El sonido de la música lo despertó de su sueño. Un hombre de tez blanca, con cabello largo canoso junto a una barba igual de larga, llevando harapos antes que ropas y un cartel enorme que decía “ARREPIÉNTETE PECADOR, EL FIN DEL MUNDO ESTA CERCA” se levantó del suelo viendo como algunas pandillas se dirigían a un determinado lugar para iniciar sus habituales enfrentamientos sin sentido. Con un gruñido de enojo, tomó la campana iniciando su recorrido habitual por las calles de la ciudad de Los Ángeles gritando
- ¡El final está cerca! ¡Arrepiéntanse! ¡El final está cerca, los Jinetes ya vienen! ¡Los jinetes ya vienen!
Caminando sin ningún destino fijo, aquel profeta loco, siguió gritando sus incongruencias mientras las personas lo ignoraban o solo se reían de él a sus espaldas.
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