Mateo se encontraba bajo aquel árbol, junto al chico de ojos azules, el más bajo tenía la cabeza recargada en el hombro del chico más alto, mientras este le hacía mimos, ambos adoraban pasar tiempo juntos y siempre que estaban juntos se perdían en su propio mundo.
Ambos estaban enamorados, pero ninguno había dicho sus sentimientos al otro, aún así les gustaba estar en su propio mundo solo ellos dos y nadie más.
Hubieran seguido en su mundo, de no ser por aquel rubio que estaba gritando mientras huía del chico de pelo rosa.
–¡Mati, me acosan! –lloriqueo metiéndose en medio de ambos chicos, arruinando la paz y tranquilidad.
Oliver se cruzo de brazos, el chico había arruinado su momento con el castaño, no odiaba al chico, era bueno pero le molestaba cuando llegaba sin decir nada arruinando su paz.
–Carven... –se quejo el castaño, adoraba a su amigo, pero a veces solía ser un poco molesto.
–Ese chico no me deja en paz –señala al pelirosa que estaba a unos cuantos pasos de él.
–¡Oh vamos! –suspiró.
No era la primera vez que venía huyendo de ese chico, desde el año pasado había estado detrás de él; Alex. El acosador personal de su amigo, era un buen chico (descartando lo acosador que podía ser), había hablado un par de veces con él, aunque sólo haya sido para conseguir información del rubio.
Mateo se alejo de ambos chicos como pudo, tomo a Oliver del brazo para salir de allí, querían estar en su mundo de nuevo o al menos alejarse de aquel par, cualquiera de las dos estaba bien para él.
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