Al abrir los ojos, lo primero que vio fue su sonrisa, ella se aterrorizaría y se apartaría casi de inmediato eso lo recordaría con pesar; pero aquella sonrisa cariñosa seria lo primero que vería y lo que siempre apreciaría de él. Siendo la primera vez que conocía a un humano, aunque había oído relatos de ellos en el pasado, Zefarin dio un grito de horror e incluso se aparto unos centímetros del muchacho; pero su risa fue lo que hizo que se mantuviese en ese lugar en lugar de huir de allí. Aunque Zefarin no era la clase de Yukí que huía de las confrontaciones. Manteniéndose a una distancia prudente del muchacho, Zefarin, le preguntó
- ¡¿Donde estoy, quien eres tú?!
Billy la vio apartarse y, al percatarse de que dio un salto que hizo mover su redondo cuerpo como si fuese una pelota de playa, comenzó a reír a carcajadas debido a lo gracioso de la situación. La criatura le habló de un modo estridente, solo que Billy escuchó preguntarle
- ¡¿Yutani, Okorito?!
- ¿Qué dijiste?- le preguntó Billy intentando contener su risa sin mucho éxito
- ¿Nani?- preguntó Zefarin sorprendida al ver que el humano le había hecho una pregunta que ella misma no pudo entender
- ¿Qué significa eso?- rió Billy al no poder comprender las palabras de Zefarin
Era otro lenguaje, no tardo tiempo en averiguarlo y menos en comprender la gravedad del problema en el que estaba. Largando un suspiro de pesar, Zefarin, intentó comunicarse por medio de señas con Billy quien, al entender lo que aquella Yukí intentaba hacer, exclamó
- ¡Wow! ¡cool! hablas por medio de señas, igual que en las aventuras de Selene en la serie de Ángel- la criatura lo miró confundido y Billy se disculpó rascándose la cabeza explicándole- es una serie de televisión basada en los libros de Héctor Standford, son como cuatro libros; pero en Japón han querido hacer toda una serie de Televisión en base a ello y… oh si cierto, no entiendes mis palabras. Lo siento
Sentía que perdía el tiempo intentando hacerse entender. El Humano no podía seguir sus intentos de comunicación y continuaba diciendo cosas inentendibles para ella, aparte de ello, sus amigos estaban en peligro. No podía quedarse allí jugando a las adivinanzas, haciendo un gesto de negación con su rostro, Zefarin emprendió la retirada.
- ¿Oye que sucede? ¿a donde vas?- le preguntó Billy, al ver que aquella simpática criatura se retiraba sin responderle nada, sintió de nuevo esa inquietud y ese odio interno que siempre lo seguía cuando no podía comunicarse bien con los demás o solo hacia el ridículo al decir algo estúpido y fuera de tono. Desanimado, susurró- si, lo entiendo, hasta para las criaturas mágicas soy inaguantable
¿Acaso se podía ser tan mediocre? Se preguntaba Billy a sí mismo sintiéndose enojado. Recordaba haber visto "E.T." por televisión los otros días y a pesar de que no le convencía del todo la trama de la película, la magia que dicho filme desprendía en las emociones que los personajes mostraban si lo impresionó lo suficiente como para poder creer que algún día tendría un amigo igual de especial que el Extraterrestre de la película. Incluso recordaba haberla visto por primera vez junto a su madre en el cine cuando era más pequeño, uno o dos años antes de que el maldito cáncer apareciera para matarla. Ahora que por fin encontraba una criatura amistosa y agradable con la cual poder compartir su vida, la terminaba cagando una vez más. Su modo de vida solitario solía tener como consecuencia el no saber comunicarse demasiado con los demás, no saber socializar de forma correcta y siempre meter la pata en situaciones delicadas. La criatura podría estar perdida o alejada de su hogar como lo estuvo el Extraterrestre del filme y él, en lugar de intentar ayudarla tratando de entender sus gestos, solo decía estupideces sin sentido que empeoraba la situación de aquel ser. Furioso, se alejó un poco colocándose las manos en los bolsillos y retirándose del lugar. Seguramente algún muchacho más astuto que él le daría la mano que necesitaba, si se quedaba a su lado era posible que lo capturarían antes de tiempo. No valía la pena siquiera intentar convencerlo, aparte de que esas hamburguesas no se comprarían solas
- ¿Ziraquito?- le preguntó la criatura a sus espaldas. Billy se dio vuelta y vio que el Zafiro, que se encontraba en el centro de su cuerpo, estaba brillando de forma tenue, como si percibiese algo, la sonrisa amistosa, e incluso tierna, de aquel ser le hizo entender lo que le había preguntado: quería saber si se encontraba bien
Quizás no valiera la pena; pero de todos modos con negar con la cabeza fue más que suficiente para hacerse entender. La criatura se acercó a él tomando su mano con su pata redonda con cuatro dedos esponjosos, haciéndole unas señas, Billy creyó entender que sucedía: le preguntaba qué era lo que lo tenía triste y él no sabía cómo decirle que no lo entendería. Viendo que las personas se acercaban más a la playa, decidió señalarse y después señalarla a ella, acto seguido, señaló su bicicleta. Finalizó señalando la ciudad, el mensaje era claro para Zefarin: le preguntaba si deseaba acompañarlo.
El Zafiro de las emociones inició su destello cuando el muchacho humano se sintió mal. Era una tristeza muy profunda la que Zefarin intuía por medio de su Zafiro emocional. Algo no estaba bien con ese muchacho, para nada bien. Sabia de su misión; pero… tenia la fe en que su equipo podría salir ileso de aquel riesgo, sin embargo esa angustia tan profunda solo era la que tenían los Yukí que atravesaban un infierno en vida. Acercándose a él le preguntó si se encontraba bien y él, en respuesta, le pidió que lo acompañase, con una sonrisa tierna, Zefarin asintió con la parte de su rostro.
Subiéndose a la bicicleta, Billy, tomó a Zefarin con su manos colocándola delante suyo y empezó a pedalear. Sabía que callejones usar dentro de la ciudad de Miami en donde no verían a su amiga antes de poder llegar a casa dentro de la zona más humilde de la ciudad.
Ambos, sin saberlo, se habían vuelto muy buenos amigos.
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