Mi doc se ve nerviosa. La única vez que la vi así fue en la crisis de la gripe del murciélago. Por lo general lee los estudios antes, por lo cual sé que algo no va bien. “-¿Cómo está Frau Be?” Que me hable en español después de dos años hablando alemán me asusta todavía más.
-Frau Be, los resultados indican que está esperando un bebe. ¿Es esto posible?
Le lanzo una carcajada histérica. Ella sabe que no, que no es posible. Genial, ahora en vez de trombosis es un tumor en el útero. Llama al laboratorio, pero dicen que no hay error porque los otros dos tests que retiraron de este consultorio eran de hombres. Lo que odio de visitar doctores: otra vez a sacarme sangre y a hacerme una ecografía. La eterna danza del paciente por los profesionales buscando el error.
-¿Qué debería decirle a mi pareja?
-Pues la verdad, que repetiremos los estudios para ver qué es lo que sucede. ¿Quiere hacerla pasar para que le muestre los estudios?
No me gusta la idea, pero conociéndola, prefiero que le haga las mil y una preguntas a ella que a mí y que me quede todavía más consternada y asustada de lo que estoy.
Mi pareja pasa y se quedan hablando entre las dos una mezcla de alemán inglés y castellano que suma al mareo nebuloso de mi mente. Entremedio de esas sombras escucho “quiste benigno”. Pero soy exagerada y pienso en un tumor supernovo descuartizante. No puedo evitarlo.
Mientras tanta palabrería, logró conseguir un turno para la semana que viene para la ecografía. Es muy difícil conseguir un espacio con la gine en una ciudad tan pequeña y el último recurso para una atención rápida es que llame la doc de cabecera.
Comments (0)
See all