridad sus hermosos ojos azules mirándome fijamente.
– Tranquilo – Dijo él, mientras secaba el sudor de mi frente con sus manos – Debes calmarte un poco… De lo contrario él podría…
– ¿Quién anda ahí? – Roy grito de nuevo, pero esta vez desde el otro lado de la puerta.
Fuertes golpes se escuchaban debido a los empujones y patadas que Roy le estaba dando a la puerta, mientras continuaba gritando sin para.
– Shhh – Él me hace una señal para guardar silencio, posando su dedo índice sobre su boca.
Entonces se levanta colocando sus manos al frente, indicándome que me quedara donde estaba. Él camino hasta la puerta, retiró el escritorio que yo había puesto y abrió la puerta.
– ¿Qué mierda haces tú aquí? – Pregunta Roy.
– Estoy estudiando – Respondió él – A diferencia de ti, yo no quiero ser un idiota que tenga que repetir el año escolar.
– ¿Qué dijiste? Tú, maldito imbécil – Roy sonaba alterado.
– Deja de molestar – Lo interrumpe él – Quiero estar solo y seguir estudiando, así que lárgate.
Entonces, pone su mano sobre la perilla de la puerta he intenta cerrarla en la cara de Roy, pero este la vuelve a abrir por completo de una fuerte patada. Yo me encontraba justo a la izquierda de esos dos. Roy no podía verme y tal vez no tenía idea de que yo me encontraba tan cerca, mis feromonas apenas comenzaban a salir y el aroma no era perceptible aun, pero si Roy no se marchaba pronto, sería cuestión de tiempo para que mi aroma me delatara.
– Estoy buscando a alguien – Finalmente Roy lo dice – Es para Lum, ella lo está buscando. Es un Omega, de esta estatura, piel bronceada, ojos amarillos, cabello negro y usa un collar de cuero negro en su cuello. Era de tercer año.
– No he visto a nadie por aquí – responde el – Y si hubiera pasado por ese pasillo no lo habría notado, estoy intentando concentrarme y estudiar en serio, así que déjame solo.
Roy no dijo nada, aquello había sonado bastante convincente, pero no estaba seguro si sería suficiente para alejarlo de una vez por todas. Mientras tanto mi cuerpo se sentía cada vez más extraño, esta vez era diferente. Los impulsos los sentían más fuertes que antes, mi cuerpo hormigueaba por todas partes, podía sentir como aquellos lugares se humedecían y mis extremidades se dormían.
– *¿Talvez… es porque él está aquí, muy cerca de mí?* – Me preguntaba mientras intentaba controlarme lo mejor que podía.
Mis feromonas eran cada vez más fuertes. Mire a mi izquierda, y pude notar que su expresión había cambiado, sus mejillas se estaban ruborizando. Él tenía su mano cubriendo su nariz y su boca, tal vez para evitar oler mis feromonas, con la misma hipótesis que la mía. Mis feromonas ya habían llegado hasta él.
Yo no podía evitar sentir tristeza y dolor, al darme cuenta de lo desafortunado y problemático que había sido nuestro primer encuentro. Pero era lo que se esperaba, teniendo en cuenta la forma en que mi cuerpo reaccionaba al estar cerca de él.
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