Aquel cataclismo fue tan terrible que terminó por separar a los cuatro sectores en cuatro tribus que deambularían por todo el mundo hasta que estas formarían naciones nuevas y con dichas naciones también nacerían otras sub naciones que buscarían su propia independencia; pero no todos los amigos, o familia, fueron separados injustamente en aquel cataclismo. Hubo muchas amistades que sobrevivieron siendo las de Dobertio, Jetaran, Zaratini, Mirai, Dokai, Jianger, Tyurant y Dobertio las más importantes porque serian las bases para el nacimiento y fundación de Yume.
La explosión del Monte Yuki lo tomó por sorpresa. Dobertio se encontraba cerca de Jetaran quien intentaba ir a donde estaban sus hermanitas quienes en su pánico no podían levantarse siquiera para poder caminar hasta donde se encontraba su hermano mayor quien tampoco podía acercarse a ellas debido a la fuerza de la corriente.
- ¡Tomen mi mano!- gritaba Jetaran, un Yuki con un Zafiro y unos ojos de color verde, su Zafiro empezó a brillar sintiendo no solo el terror de sus hermanas sino también de todas las presentes que se encontraban viendo como el protector Monte Yuki estaba muriendo delante de sus propios ojos. Largando un fuerte grito, Jetaran, exclamó- ¡por los Colores Primordiales! ¡tomen mi mano, ahora!
- Jetaran, date prisa- le pedía Dobertio, sujetando con fuerzas la mano de su amigo cuando el monte explotó
La explosión los tomó por sorpresa. Ambos miraron como la roca incandescente caía del cielo, golpeando el bosque que los rodeaba asustando a los animales que podía haber cerca. Una bandada de Gaviotas salió volando delante de ellos. La roca incandescente obligó a Dobertio, aun con todo su pesar, a jalar de la pata de Jetaran sacándola del agua. El sonido de la roca incandescente al caer era aterrador, Dobertio sentía como si el mismo cielo cayera debajo de su propia cabeza. Una enorme roca aterrizó en donde estaban su madre y su padre junto con varios Yukis qué iniciaron una frenética huida aumentando aun más el caos que se estaba desatando delante de ellos.
- ¡Suéltame Dobertio! ¡debo ir por mis hermanitas!- gritó Jetaran aterrado viendo como las pequeñas lloraban y gritaban de horror al ver aquel cataclismo delante de ellas- ¡suéltame!
- ¡No… no puedo!- gemía Dobertio intentando recomponerse sin éxito alguno- ¡si… lo hago… podrías morir!
- ¡Hijo de…!- exclamó furioso Jetaran continuando con su forcejeo que finalizó al ver como una roca incandescente caía a donde ambos estaban- ¡oh no!
Jetaran cerró sus ojos; pero Dobertio solo se quedó paralizado viendo su final acercarse. La roca debía estar a unos centímetros de él cuando una Yuki, con un Zafiro muy resplandeciente, apareció delante suyo. Dando un salto atlético, golpeó la roca con un enorme mazo proveniente de su poder. El mazo movió la roca a un costado aterrizando cerca de donde Dobertio se encontraba. La Yuki aterrizó en el césped y viendo a ambos Yukis, que estaban sorprendidos y aterrados a la vez, exclamó
- ¡¿Se encuentran bien?!
- S…si… gracias- le dijo Dobertio anonadado e impresionado ante tal acción heroica
- ¡Mis… mis hermanas!- le gritó Jetaran- ¡ellas están en…!
Pero era tarde, la corriente se las había llevado. Otros Yukis también estaban en el agua, por voluntad propia antes que por accidente, creyendo que el naciente fuego del incendio forestal no los tocaría.
- ¡Tenemos que salir de aquí, ahora!- exclamó la Yuki viendo que no había otra opción excepto la huida
- Mis… mis hermanas- balbuceaba Jetaran derramando abundantes lagrimas de dolor
- Ya es tarde para ellas… lo siento- se lamentó aquella Yuki negando con la cabeza, Jetaran largó a llorar. Dobertio también comenzó a llorar al ver como su propio hogar junto con el cuerpo de su madre y padre ardían debido al fuego de aquellas rocas que caían del cielo
Sin embargo el lamento no duró demasiado porque la montaña empezó a largar aquel liquido rojo que se movia a una gran velocidad, comenzando en el pico y llegando al suelo deteniéndose en el agua de momento; pero arrasando con la vegetación que encontraba.
Moviéndose con rapidez, la Yuki, tomó de las patas a los dos machos y emprendió la huida gritando
- ¡Tenemos que irnos ahora o nosotras también moriremos en este lugar!
La lava no tardó en tomar el río con una velocidad tan grande que los Yukis que estaban dentro del agua no tuvieron tiempo de salir, muriendo calcinados en los que ellas creían que sería su salvación.
Los alaridos de agonía y dolor de aquellas pobres Yukis perseguiría de por vida a Dobertio, al punto de que tendría pesadillas de vez en cuando con aquellas imágenes de sus antiguas amigas gritando mientras la lava quemaba sus cuerpos. Ni siquiera la magia de sus Zafiros podía mantener aquel magma rojo alejado de ellas por mucho tiempo.
El terremoto no se hizo esperar, la Yuki sabía que no era el momento de caer al suelo, sin perder tiempo redirigió su zafiro a donde estaba el suelo y, con un grito, largó una ráfaga tan fuerte que los hizo volar a los tres al cielo, aterrizando en una pequeña zona donde la lava no llegaba logrando así salvar sus vidas.
Viendo el valle que fue su hogar morir, Dobertio largó a llorar, su amigo lo acompañó en su llanto mientras que su heroína se colocaba cerca de ellos para consolarlas. En su mirada también se veía el pesar; pero mantenía su dureza para que aquellos indefensos machos no se sintieran solos. Una vez que el cataclismo terminó, Dobertio le preguntó a su salvadora
- Gracias… por todo lo que… hiciste por… nosotros… eres nuestra heroína ¿Cómo te llamas?
- Solo hice lo que cualquier Yuki habría hecho en una situación como esta- mirando con cariño a Dobertio, ella se presentó- mi nombre es Jianger, una de las cazadoras más experimentadas del valle… aunque algo me dice que ya habías oído hablar de mi
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