–Voy tarde, voy tarde –repetía el chico mientras caminaba con prisa.
Mateo había llegado tarde esta vez, no era su culpa, su hermano menor no quería ir a clases, tuvo que sacarlo de la cama arrastrando, fue todo un caos, iba tan apurado que terminó chocando con alguien.
Simplemente salió corriendo de allí después de ayudarlo y disculparse, estaba tarde y tenia que llegar a clases o le iría mal.
Aquel chico de ojos azules acomodo sus lentes, viendo como aquel chico se iba como alma que lleva el diablo, ahora entendía la razón por la que no había una flor en su lugar al llegar.
Soltó una pequeña risita al ver al chico muy apurado, aún no era muy tarde realmente, las clases aun no comenzaban.
Se dirigió al baño, fueron cuestión de segundos para que regresará a su salón, grande fue su sorpresa al ver un girasol pequeño sobre su libreta de dibujos, así que esa era la razón por la que estaba tan apurado.
Sus mejillas se sonrojaron, tomo el pequeño girasol y aspiro su aroma, amaba los girasoles, tenía montones de dibujos de ellos, sentía como su corazón latia con fuerza, le gustaba la sensación que sentía cuando recibía una flor de aquel chico.
–Gracias –susurro en voz baja con una sonrisita en su rostro.
Ocupo su lugar y comenzó a dibujar aquella flor que tenía en sus manos, al igual que al chico que la había dejado allí.
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