-¿Qué es eso de la fiesta que le dijiste a la médica? ¡Estuvimos encerradas desde febrero!
-Fue lo primero que se me ocurrió.
-¿Qué querés decir con eso?
-No hay padre.
-¿Desde cuándo me engañás? ¿Y ni siquiera te acordás el nombre del gil?
-¿¡No me estás escuchando!? ¡EL PADRE NO EXISTE!
-Ok, calma, calma. Entiendo que puedas haber tenido una aventurita, pero de ahí a decir una fiesta… ¿Y cómo es que pasó esto? ¿Ni siquiera te cuidaste?
-¿Me estás cargando? ¿En qué momento me iba a coger a alguien en medio de la cuarentena?
-No se… cuando salías al supermercado por ejemplo. ¿Me vas a decir que fue el espíritu santo?
-…
-A ver, en serio, no me voy a enojar, ni te voy a dejar si decidiste divertirte con alguien. Son tiempos complicados y lo entiendo. Pero necesito, NE-CE-SI-TO que me digas la verdad, cualquiera que sea, por más dolorosa que sea.
-Ya te lo dije y no me estás entendiendo. Ambas sabemos que el espíritu santo no existe ¿Verdad?
-Verdad.
-¿Te acordás de ese capítulo de House donde le decía a una mujer que estaba embarazada sin padre sólo para que él gane una apuesta?
-¿De qué me estás hablando?
-Partenogénesis.
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