Desde que logro recordar en mi vida sólo he tenido un deseo y es poder estar junto a él, junto a Gualle, servir a él, pero sé cuál es mi lugar y siempre sabía que por más que lo deseará yo no podía ser la persona que estuviera a su lado por toda la eternidad. Sin embargo esta vez las cosas han sido diferentes y alguien más nos ha invocado a su mando alguien que no es “Gualle” al principio no entendía qué era lo que estaba sucediendo, pero por mi mente ese deseo reprimido de poseer a Gualle comenzó cada vez más a llenarme y entendí que tal vez esta vez podría hacer lo que tanto deseaba. Poseer el cuerpo y amor de aquel a quien siempre he visto de lejos. Sin embargo cuando me enteré que su cuerpo de este periodo aún no recordaba su deber, sabía que debía hacer lo posible por hacer que despertara; sin embargo el plan de lo demás era otro. No podía permitirlo, esta vez, él sería mío.

Desde lejos podía observar cómo ese sujeto perdía la compostura al ver como Gualle y Zone se habían reunido. Si algo odiaba más que nada en toda mi existencia era a estos dos, Helgoni y Qokugal junto con esa extraña relación que mantenían.

—¡No puede ser ¿por qué están juntos?! — Dijo Qokugal con una voz llena de ira. El deber principal de estos dos era evitar la reunión de esos dos, para evitar el despertar, enviaran a los dos más fuertes a atacar esta ciudad con la intención de asesinarlos; sin embargo, no siempre se gana con fuerza.

—¿Acaso será inevitable la formación del Funzoxi? — Preguntó Helgoni acercándose a tranquilizar a Qokugal con un abrazo—. Creo que aún podemos interferir—.Le dio un beso en la mejilla. Ver a dos chicos tan musculosos y enormes como ellos en un principio me parecía raro, pero al final me di cuenta de que sólo los juzgaba, o más bien envidiaba que ellos dos se tuviera el uno al otro.

— ¡Maldita sea, no los dejaré! — Escuché exclamar a Qokugal con furia y decidí finalmente aparecer, di un brinco rápido para interferir en su camino.

—Creo, que su plan no funcionará—.Al verme se quedaron completamente inmóviles y en silencio.

—Ya veo, así que fuiste tú el que hizo que se encontraran—. Acusó de inmediato Qokugal tras eso.

—A pesar de que mandé a mis Enuzzih—. Dijo Helgoni poco después. Su voz y semblante siempre era tranquilo, era una de sus características especiales, nunca lo he visto enojarse y creo que justamente eso es lo que hace complementarse tan bien con Qokugal.

—Bueno no fue tan difícil lidiar con ellos—. Dije con un tono burlón. De pronto una fuerte ventisca se sintió en el lugar agitando todos los árboles. No sabía si fue obra de Helgoni, pero cómo amaría verlo alguna vez molesto.

— ¿De qué te burlas aneni? — Qokugal gritó. Cómo odiaba que usaran esa expresión conmigo. Su significado condescendiente y jerárquico. Sólo podía ver como se acercaba cada vez más hacia mí con su cuerpo musculoso y alto, podía notarse una clara diferencia entre él y yo — Tú que tienes un poder muy similar al de un Hegazuga.

— ¿Quieres comprobar mi poder? — Al momento de decir eso y con toda mi ira concentrada en uno de mis puños traté de golpearlo, pero antes de siquiera dejar salir mi fuerza sentí algo golpeándome fuertemente en el estómago que me aventó contra un árbol que se terminó partiendo por el impacto tan fuerte. Era obvio que jamás podría darle un golpe a Qokugal, no mientras Helgoni estuviera aquí. Me molestaba demasiado no sólo que interfiriera sino el cómo hacia todo con una sonrisa tan calmada; a pesar de que físicamente su cuerpo era como el de Qokugal su semblante tranquilo y su largo pelo blanco le daban una apariencia menos intimidante.

—Conoce tu lugar aneni—. Dijo Helgoni con un tono de voz extraño. Aunque no le di ya mucha importancia. No podía seguir soportando esto.

— is, lab wa za gualle weña az kiwal kele exeyel xun ñu anañuti— Recite el conjuro que me permitía pelear a la par con ellos. Ya no importaba más. Sin embargo de pronto sentí desvanecerme, parecía que alguien más había llegado al lugar pero mis ojos se cerraron por completo antes de poder ver bien quién era. Aunque creo saber quién era.