Mateo y Oliver llevaban ya una semana pasando la hora de descanso juntos, el castaño también siempre lo acompañaba mientras esperaba a que alguno de sus papás lo fueran a buscar, tan poco tiempo y ambos ya se estaban encariñando.
Los dos chicos siempre están en su mundo, sin darse cuenta de que cierto chico los espiaba, Carven era todo un acosador, con una cámara en mano y pasando desapercibido de cualquier persona.
Nadie sabía de su pequeña obsesión con las parejas de chicos o chicas, era algo que ocultaba muy bien, claro excepto por aquel chico que sabía todo de él.
–¿Carven?
Ahogo un chillido al ser asustado, volteo a ver quien lo había asustado, frunció el ceño al no reconocer el chico ¿como es que ese chico lo conocía? Bah, aunque el no conocíera a muchas personas, las personas si lo conocerían a él.
–¿Quien eres? –pregunto confundido.
–¿Okey? –ladeo la cabeza.
Miro al chico atentamente, era más bajo que él, su pelo estaba teñido de un color rosa y sus ojos eran grises, tenía que admitir que era un chico lindo.
–¿Por que estas acosando a tu amigo y su novio? –ladeo la cabeza, quitando la cámara del chico.
–¡Hey! Devuélveme eso –intento quitarle la cámara al chico.
–Pensé que tu obsesión con el amor gay era algo que mantenías muy oculto –ladea la cabeza, mirando las fotos que el chico había tomado.
–¡Ni siquiera Mateo sabe eso! –chillo intentado quitarle la cámara.
Tropezó con una rama al intengar quitarle la cámara, cayó sobre el chico quedando muy cerca, podía ver mejor sus ojos, eran realmente bonitos.
–Tú... Pequeño acosador –le quito la cámara y se levanto, huyendo de allí.
Sus mejillas estaban rojas y su corazón estaba acelerado.
No podía con la emoción, tal vez su amor con aquel chico pueda ser posible.
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